¡BIENVENIDO(A)
“NO SEAS AMBICIOSO”
Zenair Brito Caballero
Desde el principio de las discusiones (es mejor decirlo así, porque suena a generalidades, y a un poco de despreocupación hacia la filosofía), el hombre y la mujer suelen sostener que el dinero da la felicidad. Y existen otros, los de la vereda de enfrente, que son más radicales aún, y aseguran que el dinero es “todo” en este mundo. Muchos, teniéndose a sí mismos por cautos, prudentes y sensatos, opinan que el dinero ayuda, a través de su buen uso, y de su mérito indiscutible, a llevar una vida más cómoda y más relajada. El dinero libera de los pesares que caen sobre las espaldas de los pobres, de los miserables. Yo creo que el dinero ayuda. ¡Y cuánto! ¡Y cómo! ¡Y cuán oportunamente! Por dinero, y por un poco de muchas cosas que prefiero no nombrar, yo he trabajado desde muy joven. Pero siempre temo a quedar pobre ante la situación que vive nuestro país, y ansío, como el resto de los mortales, juntar una suma de billetes importantes, para pasar dignamente los últimos años de mi vejez. No digo yo que vivo en estrechez, pero parece que sí, a veces, pues a menudo me encuentro pensando qué compraré hoy, y con qué dinero, y pensando en esto, las ideas que pudieran poblar con felicidad mi mente se fugan por un orificio de mi cabeza. La pobreza deshonra, a veces, al hombre. Le quita el buen semblante al ser humano. Castigo es la pobreza. Ella deja llagas, y multiplica la miseria, como si esta, de por sí sola, ya no fuera suficiente mal. Cuántos individuos hay que no teniendo dinero con que sustentar a su familia se ven arrastrados, en un momento de desesperación, a cometer delitos de cualquier naturaleza. Claro que también hay pobres felices, que encuentran en la simpleza de su vida franciscana, motivos suficientes para despertar con buen semblante, pues no conocen más que las razones de un pasar campechano, sin lujos ni ostentaciones. Así, a la tapera con sus ranchos, sus hojalatas, sus gallinas, sus pollos y sus geranios se han acostumbrado desde niños (as). Y duermen el sueño de los justos, y están siempre de ánimo para charlar sobre las posibilidades de una lluvia o un aguacero. Quien quiera oír, que oiga: Bueno es el dinero. Ambrosía, florecimiento del talento que Dios nos ha dado, luz que corona la frente del trabajador honesto, perla sobre perla que guardamos en el cofre familiar para que nuestra descendencia no pase privaciones ni sea motivo de deshonra para nuestro apellido. Busca, sin prisa y sin pausa, el modo o la manera de ser una persona que tiene siempre en la cartera los billetes para pagar los impuestos y saldar cualquier deuda. Ya lo sabes: Hay que dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. No seas ambicioso. Simplemente gana el pan con el sudor de tu frente, y que esa ganancia mantenga en estado de tranquilidad tu corazón y te alcance para dar oportunidades de progreso a tu familia. Malditos los que roban a los trabajadores. Sobre sus cabezas debe caer la ira de Dios. Malditos los que arrastran al pueblo a la pobreza. ¿Cuántas personas, en nuestro país, pasan hambre?. Dios guarde tus pasos. Dios te dé sabiduría para administrar tus bienes de modo que se multipliquen y practiques la caridad. Y creo que eso es todo. britozenair@gmail.com
“No sucumbas por debilidad”
Zenair Brito Caballero
Cuando comienza el viaje van apareciendo las sorpresas, las hay de todo estilo y por eso es conveniente prepararse para manejar, con equilibrio, cada reto. Se yerra y se acierta: lo importante es aprender. Nunca pierdas el norte, no deseches tus sueños ni mucho menos los cambies dejándote inducir por otra música que no es la tuya. No sucumbas por debilidad. Siempre, a través del camino, habrá estaciones para tomar nuevo aire y reconfortar al espíritu. Encontrarás seres bondadosos, justos y rectos, con los cuales no tendrás mayores dificultades, y es con ellos con quienes deberías intentar permanecer más unido. Las personas que se centran en construir, a través del amor, no malgastan su tiempo en bajezas. También, te encontrarás con seres oscuros, de negativos sentimientos, envidiosas miradas, nefastos rencores: muy peligroso para el equilibrio pues te pueden invadir en momentos de debilidad y ponerte a su merced: no dejes que la indignación, que acompaña a la injusticia que soportarás en ocasiones, haga carrera en tu alma hasta el punto de rebajarte al mismo nivel de quienes agreden. El malestar y la molestia que ellos lograrían despertar en tu corazón podrían llevarte a perder tiempo y calidad en el proceso de tu viaje logrando distraerte en confrontaciones, muchas veces dirigidas a desestabilizarte. No intentes cambiar a nadie, cambia tú amorosamente sin negociar los principios. No intentes ganar simpatías o pagar favores a través de injusticias. La vida no restituye el tiempo perdido y por eso, si no vas fortaleciendo tu espíritu y aprendiendo a medida que creces, puedes arriesgarte a quedar atrapado en metas inútiles y parásitas para tus sueños, para tus logros. No seas juez de nadie, no te confabules, no cobres deudas ajenas, no planees daños ni venganzas. Y si lo hacen contra ti, mantén la cordura. Recuerda: “cuando los dioses te quieren destruir, primero te enfurecen”. Es ahí donde quedará a prueba quien eres hoy en realidad y que has aprendido; que tan vulnerable sigues siendo, que tanto has crecido. Solo quien realmente te ama, se alegra con tus éxitos o lamenta tus errores sin tratar de sacar partido de ellos en ningún sentido. No existe nadie que no se equivoque, sólo basta con saberlo para entender que solo hay un Dios y ese no eres tú ni tu prójimo. No le vendas tu alma a nadie. No desees que otros sucumban pues eso supondría que te dejaste confundir con músicas profanas a tu inicial proyecto de vida, además de alimentar con malos sentimientos a tu corazón y así desestabilizar tu armonía. Si debes defenderte, hazlo con la altura y madurez de tus calidades y con toda la contundencia que la verdad de tus argumentos te prodigue. Y aprende a perdonar, o al menos a intentar entender que motivos hubo en otros corazones. Trata de apartar sentimientos de odio o rencor y entiende que las sorpresas que van apareciendo en el viaje son lecciones que de ti depende asimilar o desechar. Entre más equilibrio hayas logrado, más justo hayas sido, más bondad hayas proyectado; más paz y felicidad llegarán con tu cosecha. britozenair@gmail.com
¿QUIÉN ERES HACE LA DIFERENCIA?
Zenair Brito Caballero
Hoy compartiré con mis lectores una historia que aspiro los motive a replantearse sus vidas y a darse cuenta si realmente están actuando como buenos papás, porque muchas veces hacemos cosas sin medir las consecuencias o el daño que le generamos a nuestra propia familia. Resulta que una maestra decidió honrar a cada uno de los estudiantes que estaban a punto de graduarse de bachilleres diciéndoles la diferencia que había marcado cada uno de ellos. Ella llamó a cada uno de los muchachos al frente de la clase. Primero, les dijo como ellos habían hecho diferencia en la vida de ella, y en la clase. Luego les colocó una cinta azul, impresa con letras doradas, la cual leía, “quien soy hace diferencia.” Después de todo, la maestra decidió hacer un proyecto para la clase, para ver qué impacto tendría el reconocimiento en una comunidad y les dio a cada uno de los estudiantes tres cintas azules, instruyéndoles para que fueran y extendieran esta ceremonia de reconocimiento. Luego ellos debían seguir los resultados, ver quién honró a quién, brindando finalmente el reporte a la clase en una semana. Uno de los muchachos de la clase fue donde un joven ejecutivo en una industria cercana, y lo honró por ayudarle con la planeación de su carrera. Él le dio una cinta azul, y la puso en su camisa. Luego le dio las dos cintas extras y le dijo, “estamos haciendo un proyecto de clase en... “reconocimiento”, nos gustaría que usted encontrara a alguien a quién honrar y le dé una cinta azul. Más tarde, el joven ejecutivo fue a ver a su jefe, quien tenía una reputación de ser una persona amargada. Le dijo que él lo admiraba profundamente por ser un genio creativo. El jefe pareció estar muy sorprendido. El joven ejecutivo le preguntó si el aceptaría el regalo de la cinta azul, y si le daba permiso de ponerla en su camisa. El jefe dijo, “bueno, ¡claro!” El joven tomó una de las cintas azules y la puso en la chaqueta de su jefe, sobre su corazón. Y él le preguntó, ofreciéndole la última cinta, “¿Podría tomar esta cinta extra, y pasarla honrando a alguien más?” El muchacho que me dio estas cintas está haciendo un proyecto en la clase, y queremos continuar esta ceremonia de reconocimiento y ver como esta afecta a la gente. Esa noche, el jefe llegó a su casa y se sentó con su hijo de 14 años. Dijo, “hoy me pasó algo increíble”, estaba en mi oficina, y uno de mis empleados vino y me dijo que él me admiraba, y me dio una cinta azul por ser un genio creativo. ¡Imagínese! ¡Él piensa que yo soy un genio creativo! Luego él me puso una cinta azul que dice, “quien soy hace diferencia.” Me dio una cinta extra y me pidió que encontrara a alguien más a quien honrar. Cuando estaba manejando a casa, pensé acerca de a quién podría honrar con esta cinta, y me acordé de ti. Quiero honrarte hijo. Mis días son agitados y cuando vengo a casa, no te pongo mucha atención. Te grito por no tener buenas notas y por el desorden en tu cuarto. De alguna forma, esta noche, solo quería sentarme aquí y hacerte saber que haces la diferencia en mi vida. Junto con tu madre, eres la persona más importante en mi vida... eres un gran muchacho y te amo…El muchacho sorprendido empezó a llorar y llorar, sin poder parar de sollozar. Todo su cuerpo temblaba. Miró a su padre y entre lágrimas dijo, “papá, hace un rato me senté en mi habitación y escribí una carta para ti y mamá, explicando porque me había quitado mi vida, y les pedía que me perdonaran”. Sí, me iba a suicidar esta noche después de que ustedes estuvieran dormidos. Yo no pensé que a ustedes les importaba. La carta está arriba. Creo que no la voy a necesitar después de todo… Su padre subió al segundo piso y encontró una carta sincera llena de angustia y dolor. El jefe regresó al trabajo como un hombre cambiado. No estaba amargado, pero se aseguró de hacerle saber a todos sus empleados que ellos hacen diferencia. El joven ejecutivo ayudó a muchos otros jóvenes con la planeación de sus carreras, uno de ellos era el hijo del jefe, y nunca olvidó de hacerles saber que ellos hacen diferencia en su vida. Por supuesto que todos los compañeros de clase aprendieron una lección muy valiosa. “Quien eres, hace diferencia”. ¿Usted que espera para unirse al grupo diferente?
Zenair Brito Caballero
En esa inocencia, una luz siempre nos conduce y son sus ojos los que nos guían. Los niños y las niñas son la forma que Dios encontró de iluminarnos y proyectarnos. Cada niño o niña que nace, nos "amanece", renueva las fuerzas y ahonda los lazos, sacando lo mejor de cada uno. Sensibiliza, enternece, pacifica, y modifica las estructuras rígidas. Hemos pasado muchos años tratando de cambiar a los hombres y a las mujeres, cuando ni siquiera nos hemos dado cuenta que todo comenzó en su niñez; somos lo que de pequeños nos han moldeado nuestros padres. Los niños y las niñas tienen esa capacidad de absorber todo cuanto viven en su infancia, y luego se proyectan en una vida adulta madura o no, estable o no, realizada o frustrada. Los hombres y mujeres -generalmente- son lo que su hogar les ha enseñado o modelado. Por eso, los padres somos los responsables de gestar personas íntegras, virtuosas, honradas, con valores inamovibles e innegociables. Nosotros tenemos la obligación de velar por su educación, su desarrollo físico y psíquico, su formación intelectual y emocional. Los niños y las niñas son el recurso más grande de la humanidad, y ese recurso puede ser enriquecedor para la sociedad, el hogar y su entorno, como puede -también- pasar inadvertido. Cuanto más feliz sea el niño o la niña, más entero emocionalmente será cuando sea adulto. Ayudarlos a construir su autoestima, aconsejarlos en cada etapa que les toque posicionarse, apoyarlos en cada decisión, sostenerlos en sus caídas, guiarlos por el camino de lo correcto, y permanecer, aunque sea inmóviles pero acompañándolos, en este trayecto que dimos en llamar VIDA, será el placer mejor vivido, el logro mayor conseguido y el orgullo del deber cumplido, para aquellos padres que han elegido estar al firme desde cuando oyeron el llamado. Los hijos y las hijas tienen que ver con sus padres, tienen que ver con su educación, con sus principios, con su religión, con su actitud frente a todo; por eso aquellos padres y madres que con tesón, buen ejemplo, cariño, dedicación, esmero, sacrificio y amor, hacen de su llamado una maestría en ser mejores, son los que al final de su vida, pueden levantar la cabeza y obtener el resultado de tanta inversión: hijos e hijas agradecidos, hogares bien estructurados y estables. Los otros serán los que permanentemente llorarán su frustración, su desgracia, porque no han podido, o sabido ser. Los niños y las niñas son un terreno virgen, del cual se puede llegar a cosechar frutos maduros y jugosos, pero si no atienden debidamente, también se podrá perder toda la cosecha. Alguien dijo: "Educar a un niño o una niña no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él o de ella alguien que no existía".britozenair@gmail.com
Zenair Brito Caballero
La primera vez que me atreví a escribir sobre Dios, llegó a mi correo un texto en el que un amigo chavista me advertía estar cayendo en la estupidez, al dejar a un lado todo mi devenir e historial académico, que en realidad es bastante grande, para dedicarme a las cosas de Dios. Decidí no contestarle nunca y por el contrario me dediqué a buscar en mi vida y en mis acciones el componente que faltaba para darle mayor fuerza a lo que hacía; eso me hizo caer en la cuenta que estaba enseñando sólo psicología del aprendizaje en la universidad desde hace muchos años y nada más, descubrí entonces, que detrás de sus silencios y enojos se esconden historias tristes de sus vidas que en cierta forma los afectan en su ritmo de aprendizaje. Desde ese momento entendí que la misma modernidad estaba construyendo los vacíos que los jóvenes equivocadamente querían llenar a partir de espejismos en sus vidas, que terminaban por ahondar sus crisis, producto del afán que tenían de experimentarlo todo, de vivirlo todo sin medir las consecuencias. Ese afán de formar parte de este constante devenir de la vida ha originado en los jóvenes, el extravío de sus raíces y el desprecio por la creencia en Dios. Desde esta indiferencia han construido modelos mentales sinónimos de modernidad que cambian constantemente para ofrecer lugar a un nuevo dechado de originalidad basado sólo en el placer, olvidando el creer como recurso de esperanza, para ir más allá del uso de la tecnología, para adquirir una nueva dimensión espiritual de la vida. Así las cosas, cuando concibo que el futuro aborda las manos de los jóvenes que siempre he tenido la tarea de guiar, desde la facultad que me otorga el aula de clases, pienso en la manera de presentarles la necesidad de creer en algo verdadero como la clave que los conserve en su tabla de valores, haciendo de su fe el grano de mostaza que los conduzca a la determinación de lo realmente correcto, no desde su interés particular, sino desde la posibilidad de beneficiar a los demás. Me alegré cuando mis estudiantes me acompañaron en una conferencia que tenía como objetivo reconocer en Dios la única fuerza posible para transformar la actual indiferencia que se vive ante la violencia y otros elementos que sustentan la crisis de la modernidad. Me conmovió verlos necesitados de llenar los vacíos y las soledades que enfrentan como consecuencia desde niños y adolescentes del relego de sus padres y demás formadores que los ha llevado, sin otra alternativa, a suplir con alcohol, sexo y drogas ese vacío afectivo que padecen. Entendí ese día, que no es la juventud de hoy la que está perdida, como se escucha decir entre nosotros los adultos; son nuestros legados de incredulidad e intentos por crear nuestras propias reglas para regir la vida de quienes nos rodean, lo que los ha llevado a aceptar el desapego como única manera de satisfacer las necesidades de sus propios pensamientos y sus espíritus desorientados muchas veces, otras veces, bien encaminados hacia el éxito. En nuestra reunión hablamos del verdadero y único cambio que nos hace diferentes; empezar a vivir conforme a la palabra de Dios y escuchamos atentos a varias personas en sus charlas, como un ejemplo de creer, pues este hábito olvidado, pero necesario para vivir, es la base de la buena vida y el primer paso para enfrentar el cambio que queremos ver en el mundo. En resumidas cuentas, convertirnos en pasajeros de este tren de lo moderno no debe propiciar el olvido de nuestra fe, ni los valores que nuestros antepasados guardaron con celo, contrario a ello, debemos procurar la manera de lograr un pleno disfrute de lo nuevo a partir de la retención de lo que en antaño brindó el total del sentido vital a nuestras culturas. Es en este aspecto donde, en lugar de correr al paso de los años deberíamos al menos intentar retornar al pasado y aferrarnos entonces al momento en que la fe en la familia y en el amor, regulado siempre por Dios garantizaba también la creencia en la certeza de que hacer las cosas bien con derecho a compartirlas con los demás, es beneficioso para todos. britozenair@gmail.com
Zenair Brito Caballero
En temas de fe y de amor a Dios debemos saber a quién entregamos nuestra vida y nuestra fe para no encontrarnos, en algún momento, con situaciones que nos lleven a una posición en la que nos demos cuenta que nos equivocamos al depositar esa fe en quien no debíamos. Qué peligroso es depositar nuestra fe, con mayúscula, en las manos de “x” ó “y” personas, llámense estos sacerdotes, pastores, rabinos, líderes espirituales, etc. Peligroso porque llegado el momento de una falla en alguno de estos, esa fe, con minúscula, que se proclamaba con tanto fervor se pierde a la misma velocidad con que la imagen de ese hombre o mujer a quien dimos nuestra fe, se disipa tras sucumbir a la tentación del pecado. A lo largo de la historia se han dado muchos casos de líderes religiosos, que fueron denunciados por actitudes que van en contra de los preceptos bíblicos o de los dogmas y/o normas propios de sus denominaciones eclesiales. De esta forma hemos sido testigos de varios episodios que han marcado la historia de nuestro país y, sobre todo, de muchas personas que depositaron su fe en personas que cometieron actos contrarios a sus prédicas. De igual forma ha sucedido con pastores de iglesias protestantes o de los casos denunciados por noticieros de televisión en los que pastores y fundadores se enriquecen a costa de la fe de sus seguidores, vendiéndoles, literalmente, la salvación. A nivel internacional, el caso más sonado de la actualidad es el del mundialmente famoso Padre Alberto Cutié, de quien aparecieron fotos acariciando a una mujer en una playa de Miami. Hoy, el sacerdote ha sido separado de su parroquia y le han impedido ejercer su sacerdocio y transmitir sus programas de radio y tv mientras se hacen las investigaciones del caso. Esto que escribo no es para juzgar el proceder de estos líderes religiosos, lo que quiero hacer es un llamado de atención sobre el tema de la Fe y en quien debe ser depositada. Es claro que quienes creemos en Dios y Jesús debemos depositar nuestra fe en Ellos y solo en Ellos, los pastores o sacerdotes de las iglesias a las que asistimos deben ser guías espirituales en temas de fe, no los custodios de esta. La fe es algo propio, no es algo que recibes de alguien, la fe se tiene en el corazón y no se le entrega a nadie más que a Dios. El problema de depositar la fe en un hombre o una mujer es que cuando alguno de estos falla, lo que sigue es tomarla contra Dios. De esta forma se dan los casos de personas que asistían con “fe absoluta” a la iglesia y al ver que su líder falló simplemente se enojaron con Dios y murió la fe. Dios es un Dios perfecto, a diferencia de nosotros. Quienes vivimos en este mundo estamos en una diaria búsqueda de la perfección para gozar de la presencia del Creador y como seres humanos que somos, podemos y vamos a fallar una y mil veces. Por eso la Fe no puede ser depositada en nuestras manos, la Fe debe ser custodiada por el Dios del Cielo, por nuestro Padre. Dejemos que las normas humanas valoren el actuar de los hombres, que el Dios de la Justicia se encargará de darle su justo “premio” por sus actos en la tierra. Depositemos nuestra Fe en Dios y esto nos permitirá ser testigos de lo que sucede alrededor nuestro sin permitir que esto tenga consecuencias en nuestra fe. Lo sucedido con el Padre Alberto debe servirnos de lección a todos, independientemente de la religión a la que se pertenezca, y debe llamarnos la atención sobre nuestra fe en Dios y no en los hombres. Dios es un Dios de amor, un Dios perfecto y solamente en Él es en quien debemos confiar. Debemos depositar nuestra fe en el Dios verdadero y en nuestro Señor Jesucristo, el cual es Santo, puro, perfecto y jamás seremos traicionados por Él. Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11, 1). britozenair@hotmail.com
Zenair Brito Caballero
Zenair Brito Caballero
Zenair Brito Caballero
Zenair Brito Caballero
Zenair Brito Caballero
El ser humano tiene dentro de sí mismo la capacidad para ser completamente feliz o terriblemente infeliz. Esa capacidad se desarrolla sobre la marcha dependiendo de la actitud que se tenga para afrontar los obstáculos que se aparezcan en el camino, y de la influencia que tengamos de la familia, la escuela, los amigos, y el ambiente en que nos desarrollemos. Pero ¿qué sucede en la familia? Pues que los padres siempre se están quejando, “que todo sube de precio, que el dinero no alcanza, que los niños se portan mal, que los abuelos se enferman, que los negocios no caminan, que si llegó tarde o temprano, en fin, a todo siempre le ven únicamente el lado negativo. O lo que es lo mismo: mala actitud. Por qué mejor no ve todo más positivamente y en lugar de quejarse de las enormes trancas en las carreteras agradezca a Dios que tiene un automóvil, o en lugar de afligirse por las goteras que se meten en su casa, dele gracias por tener donde vivir. Aplique la filosofía de Abraham Lincoln: “Casi todas las personas son tan felices como deciden serlo” y verá un cambio muy positivo en su vida y en la forma de comportarse. ¿Saben ustedes quienes son los más afectados con la negatividad de los padres? Sin duda alguna que sus hijos, porque les trasmiten esos impulsos y los “obligan” a absorber toda la basura que ustedes acumulan durante las largas jornadas de trabajo pues, cuando llegan a la casa, en vez de un “¿cómo les fue hoy en la escuela?”, o “¡qué dicha que llegó temprano, para conversar un rato con ustedes!”, lo que sale de sus bocas es: “Eres un burro, inútil, atarantado, no sirves para nada, lo hiciste todo mal”, y otra serie de barbaridades, y los pobres niños ni saben qué está ocurriendo. Entonces ¿qué podemos esperar del futuro de estos muchachos sometidos a tanto insulto? ¡Perdone amigo y amiga lectora, pero ninguna persona cuerda puede pretender que una mata de frijol produzca peras! Ellos, sus hijos e hijas son el reflejo de lo que ustedes los padres le enseñan, de lo que absorbieron durante su proceso de formación familiar, por eso lo que son -para bien o para mal- es culpa suya. Papás y mamás, nuestras frustraciones no debemos transmitírselas a los niños, ellos son, y deben estar, completamente ajenos a los problemas graves, solo así crecerán con mentalidad positiva. Riamos con ellos, juguemos, estimulémosles para que tengan confianza en cada cosa que hagan. ¿Y qué pasa en la escuela y en el liceo? Algo muy parecido: muchos malos maestros o profesores se “alían” con los padres de familia para enfrentar a los estudiantes con groserías, y en vez de ayudarlos a desarrollarse los hacen sentir mal, hieren su autoestima, y los convierten en rebeldes. ¿Por qué todo debe ser bajo amenazas?, ¿por qué tanta agresión psicológica? Algunos educadores en vez de estar “con” los estudiantes, la cual debería ser su actitud permanente, más bien están “en contra”, al ataque, más que a la defensiva, para mantener una mal entendida disciplina. En lugar de estimular se vigila en busca de un mal comportamiento para señalarlo. Al final, sin apoyo en su casa ni en el centro de estudios, con la moral baja y la autoestima aún en peor condición, la frustración se apodera de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, y la familia y los educadores los convierten en desdichados. britozenair@gmail.com
Zenair Brito Caballero
Dicen que la envidia es tan astuta, que tiene la lengua larga y los ojos bien abiertos. Es más, algunos la pintan de colores verde y amarillo. Ella, a decir verdad, es la polilla del talento. Como el fuego de las llamas, la envidia siempre ennegrece todo aquello que no puede destruir. ¿Es usted envidioso (a)? ¡Mucho cuidado! Esa es una de las plagas más bravas que corroen el espíritu. Es la sombra de la gloria, la tirria de los fracasados, el luto brillante de una sonrisa y el pálido reflejo de lo que no somos. ¿Qué es la envidia? ... Es querer lo que tiene el otro u otra. ... Es esa angustia que nace por poseer lo que no nos es propio. La envidia es una sensación desagradable que lo único que despierta es lástima y desprecio. Al envidioso nadie le quiere, nadie le respeta, nadie le ama, nadie le aplaude, nadie hace nada por él o por ella. Si usted es envidioso (a) tendrá que coincidir con esta frase: el envidioso sufre y más de la cuenta. Nadie sabe exactamente por qué, pero el envidioso (a) nunca crece. Es más, se ve tan ‘enano’ que el niño más pequeño puede burlarse de él. ¡Qué pena decirlo! pero envidiosos hay por doquier y, al parecer, pululan en nuestra tierra. Envidioso es muchas veces el padre de los triunfos de sus hijos e hijas, es nuestro vecino, nuestro compañero de trabajo y hasta uno que otro que dice ser nuestro ‘amigo o amiga’. Se envidia el apellido, el linaje, la gloria, el academicismo, la riqueza, la vivienda, el carro e incluso la dignidad del prójimo. Nadie es enemigo suyo, mucho menos el que está triunfando. Su verdadera enemiga es la envidia ¡... y esa sí que mata! Mi articulo de hoy no es una ‘oda’ a la envidia. ¡No faltaba más! Es sólo una reflexión que nos permite entrar a un tema que, si lo analiza bien, puede ser un bálsamo para su vida. La idea es muy sencilla: ¿Por qué no disfrutar los triunfos de los demás? ¿Por qué no sacarle partido a la gloria que enaltece a su hijo, a su hija, a su pareja? ¡Si ellos ganan, usted gana! Si ellos triunfan, quienes están a su alrededor también lo harán. Algo de esa gloria les chispeará. Usted es profesional, si se rodea de gente idónea. ¿No le ha pasado? ¿No ha sentido que cada vez que un venezolano triunfa en el exterior y lo ve izando la bandera, usted se pone ‘grifo’ y, de paso, se enorgullece de ser venezolano? Los venezolanos y venezolanas entendemos esta filosofía a la perfección. ¿O es que acaso algún hijo o hija de esta tierra se entristece porque uno de sus paisanos progresa? ¡Qué mejor respaldo para un triunfo ajeno, que su propia alegría por el goce del otro! Cuando alguien triunfe, aplauda. No se quede con los brazos retorcidos masticando su propia amargura. Es el trabajo en bien de los demás el que nos da energías para seguir. Quien no sabe decir una palabra de aliento o no muestra una sonrisa de reconocimiento, es un simple y pobre envidioso. Un afectuoso y confiado apretón de manos puede ser suficiente para desterrar la envidia de su corazón. Aprenda a expresar el elogio que nazca de su interior. La alabanza espontánea y sincera, alimenta más que la envidia. Y lo mejor es que si usted gana, todos ganamos. Eso no tiene perdida alguna. ¿Cómo se mide la vida? La vida no se mide anotando puntos como en un juego de baloncesto; tampoco se mide por el número de amigos o amigas que tenga, ni por cómo lo aceptan los demás. No se mide según los planes que se tengan para el fin de semana, o por si se queda en casa solo. No se mide según con quién sale o con quién solía salir. No se mide por la fama de su familia, por el dinero que tiene, por la marca del auto que maneja, ni por el lugar donde estudió o trabaja. No se mide ni por lo guapo ni por lo feo que usted es, por la marca de ropa o zapatos que lleva. La vida no es nada de eso. Ella se mide según a quién ame y según a quién dañe. Se mide según la felicidad o la tristeza que usted les proporcione a otros. Se mide por los compromisos que cumple y las confianzas que traiciona. Se trata de la amistad, la cual puede usarse como algo sagrado o como un arma. Se trata de lo que se dice y de lo que se hace, y lo que se quiere decir o hacer, sea dañino o benéfico. Se trata de los juicios que formule, por qué los formula, y a quién o contra quién los formula. Se trata de a quién no le hace caso o ignora adrede. Se trata del amor y del respeto que lleva dentro de usted, de cómo los cultiva. Pero, sobre todo, se trata de si usa la vida para alimentar el corazón de otros; no para envidiarlos. Usted y nadie más que usted escoge la manera como va a afectar a alguien, y esas decisiones son de lo que en verdad se trata la vida. Para reflexionar… La envidia en los seres humanos muestra cuán desdichados se sienten. Y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren. … Ella va tan flaca y amarilla, porque muerde y no come. … La envidia es causada por ver a otro gozar de lo que deseamos; los celos, por ver a otro poseer lo que quisiéramos poseer nosotros. … Ella también es una declaración de inferioridad. … Nuestra envidia dura siempre más que la dicha de aquellos que envidiamos. … La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es agonía espiritual. …. El silencio del envidioso está lleno de ruidos. … Después de aquellos que ocupan los primeros puestos, no se conoce a nadie tan desgraciado como quien los envidia. Nuestras propias envidias: Si está casado, envidia a todos los que buscan la forma de ‘pegarse la voladita’. ... Si tenemos la mamá viva y ‘echando cantaleta’, la abandonamos hasta que su voz se estrella contra las paredes; pero si está muerta, envidiamos a los que hablan con ella. .. Si tenemos un rancho, envidiamos a los que viven en apartamentos VIP; pero si vivimos en un conjunto residencial, entonces añoramos el solar, el jardín y la privacidad, en fin... ... Si tenemos una ‘finquita’ tener que subir todos los fines de semana; si no la tenemos, ¡Qué vaina, uno metido todos los días en este hueco de cemento llamado ciudad! ... Si vivimos en tierra fría, qué encarte con la chaqueta; y si vivimos en tierra caliente, ¡... no me aguanto este calor tan ‘macho’! ... Si tenemos un trabajo estable, la rutina nos está matando; y si somos independientes, ¡... nada como tener la quincenita! … Así se nos va la vida: ¡Siempre conjugando el verbo envidiar en todos los tiempos!
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Zenair Brito Caballero
Todos estamos hechos de recuerdos, son como ladrillos en la construcción de nuestras vidas, y basta mirar hacia atrás; algunos hasta parecieran más latentes que nunca. Hay recuerdos que nos envejecen, entristecen y opacan; sin embargo hay otros, llamados buenos recuerdos, que sirven para impulsarnos con fuerza hacia adelante. Los buenos recuerdos pueden llenar nuestro vacío, encender la llama del amor, devolvernos la sensación de bienestar; pueden alegrarnos, acercarnos, provocarnos y potenciar nuestra luz propia. No existen quienes no tengan buenos recuerdos; porque los recuerdos están ligados a nuestra historia personal y deben existir momentos que valgan la pena recordar. Incluso algunos, hasta con nostalgia lo harán. Estas buenas situaciones a las cuales nuestra mente recurre, son las que transforman el rostro y nos dejan una agradable sonrisa. Me atrevo a decirles, que es bien interesante canjear los malos recuerdos por buenos, e ir así sustituyéndolos en la medida de nuestras posibilidades emocionales. Y cuando hablemos de los malos momentos, personas, sucesos, siempre rescataremos la enseñanza que eso nos dejó (porque siempre hay alguna). Aprenderemos, tal vez a “no recordar” algunos y recordar otros. No hablo de olvido, porque tanto la palabra olvido como la palabra recuerdo son verbos diádicos: necesitan de un par contrario para que tengan sentido. Por ejemplo: hace frío porque hay ausencia de calor, está oscuro porque hay ausencia de luz. Hablo de “no recordar”; que no necesariamente es haber olvidado. La mente actúa de la siguiente forma: hace un ejercicio de libertad, le asigna un valor a una fecha, un acontecimiento o a una persona y después concientemente la recuerda. No es fácil recordar cumpleaños, porque son muchas fechas, pero sí es fácil recordar cuando ya tienen un valor en nuestra mente, por ejemplo alguien que haya nacido en una navidad o en una fecha patria, es muy probable que lo tengamos más presente que otros, y eso sucede también con un trabajo, un proyecto, y más frecuentemente en el amor. Olvidar es la forma inconsciente de recordar. Lo que ayuda a que este inconsciente esté en silencio, son las posibilidades que tenemos de reemplazar una experiencia por otra mejor, entonces la memoria le asigna un mayor valor a la segunda; y la primera –se decir que- queda en el olvido. Tengo la bendición de charlar con amigos y amigas y recordar historias lindas, divertidas, anecdóticas, y hasta ridículas; pero que bien merecen un lugar en nuestra memoria. Cada etapa deja en nosotros ganas de quedarnos en ella, -aunque sea por algún instante- con algún pretexto, con alguna excusa…Recordar, es una forma de abrazar, de tocar, de acariciar, de oler a otras personas, que tienen un vínculo afectivo con nosotros. Recordar, es quizá –para algunos- la única forma que conocen de encender una ilusión. britozenair@gmail.com
Está enfermo. Se la pasa lamentándose de la suerte que tiene y protesta por todo: porque no hay plata, porque hace frío, porque la novia lo dejó, porque no se halla, en fin…Por cualquier tontada llora, la comida le cae mal, no duerme, se vuelve irascible y piensa cosas sin sentido. Asume el más detestable de todos los roles: el de ‘pobrecito yo’. Es el ‘quejón’, el amargado, el aburrido, ese que jamás le encuentra el rumbo a su mundo. ¿Conoce a alguien así? Es fácil de identificar: se le ve triste, desanimado, casi depresivo. Vive cansado, no se concentra en nada y hasta piensa en morir. Lo peor es que en ese afán de buscar consuelo, el ‘pobre hombre’ termina refugiado en la lástima que le ofrecen los demás. Es más, se atreve a decir que Dios lo abandonó y, por supuesto, le vive echando la culpa a Él de todo lo que le sucede. De alguna forma y en esta época en la que el mundo entero habla de crisis, todos podríamos llegar a ser unos “pacientes espirituales”. Los problemas de plata, el desamor, los quebrantos de salud y las angustias del día a día terminan enfermándonos el alma. Si eso le ocurre, usted puede estar sujeto a dos salidas viables. Primera: ir al médico de tal forma que pueda recibir un diagnóstico y un tratamiento. ¡No! no es que esté loco; es que necesita ayuda profesional. Segunda: descansar en Dios. Porque debe saber que no está solo. Sí, sin siquiera notarlo, cuenta con la intervención de alguien que desde arriba lo acompaña, cualquiera sea el momento por el que esté atravesando. Usted puede sentirse hundido y hasta creer que no vale nada. Pero no es así. Por muy oscura que sea la noche, al fin amanece y de todas formas, en las tinieblas o en la claridad, Dios escucha al que padece. Además de tener fe, si estamos depresivos y buscamos a Dios, finalmente evitamos un mal muy común en estas épocas, que hemos decidido bautizar así: “hipocondría espiritual”. Ojo: experimentar esa sensación no es que sea un delito, ni mucho menos un pecado. ¡Ni más faltaba! Lo grave es no hacer nada para salir de esa situación de derrota permanente. Mejor dicho: no pierda tiempo, deje de protestar por su vida y póngase a trabajar ya. ¡Actuar siempre será bueno! De ahora en adelante, cuando crea que usted es un ‘pobrecito’, lo mejor será buscar la mejor cápsula y la más efectiva receta que doctor alguno le podrá recomendar: ¡Dios!LISTA de Consejos espirituales Le conviene dejar de aburrirse por todo lo que le ocurre. Lamentarse no resuelve su situación. Además, si usted asume el papel de “quejador”, las personas que lo rodean se fastidiarán y terminará aburriéndolas. Siga las siguientes recomendaciones para que el mundo no le parezca tan “desabrido”: 1. No envidie a nadie. 2. Vaya a su trabajo con entusiasmo. 3. Evite pensar en cosas desagradables. 4. Si encuentra alguien en su camino, salúdelo siempre sonriendo. 5. Jamás juzgue a una persona por su aspecto. 6. No comente sus problemas con extraños. Es más, evite hablar demasiado. 7. No les demuestre a los demás lo que usted no es en realidad. ¿Para qué aparentar? 8. Enfrente las situaciones que le ponga la vida con fuerza y valentía. 9. Realícese en su hogar y disfrútelo. 10. Agradezca siempre a Dios por lo que tiene. ¡Decídase! Desde hace mucho tiempo usted está postergando la solución de su problema. Es hora de “tomar el toro por los cachos”. Use de manera racional su buen sentido para resolver su problema, pero sin precipitación alguna. Permanezca en silencio y pida ayuda divina. Una voz muy clara y límpida le señalará el camino a seguir. Aprenda a escuchar la voz interior que existe en su interior. Ella tiene las soluciones para todos sus problemas. Y una vez decidido, siga el rumbo aconsejable: ¡camine hacia adelante! Lo siguiente fue dicho alguna vez por Albert Einstein: “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucedernos porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura”. Es en la crisis que nace la inventiva. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y sus penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la “crisis de la incompetencia”. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque en crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.
Zenair Brito Caballero
Estamos acostumbrados (as) a escuchar la palabra muerte solo como la ausencia de una vida y eso es un error, porque existen otros tipos de muerte y precisamos morir todos los días. La muerte es solamente algo pasajero, una transformación, una metamorfosis. No existe planta sin la muerte de la semilla, no existe el embrión sin la muerte del óvulo y del esperma, no existe mariposa sin la muerte de la oruga, ¡eso es obvio! la muerte no es más que el punto de partida para el inicio de algo nuevo: la frontera entre el pasado y el futuro. Sí quieres ser buen o buena universitaria, mata dentro de ti el o la adolescente que creé que tiene todo el tiempo por delante. ¿Quieres ser un o una buena profesional? entonces mata dentro de ti el o la universitaria descomprometida que piensa que la vida se resume en estudiar solo lo suficiente para hacer los exámenes. ¿Quieres tener unas buenas relaciones? entonces mata dentro de ti al hombre o a la mujer inseguros, irresponsables, insatisfechos, celosos, amargados, exigentes, inmaduros, egoístas e individualistas que piensan que pueden hacer planes solos, sin tener que dividir espacios, proyectos y tiempo con alguien más ¿Quieres tener buenas amistades? entonces mata dentro de ti a la persona insatisfecha y descomprometida, que solo piensa en sí misma. Mata la voluntad de manipular a las personas de acuerdo a tú conveniencia. Respeta a tu pareja, a tus hijos e hijas, a tus amigos, amigas, colegas de trabajo y vecinos. En fin, todo proceso de evolución exige que matemos a nuestro “yo" pasado, anterior ¿Y cual es el riesgo de no actuar así? el riesgo está en intentar ser dos personas al mismo tiempo, perdiendo la identidad, comprometiendo tú productividad y, finalmente perjudicando tú éxito. Muchas personas no evolucionan porque se quedan atoradas en lo que eran, no se proyectan para lo que serán o desean ser, ellas quieren una nueva etapa, sin cambiar la forma en como piensan o actúan y acaban transformándose en proyectos inacabados, híbridos, adultos infantilizados, podemos aún actuar, a veces, como cachorros, de tal forma que nos mantenemos con las virtudes de un niño o de una niña que también son necesarias en los años de adultos, como: jugueteos, sonrisas fáciles, vitalidad, creatividad, tolerancia, etc. Más, sí quisiéramos ser adultos, debemos necesariamente matar algunas actitudes infantiles, para pasar a actuar como adultos. Querer ser alguien (líder político, profesional, padre o madre, ciudadano o ciudadana, amigo o amiga) mejor y evolucionado. Entonces, lo que precisas matar en sí, todavía hoy, es el "egoísmo" y el "egocentrismo", para que nazca el ser que tanto desees ser, “piensa en eso y muere”. Más, no olvides de nacer mejor después. El valor de las cosas no está en el tiempo en que estas duran, más sí en la intensidad con que acontecen, por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables.britozenair@gmail.com
Zenair Brito Caballero
Crea en usted, en sus sueños, en sus ideales. No permita que la injerencia extraña afecte su buena disposición por trabajar en pos de un ideal sano y pertinente. Tenga claro que siempre hay gente, enemiga del éxito, pendiente de la más mínima oportunidad por manosear los buenos procesos pero de igual manera, nunca falta el ser humano valiente y leal que está presto a defender lo valioso. La historia está llena de anécdotas similares en las que se nos cuentan pasajes a través de los cuales la envidia, la ambición o la simple mediocridad humana han sido desencadenantes de grandes tragedias. No recuerdo un solo episodio importante, en la tradición, en el que no haya existido mínimo un individuo presto a atravesarse, desconocer e intentar dañar procesos de mucho tiempo de construcción. Por eso cuando se trabaja, con vocación de servicio, anteponiendo el bien común y desechando otro tipo de intereses, si ellos son talanquera para el éxito y la transparencia, no es bueno esperar reconocimientos de nadie. Lo que de verdad importa es lograr hacer bien las cosas y de esa manera disfrutar de la paz que nadie vende, compra o regala por ahí: la sensación de tranquilidad generada por una voz interior que actúa como censor inalterable y que en mi época de niña me enseñaron que se le conocía como la voz de la conciencia. Creo que todavía se llama así. La experiencia nos muestra como hay personas que, desconociendo las tradiciones, la historia, los legados y los principios que motivaron el desarrollo de una gran misión, a través de mucho tiempo, intentan arrasar sin piedad, sin la más mínima consideración y con toda una batería de agresividad, al estilo de las peores hordas. Son personajes que llegan apoyados e incitados subterráneamente y hacen el papel de tontos útiles; la verdad es que consiguen hacer mucho daño, lo cual los tiene sin cuidado pues la pertenencia y el amor son valores que no importan y por consiguiente no ostentan. La decadencia moral existe, está a la orden del día y es otra forma de violencia muy común, pero que se ha incrementado desde que en este gobierno revolucionario pareciera haberse abolido al máximo los elementos que garantizaban la protección de las costumbres buenas y los sanos principios, donde la permisividad se volvió derecho y todo lo que defienda esas cosas buenas que tanto ha costado construir, es calificado de posición “aristocrática o pitiyanqui”. Ya el estudiante no respeta al maestro o profesor, cualquiera que medio ostenta poder se cree Dios, los padres no saben qué hacer para educar sin apoyo; los drogadictos están ejerciendo su “derecho al libre desarrollo de la personalidad” mientras los jíbaros, los mafiosos y narcos ejercen su “libre derecho al trabajo”, a costa de la salud de todos, la moral pública y la paz. Cualquier persona llena de títulos y sin pizca de altura, decencia o consideración, intenta volver asunto académico su sociopatía. Formas de degeneración moral, decadencia humana y despreciable ambición que, cueste lo que cueste, hay que combatir antes de que se nos termine de desmoronar lo que queda de nuestra sociedad venezolana y pasemos a la historia como cobardes. britozenair@gmail.com
Zenair Brito Caballero
Puede ser que pasemos un tiempo actuando en la vida, hasta que la vida misma nos sorprenda y nos obligue a ser quien somos. Está más que claro que la gente que actúa para los demás, jamás logra ser quien es y por ende, jamás llega a ser feliz, porque vive tratando de caerle bien a los demás, viviendo la vida que quieren los demás, complaciendo a los demás y viviendo mediocremente. Cuando uno quiere que los demás no hablen mal de uno, se termina comportando como los demás quieren que nos comportemos, y -por suerte- a pesar de los esfuerzos y la exagerada buena educación que tengamos, siempre hay alguien difamándonos. Digo por suerte, porque estas personas también son las que nos enseñan que la vida no es un escenario, y que la forma más plena de vivirla es ser tal cual somos. No se puede permitir que los demás que nos manejen como si fuésemos títeres, y hasta algunos como ventrílocuos, que quieren que digamos lo que ellos desean en escuchar. Nuestra voz no puede estar en silencio, nuestros reclamos no pueden ceder ante el otro, nuestra emotividad no debe estar subyugada a nuestra racionalidad, nuestra proclama no debe estar oculta; esa forma que tenemos de diplomacia exacerbada, cuando hay que hablar de cosas que se sienten, es el primer síntoma de que padecemos una infección en el alma. El poder de comunicación que posee el ser humano es un arte ilimitado, que nos asigna a través de la palabra un rol protagónico o nos condena a ser la sombra de alguien en la vida. Tropezamos con muchos ejemplos día tras día: médicos que están más enfermos que sus pacientes, ricos infelices, padres que pretenden que sus hijos hagan su vuelo y no les enseñan cómo hacerlo; políticos cuya sonrisa se conoce sólo cuando se acercan las elecciones; gente que dice no tener de qué hablar y se reúnen los domingos para quejarse por turnos; gente que ha hecho de la estupidez, su manera de vivir. ¿Hacia dónde nos dirigimos? Está claro que esos mecanismos nunca sirvieron y que el camino opuesto sería la mejor forma de atreverse a vivir. Debiéramos dejar de andar preocupados y ocuparnos de ser humanos; y con esto digo mucho: ser humano es tener limitaciones, es equivocarse, es reír cuando se te da la gana y llorar si realmente es necesario. Ser humanos es saber que el otro también tiene imperfecciones y que lo único que realmente- no tiene solución, es cuando la vida se termina. Los programas educativos no te enseñan ni a vivir, ni a morir, ni a ser feliz, ni a enfrentar las tristezas que puedan venir. La vida nos enfrenta con nosotros mismos y nos enseña que nadie puede vivirla más que nosotros. En el trabajo no es necesario que seas feliz, ¿Sabes por qué? Porque la gente feliz no es rentable, no se necesitan personas inteligentes, sensibles, comprometidas socialmente. Es mejor contratar a gente que haga lo que tú quieres que hagan, y si tienes lucidez, no es necesario. Ellos están preparados para no escuchar y tienen como resultado el no enterarse de nada. Hay cosas tan razonables, que apestan. Está claro que cuando se camina por la vida sin amor, la inmunodeficiencia está garantizada y el corazón pasa a estar en estado de emergencia. (SI ES TU CASO; BUSCA ASISTENCIA MÈDICA) .britozenair@gmail.com
Zenair Brito Caballero
Quizás una de las costumbres que tiene mucha gente, es la de juzgar a primera vista a las personas, siendo que detrás de cada una de ellas puede haber una gran ser humano que, como uno, trata de salir adelante y de coronar metas y realizaciones. Por ello, revisando los muchos correos que recibo diariamente y gentilmente enviados por mis amigos y amigas referentes al tema, me encontré uno que considero muy propicio para dar el ejemplo. La reflexión de las cuatro estaciones del año. Esta es la historia de un hombre que tenía cuatro hijos y buscaba que ellos aprendieran a no juzgar las cosas tan rápidamente. Para ello, los envió a cada uno por turnos a visitar un enorme árbol de peras, que estaba a gran distancia, cruzando un arroyuelo y luego un bosque. El primer hijo lo envió en invierno, al segundo en primavera, al tercero en verano y al cuarto en otoño. Cuando todos habían ido y regresado, él los llamó y les pidió que describieran lo que habían visto. El primer hijo, que fue en invierno, dijo que el árbol era horrible, doblado y retorcido, lleno de verdín y humedad, por lo que consideraba que estaba en sus últimos días. El segundo hijo, que fue en primavera, dijo que el árbol estaba cubierto de brotes verdes, muchos retoños, pero lleno de promesas para el futuro. El tercer hijo que fue en verano, dijo que no estaba de acuerdo con lo que habían dicho los demás, porque el árbol estaba cubierto de flores, que emanaban un aroma muy dulce y que se le veía lleno de una gracia que jamás había visto. Realmente quedó encantado con el árbol, el cual consideró lleno de vida por todos lados. El último de los hijos no estuvo de acuerdo con ninguno de ellos, él dijo que estaba maduro y marchito de tanto fruto, pero lleno de satisfacción y de vida. Los pájaros, agregó, abundaban en él, pues estaba en plena cosecha. Entonces el hombre les explicó a sus hijos que todos tenían razón porque cada uno de ellos sólo había visto una de las estaciones de la vida de aquel árbol. Les sugirió no juzgar a un árbol o una persona por solo ver una de las temporadas o etapas de la vida, y que la esencia de lo que son: el placer, el regocijo y el amor que viene con la vida pueden ser solo medidas al final, cuando todas las estaciones han pasado. Palabras finales. No dejes que el dolor de una estación destruya la dicha del resto. No juzgues la vida por solo una estación o época difícil. Aguanta con valor las dificultades y malas rachas, porque luego de las dificultades disfrutarás de los buenos tiempos. Sólo el que persevera encuentra un mejor mañana, sigue luchando y confía en Dios y tus capacidades. britozenair@gmail.com
Zenair Brito Caballero
Muchos olvidan a Dios cuando las cosas van bien y experimentan una peligrosa sequía espiritual. En cambio, si algo les sale mal lo añoran, lo invocan y, de manera paradójica, padecen una inusitada sed de Él: van a misa, se portan bien y le prometen el cielo y la tierra con tal de contar con sus favores. Es en esos momentos, justo cuando la vida les pone pruebas, que entienden que la amistad con Dios precisa de nutrientes y de la primavera del corazón. Sin importar cómo nos sentimos, Dios siempre está con nosotros. Es más, no es preciso pagar penitencia alguna; sólo basta con regalarle una flor. Sí, una sola de ellas es suficiente para reconquistar su amistad y comprensión. La flor tiene la magia de acercarnos a la belleza y, por ende, a Dios. Ella nos habla, nos transporta, nos cuentan historias de vida y nos refleja el secreto de la naturaleza. Sólo hay que saber escucharla e interpretarla. Ella nos sintoniza con Dios, nos acerca a su jardín y, al mismo tiempo, permite que germine en nosotros la esperanza. Por algo se dice que quien pierde la sensibilidad de asombrarse por la belleza de una flor, deja morir su alma. Ojo: no es sólo pétalos, su semilla va más allá. Tanto que usted encuentra una flor en una sonrisa espontánea, en un apretón de manos sincero, en un tierno beso, en una poesía, en un amanecer, en el bostezo de un bebé o en el cálido abrazo de un amigo o un ser querido. La flor es el polen que Dios nos regala. No es un grito de agonía, es un bello cantar; no es una lágrima, es un gesto de alegría; no es una superstición, es la prueba fehaciente de que Dios está con usted. Cultívela en la amabilidad, porque ella lo acercará a los demás; siémbrela en el abatimiento, porque le traerá consuelo; riéguela en su jardín, porque así su vida será una eterna primavera; y ofrézcasela a Dios, porque así abonará su amistad y comprensión.
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Zenair Brito Caballero
Zenair Brito Caballero
Todos los seres humanos contamos con virtudes y con defectos. Todos poseemos habilidades individuales que nos llenan de orgullo y satisfacción, pero también contamos con limitaciones que nos frenan y producen insatisfacción e infelicidad. ¿Sabes tú cuáles son las habilidades que te destacan y diferencian del resto de las personas? ¿Conoces cuáles son las limitaciones que te doblegan y minimizan? Recuerda que el tomar conciencia de ellas es el primer paso para superarlas. ¿Quieres mejorar cada día? ¿Quieres expandir tus propios límites? Tú puedes hacerlo. Para ello, sólo debes entender que cualquier habilidad que posees actualmente fue adquirida y perfeccionada en el transcurso del tiempo. Cuando naciste, no contabas con ningún conocimiento, pero a medida que los años fueron pasando fuiste aprendiendo importantes lecciones que te enriquecieron profundamente. Entiende que ese proceso de perfeccionamiento no tiene fin en sí mismo, sino que eres tú quien determina cuándo parar de hacerlo. ¡Ojala que nunca lo hagas! Entiende que lo que denominamos virtudes y habilidades, no son más que lecciones aprendidas que se materializan en acciones concretas. Por el contrario, lo que normalmente denominamos limitaciones, por lo general no son realmente limitaciones sino que es una ausencia de conocimiento. En otras palabras, si no sabes hacer algo, se debe, probablemente, a que todavía no has dedicado el tiempo y el esfuerzo para adquirir los conocimientos necesarios, ponerlos en práctica y perfeccionarlos. Entiende que el no haber aprendido algo, no es una limitación; es simplemente un espacio vacío que debe ser llenado. Queda en ti la responsabilidad de completar esos espacios. Sin embargo, para lograrlo, tendrás que dejar atrás tu mayor limitación: El miedo a equivocarte. El miedo a fracasar. Recuerda que siempre que intentes aprender algo nuevo te equivocarás. Siempre que te fuerces más allá de tus conocimientos actuales harás equivocaciones. Lo importante, es entender que fallar y equivocarse no es fracasar, sino aprender. Nuestros peores errores son nuestros mayores aprendizajes. Intentar algo y equivocarse no significa fracasar, significa evolucionar. Fracasar, por el contrario, es permanecer estático y expectante. Fracasar es ser conformista. Fracasar es aceptar una realidad que no te hace feliz. Tú puedes lograr cualquier cosa que te propongas. Parte, sabiendo exactamente qué es lo que deseas lograr. Luego, define un plan de acción. Y, además, proponte luchar incansablemente hasta alcanzar dicha meta. Prométete sentirte bien al equivocarte, ya que en ese momento habrás aprendido algo nuevo que te acercará aun más a ese objetivo que ya te has fijado. Deja atrás el miedo a fracasar y te habrás despojado de tu mayor impedimento. Vive con pasión y entusiasmo, sabiendo que “TÚ TAMBIÉN PUEDES”.
britozenair@hotmail.com
Zenair Brito Caballero
No estás deprimido, estás distraído. Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea: Delfines, mariposas, pájaros, perros, gatos, bosques, mares, montañas, ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano o tú hermana, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay 5.600 millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien chévere, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco.....algo fundamental para vivir. No caigas en lo que cayó tu padre o tu madre, que se sintiò viejo por que tiene 75 u 78 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80, Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los 90, y Deming que a los 90 decía que a los 76 estaba en su juventud, sólo por citar tres casos conocidos. No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además la vida, no te quita cosas, te libera de cosas....te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas, son Lecciones de vida que nos manda Dios. No perdiste a nadie: El que murió simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. ¿Quien podría decir que Jesús está muerto si está vivo en nuestros corazones? ¡Resucitó de entre los muertos! No hay muerte, hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Jesús, Gandhi, Miguel Ángel, Juan Pablo II, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, por que el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados. Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, si no por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, Porque te mueve la fuerza natural de la vida, ¡Dios te puso un ser humano a cargo y eres tu mismo!! Tú debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda a Jesús, “Amarás al prójimo como a Ti mismo.” Reconcíliate contigo mismo, con tu conciencia. Ponte frente a un espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición. Además, la felicidad no es un derecho, es un deber, porque si no eres feliz, estás amargando a todo el edificio donde vives, a tu familia, a tus vecinos, a tus amigos. Un solo hombre HITLER, que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó matar a seis millones de hermanos judíos. Entonces, vive, porque no estás deprimido, solo estás distraído de la vida que te tocó vivir.
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ZENAIR BRITO CABALLERO
Zenair Brito Caballero
Dicen que cuando va a llover, Dios decide mover entre las nubes un carro ligero y reluciente. Y en ese vehículo van la tempestad y su interminable corte de relámpagos. Es la borrasca que lanza fuegos ardientes y hace estremecer la tierra. ¿A quién no le asustan los relámpagos? Hasta los pararrayos les sienten cierto temor, entre otras cosas, porque aparecen casi sin avisar. La presencia de este fenómeno natural, según los meteorólogos, depende de factores tales como el grado de ionización atmosférico, además del tipo y la concentración de la precipitación. En nuestra vida, los relámpagos se producen por situaciones ‘similares’ a los explicados por los expertos. Ellos llegan de repente y nos sorprenden en la intemperie, sin darnos la menor posibilidad de refugiarnos. Es nuestro invierno, el mismo que cubre nuestro cielo de una oscura y turbia sombra. Es la violenta perturbación de la atmósfera de la vida. Algunos le dan el calificativo de ‘problema’, a dicho aguacero; otros prefieren tildarlo de ‘angustia’; y los más pesimistas lo califican de ‘fatalidad’. Pero si lo analizamos bien, no como expertos del clima, sino como formadores del espíritu, podríamos encontrarle grandes beneficios a nuestro frío temporal. Una tempestad no es del todo mal; pues no hay mejor escuela que la adversidad del tiempo. En cada problema, hay una semilla de futuros triunfos. Lo intolerable no es sufrir los estragos de un aguacero, sino el miedo de no tener dónde guarecerse y pensar que jamás se va a salir a flote. Cuando llueve, los grandes beneficiados son los cultivos que están en pleno desarrollo vegetativo. Así las cosas, un aguacero también podría ayudarnos a ‘germinar’ nuestra vida. Además, después de la tormenta, la calma llega. Y es en ese preciso momento que todo se torna color rosa. Es cierto que en nuestra vida hay días terribles, diríamos que demasiados ‘lluviosos’. Son esas épocas cuando no sabemos qué hacer, ni a quién recurrir. Pero, ¿será que sirve de algo vivir triste? La verdad, ¡no! Por más que llueva, algún día escampará. El sol va a brillar de nuevo. ¡Ah! Y sólo tiene éxito quien se levanta, aunque caiga; o quien se esfuerza sin dejarse derrotar, así fracase muchas veces. ¡Usted no maneja el tiempo! Un día un campesino le pidió a Dios que le permitiera mandar sobre la naturaleza para que, según él, le rindieran mejor sus cosechas. ¡Dios le concedió tal deseo! Entonces, cuando el campesino quería lluvia ligera, así sucedía; cuando pedía sol, éste brillaba en su esplendor; y si necesitaba más agua, llovía con mayor regularidad. Pero cuando llegó el tiempo de la cosecha, su sorpresa y estupor fueron grandes, porque resultó un total fracaso. Desconcertado y medio molesto, le preguntó a Dios por qué salió así la cosa, si él había puesto los climas que creyó convenientes. Dios le contestó: “Tú pediste lo que quisiste, pero no lo que de verdad convenía. Nunca pediste tormentas, y éstas son necesarias para limpiar la siembra, ahuyentar aves y animales que la consuman, y purificarla de plagas que la destruyan...” Así nos pasa: queremos que nuestra vida sea puro amor y dulzura; nada de problemas. El optimista no es aquel que no ve las dificultades, sino aquel que no se asusta ante ellas, no se echa para atrás. Por eso podemos afirmar que las dificultades son ventajas, las dificultades maduran a las personas, las hacen crecer. Hace falta una verdadera tormenta en la vida de una persona, para hacerla comprender cuánto se ha preocupado por tonterías, por chubascos pasajeros. Reflexión: Lo importante no es huir de las tormentas, sino tener fe y confianza de que pronto pasarán y nos dejarán algo buen en nuestras vidas.
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Zenair Brito Caballero
Es normal que en un mundo donde todo parece avanzar tecnológicamente, pero realmente retroceder en la fe religiosa, en calidad humana, en valores y amor propio; se conozcan interrogantes subjetivos como ¿por què sucedió? ¿Por qué ahora? ¿Por qué a mí? ¿Por qué mueren tanto niños y niñas? ¿Por qué el hambre? ¿Por què se separan las parejas? ¿Porqué….porqué? Un buen método de superar, asimilar y muchas veces, como única salida, resignarse, en cualquier acontecer, es pensar que solo tenia que pasar. Cuando en la vida se tiene un objetivo claro, propósitos definidos y visión futurista que defina a que realmente vinimos a un planeta maravilloso, a un país que lo tiene todo, a una ciudad que sale adelante a pesar de sus muchas desventajas generales, cuando se entiende lo importante de vivir no solo para si sino también para otros, de valorarme, pero también valorar, de dejar en todo lo que hago no solo algo digno de recordar, sino de imitar, cuando se me hace sensible el apoyo a los demás, cuando por fin entiendo que nada pasa y existe por que si…sino que significativamente a todo lo acompaña una importante razón: DIOS. Es cuando entonces aprendo que: Una sonrisa puede suceder por alegría, nervios o…. apariencia. Una lágrima… por tristeza, miedo, dolor o…. emoción. Una desilusión….por terquedad, ignorancia o….para experiencia. Una caída… por no saber andar, no querer aprender o…. para ser más fuertes. Una puerta cerrada….por no llegar a tiempo, no trabajar para que se abra o…. se habrán las que realmente valen la pena. Una respuesta negativa… por estar acompañado de pesimistas, por escuchar si cuando realmente debe ser no, o…. solo preguntar estupideces. Una enfermedad…. Por herencia, circunstancias, o…. no utilizar la avanzada ciencia a tiempo. Una tragedia… por descuido, ignorancia, o… brutales pensamientos, que también hacen parte del ser humano. Por mencionar una más…. Un desamor… por un desorden de pensamientos, indecisiones de los hombres, caprichos de las mujeres, tonterías de los dos, en fin este si que tiene razones. Todo tiene una razón: DIOS, y de ello solo debe preocuparnos…. que estas sean razones producto de que él nos de un corazón sabio, que ame y valore la vida.
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Zenair Brito Caballero
Muchas personas que me conocen consideran que soy extremadamente soñadora, incluso una amiga una vez dijo que yo “andaba volando entre las nubes” y por eso me alejaba de la realidad, quizá tengan razón, pero sinceramente prefiero ser así, que andar llorando en todas las esquinas por lo que me ocurre, considero que los sueños son la mejor arma para luchar y lograr salir de los atolladeros en que nos metemos, el que sueña tiene la esperanza de mejorar, el positivismo nos anima a trabajar más, y el trabajo finalmente nos recompensa. Alguien me comentó que el problema está en que algunos pretenden que las cosas cambien pero siempre hacen lo mismo, por estar lamentándose terminan peor de como estaban. Por que no vemos la crisis como una bendición que puede sucederle a personas y países... la crisis podría despertarnos algún talento sin descubrir, y eso nos daría progreso. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo. Por eso en estos momentos es necesario duplicar esfuerzos para alcanzar las metas... no importa que nos digan “soñadores”, aquí lo que realmente vale la pena es que la gente luche para ganarse el sueldo que necesita para llevarle comida a su familia, solo con eso estará diciéndole a su jefe que usted vale la pena, solo con eso estará ayudando a la empresa a salir adelante, y de paso se asegura su subsistencia, cuando sus jefes tengan que despedir personal se dejarán a los mejores, a los más entregados, a los cumplidores. ¡Así es que de usted depende si se queda o se va! Hace pocos días un amigo me comentaba, que quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más los problemas que las soluciones. Según él, la verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de eso, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es “la tragedia de no querer luchar por superarla”. En serio... apartemos la mediocridad, los venezolanos (as) somos gente emprendedora, talentosa, y creativa. Nuestros antepasados lograron superar momentos más difíciles que estos, entonces ¿por qué nosotros debemos condenarnos al fracaso? Busquemos nuestros talentos únicos, aquello que hacemos mejor que nadie, los que ejecutando disfrutamos y perdemos la noción del tiempo. Somos el resultado de nosotros mismos. Nunca culpe a nadie, nunca se queje de nada ni de nadie, porque cada uno de nosotros labra su propio destino. Acepte la responsabilidad de ayudar a Venezuela, entienda que a veces, el triunfo del verdadero ser humano surge de las cenizas, recuerde que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan malo para fracasar...empiece ahora mismo.
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Zenair Brito Caballero
Aunque el cansancio de la lucha por la vida haya disminuido tus fuerzas… ¡Vuelve a empezar! Aunque la desilusión de un amor no correspondido te haga sentir el más desdichado de los seres humanos… ¡Vuelve a empezar! Aunque el amor de tu vida te haya abandonado sin darte una explicación…. ¡Vuelve a empezar! Aunque la desesperanza de no encontrar un trabajo después de tantos años de estudio para obtener tu título……. ¡Vuelve a empezar! Aunque todavía permanezca fresca la tierra donde depositaste a tu ser más querido… ¡Vuelve a empezar! Aunque tú o tus negocios estén en bancarrota y te falten energías para levantarte del fracaso… ¡Vuelve a empezar! Aunque muchos que se decían tus amigos te hayan dado la espalda……. ¡Vuelve a empezar! Aunque te sientas triste por el cruel abandono en que te han dejado… ¡Vuelve a empezar! Aunque la vida te de sinsabores… !Vuelve a empezar ¡Aunque hayas perdido la creencia en el amor……. ¡Vuelve a empezar! Aunque pienses que la vida no vale la pena…… !Vuelve a empezar¡ Aunque pienses que tu patria está destrozada…… ¡Vuelve a empezar! Porque Dios, Jesús, tu familia, tus amigos y tus amigas quieren verte triunfante, luchador y feliz, por eso… ¡Vuelve a empezar!
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Zenair Brito Caballero
Quizás le ha ocurrido que se siente cansado (a) en el trabajo y las cosas no le salen como antes. Es probable que considere que ya no es el triunfador (a) de otras épocas. Si eso le ocurre, usted está atrapado en una telaraña. ¿De qué hablamos?..De esa tela delgada y viscosa que le apresa y le quita toda la energía para continuar. Caer en una de ellas suele ser algo incómodo, pues la seda de la araña de la que mencionamos, así sea delgada, puede ser más fuerte que el acero. Lo peor es que usted siente que así bregue a salir, con cada paso que da se ata más a esa maraña de dudas. Algunos problemas son así: entre más quiere usted salir, más se unta de ellos. ¿Le ha ocurrido? La telaraña se parece a esos odiados apegos que la gente cultiva. Aunque se quiere salir de ellos, no se puede. Es una telaraña el vivir a fuerza de la costumbre y de la resignación. Y hay otra peor: es esa que le hace a uno adoptar el rol de víctima y se termina diciéndole a todo el mundo: “pobrecito o pobrecita yo”. Sin embargo, la telaraña es algo más que un lío. Tras los enredos de su propia vida, al final usted termina preso de sus propios errores. Todos tejemos nuestras propias telarañas. Sin embargo, con la fuerza de la voluntad se puede desenredar la madeja. Porque, tal como ocurre con el hilo de la araña, luego de un tiempo esa seda perderá su adhesividad y se hará ineficiente para capturar sus presas. La idea es luchar por sus metas. Aunque quienes lo rodeen ignoren su esfuerzo, aunque sienta que lo que hace es en vano, aunque la ingratitud sea la paga, siempre podrá buscar la salida de sus telarañas. Muchos sicólogos dicen que cuando alguien cae en una telaraña, la vida lo único que hace es formularle la siguiente pregunta: ¿Está preparado para continuar luchando? Es en ese momento cuando la gente entiende que tiene el poder de remplazar el caos por la calma. ¿Cómo salir del embrollo? Tal vez no exista una fórmula distinta a la de tener fe en Dios y en Jesús. Sin embargo, sí se debe recordar que existen herramientas psicológicas que lo ayudan a buscar la salida de sus telarañas. Usted, por ejemplo, no necesita nada externo para sentirse libre de problemas; la salida de su nudo ciego se encuentra en su interior. Tampoco necesita ser o hacer nada en particular para gozar de una vida llena de dignidad y de satisfacción. Debe saber que no es indispensable competir con nadie por nada, ya que las bendiciones del Altísimo son para todos y todas. Por último, así esté atrapado (a) en su telaraña, tampoco necesita hacer todo a la perfección para ser considerado (a) perfecto y bello ante los ojos de Dios. Así que ya es hora de dejar atrás su telaraña y de optar por vivir feliz. britozenair@hotmail.com
Zenair Brito Caballero
La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos, pero temperamento corto; autopistas más anchas, pero puntos de vista más estrechos. Gastamos más, pero tenemos menos, compramos más, pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes, pero familias más pequeñas; más compromisos, pero menos tiempo. Tenemos más títulos, pero menos sentido común; más conocimiento pero menos criterio; más expertos, pero más problemas, más medicina, pero menos salud. Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero hemos reducido nuestros valores. Hablamos mucho, amamos poco, odiamos demasiado. Aprendimos a amar una vida, pero no a vivirla plenamente. Hemos llegado a la luna y hemos regresado, pero tenemos problemas a la hora de cruzar la calle y conocer a nuestros vecinos.... Nos proponemos conquistar el espacio exterior, pero no el interior nuestro. Limpiamos el aire, pero contaminamos nuestras almas, tenemos mayores ingresos, pero menos moral. Hemos aumentado la cantidad, pero no la calidad. Estos son tiempos de personas más altas con caracteres más débiles; con más libertad, pero menos alegrías; con más comida, pero menos nutrición; son días en los que llegan los sueldos a casa, pero aumentan los divorcios. Son tiempos de casas más lindas, pero hogares rotos. No guardes nada para una ocasión especial, por eso lee más y limpia menos. Siéntate en la terraza y admira la vista sin fijarte únicamente en las malas hierbas. Pasa más tiempo con tu familia y amigos, y menos tiempo trabajando. La vida es una sucesión de experiencias para disfrutar, no para sobrevivir. Si supiéramos el tiempo de vida que nos queda, seguramente desearíamos estar con nuestros seres queridos, iríamos a comer nuestro platillo preferido, visitaríamos los sitios que amamos... Son pequeñas las cosas que nos harían enojar si supiéramos que nuestras horas están limitadas. Estaríamos enojados porque dejamos de ver a nuestros mejores amigos, enojados y tristes porque no dijimos a nuestros padres, hermanos, sobrinos y amigos cuanto los queremos. Por eso no intentes retardar, detener o guardar nada que agregaría risa y alegría a tu vida. Cada minuto, hora, día y semana es especial. britozenair@gmail.com
”APRENDAMOSA VIVIR ANTES DE QUE SEA MUY TARDE”
Zenair Brito Caballero
Hay un período cuando los padres quedan huérfanos espiritual y emocionalmente de sus hijos e hijas. Y es que los niños y niñas crecen independientes de nosotros, como árboles frutales y pájaros imprudentes. Crecen sin pedir permiso a la vida. Crecen con una estridencia alegre y, a veces, con alardeada presunción. Pero no crecen todos los días, de igual manera, crecen de repente. Un día se sientan cerca en la terraza y te dicen una frase con tal naturalidad que es en ese preciso momento que sientes que no puedes más ponerle pañales a aquella "criatura"¿Dónde fue que anduvo creciendo aquella insignificancia que no percibiste? ¿Dónde quedaron la placita de jugar en la arena, las muñecas, los carritos, la bicicleta, la pelota, las fiestas de cumpleaños con payasos en Mac Donald, en Wendy`s o en Burger King, los juguetes preferidos?.. El niño crece en un ritual de obediencia orgánica y desobediencia civil. Ahora estás allí, en la puerta de la casa del o de la amiga, esperando que él /ella no sólo crezca, sino aparezca. Allí están muchos padres al volante, esperando que salgan zumbando sobre patines y cabellos largos y sueltos. Allá están nuestros hijos o hijas, entre hamburguesas y gaseosas en Mc Donald, con el uniforme de su generación, y las incómodas mochilas de moda en los hombros. Y allí estamos nosotros, con los cabellos encanecidos y la soledad interior. Esos son los hijos e hijas que conseguimos generar y amar a pesar de los golpes de los vientos, de las cosechas, de las noticias y de la dictadura de las horas. Ellos crecieron medio amaestrados, observando y aprendiendo con nuestros errores y aciertos. Principalmente con los errores y deslices del padre que esperamos que no repitan. Hay un período en que los padres van quedando un poco huérfanos de los propios hijos e hijas, es lo que en psicología llamamos “el síndrome del nido vacío”, ya no los buscaremos mas en las puertas del liceo o de la universidad, las de las fiestas de sus amigos y amigas. Pasó el tiempo del piano, el flamenco, la computación, el inglés, la natación, la pintura y el kárate. Salieron del asiento de atrás y pasaron al volante de sus propias vidas. Deberíamos haber ido más juntos a su cama al anochecer, para oír su alma respirando conversaciones y confidencias entre las sábanas de la infancia, y a los adolescentes cubrecamas de aquellas piezas llenas de calcomanías, posters, agendas y discos ensordecedores. ¿No los llevamos suficientemente al cine, a los centros comerciales, a la playa, a los juegos, no les dimos suficientes hamburguesas y bebidas, no les compramos todos los helados y ropas de firma que nos gustaba comprarles? Ellos y ellas crecieron, sin que agotásemos con ellos todo nuestro afecto. Al principio fueron al campo, a la granjita o fueron a la playa entre discusiones, galletas, congestionamiento, Navidades, pascuas, piscinas y amigos. Si, había peleas dentro del auto, la pelea por la ventana, los pedidos de chicles, caramelos, gomitas, chocolates y reclamos sin fin. Después llegó el tiempo en que viajar con los padres comenzó a ser un esfuerzo, una rabia, una molestia, un sufrimiento, pues era imposible dejar el grupo de amigos, amigas y enamorados. Los padres quedaros exiliados de los hijos e hijas. Tenía la soledad que siempre desearon pero de repente, morían de nostalgia de aquellas "pestes". Llega el momento en que sólo nos resta quedar mirando desde lejos, torciendo y rezando mucho (en ese tiempo, se nos había olvidado cómo rezar) para que escojan bien en la búsqueda de la felicidad del hombre y de la mujer de bien, y con principios morales, familiares y religiosos, y que la conquisten del modo más completo posible. El secreto es esperar. En cualquier momento vienen los nietos. El nieto o la nieta son la hora del cariño ocioso y picardía no ejercida en los propios hijos e hijas, y que no puede morir con nosotros. Por eso las abuelas somos tan desmesuradas y distribuimos tan incontrolable cariño, los nietos son la última oportunidad de remozar nuestro afecto. Por eso es necesario hacer algunas cosas adicionales. ¡Antes que Ellos Crezcan! Así es la vida. Solo aprendemos a ser hijos o hijas después que somos padres o madres. Sólo aprendemos a ser padres después que somos abuelos o abuelas.
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Zenair brito caballero
Zenair Brito Caballero
Zenair Brito Caballero
Lo primero que hay que hacer para autoaceptarse, es deshacer el mito de que todos los seres humanos tienen un solo concepto de sí mismos y que éste es siempre positivo o negativo. Se pueden tener muchas imágenes de sí mismo, y éstas pueden cambiar en distintos momentos. Por ejemplo: si te preguntaran si te gustas a ti mismo, tal vez responderías que no, luego de haber agrupado todos los pensamientos negativos que tienes sobre ti. Para lograr tus objetivos es necesario que analices lo que no te gusta de tu personalidad, y al hacerlo encontrarás el camino para mejorar. Seguramente tienes diferentes opiniones de tu personalidad, las cuales variarán de acuerdo a los distintos puntos de vista: intelectual, físico, espiritual, emocional o social. ¿Tienes tu propia opinión acerca de tus aptitudes? ¿Además, tus autorretratos son tan variados como tus actividades?, ¿y a través de todo estás tú, la persona a la que aceptas o rechazas? Tú puedes decidir ser valioso para contigo mismo y crear tus propias imágenes; al amarte a ti mismo aprendes a manejar tus sentimientos, y cultivas sólo los positivos. El ser consciente de tus comportamientos destructivos para corregirlos y actuar de una manera diferente es el primer paso hacia la autoestima, sentimiento que nace a partir de la autovaloración. Esto puede demostrarse en las personas que se han hecho cirugías estéticas exitosas, pero internamente no sienten conformidad o alegría. No existe cirugía plástica que pueda trabajar sobre la autoestima aunque parezca que es así; si una persona realmente no se quiere, las distintas variantes para "verse mejor" desde la cirugía estética no podrán ayudarla. Para decidirse a cambiar algo del aspecto personal, hay que pensar primero en que la cirugía estética no alcanza para que el alma esté hermosa. Sólo sintiéndose bien con uno mismo, es decir aceptándose y amándose, se llegará a un equilibrio tal, que aunque tú no tengas hecha ninguna cirugía, lucirás excelente.britozenair@hotmail.com
Zenair Brito Caballero
"Lo Mejor y Las Cosas Mas valiosas En El Mundo No Se Pueden Ver o Incluso Tocar. Deben Ser Sentidas Con El Corazón." Viendo la tristeza del mundo, ¿cómo puedo ser feliz? La pregunta verdadera debería ser: ¿cómo puedo ser infeliz, viendo la tristeza del mundo? En otras palabras, ¿cómo puedo agregar más tristeza al mundo? La felicidad es fundamental para poder ayudar el mundo. Solamente cuando soy plenamente feliz puedo dar a los demás esta felicidad y quitarles la tristeza que poseen. Por lo tanto, cuando veas a alguien triste, sonríe internamente, mírale en los ojos y ayúdalo a nuevamente sonreír. Enséñale a llevar a Dios y a Jesús en su corazón, porque con fe y con ellos en nuestros corazones, te aseguro amigo lector, que “SOMOS INVENCIBLES
Zenair Brito Caballero
Todos sabemos que el día consta de 24 horas y durante ese período, cada cual decide que va a hacer con su vida... estudiar, trabajar, entrenar, o crear un sin fin de actividades que se pueden realizar de acuerdo con los objetivos que cada quien persiga. Lo más importante es no actuar en detrimento de lo que realmente se desea y se busca, en esta época en la que todo el mundo habla de crisis, debemos hacer un esfuerzo para resaltar lo positivo e intentar salir adelante, pero para lograrlo tenemos que ser fuertes y entender que los ticos hemos salido de situaciones peores. En un día se eligen los principios de éxito que se pondrán en práctica y que poco a poco se transformarán en hábitos. Es así como comienza la formación del carácter que construye el destino. Para lograr el éxito debemos entender que todo tiene una razón de ser, nada ocurre por accidente, siempre hay una acción que antecede a otra y el resultado se produce de la unión de este cúmulo de acciones. ¡No es casualidad que hoy sea un día de éxito y mañana de fracaso! Pero entendamos que el tiempo es oro y por eso debemos sacarse el mejor provecho. Si cada día se desarrollan hábitos y actitudes que están en armonía con las reglas del éxito, no existirán límites para llegar a la cumbre y muy seguramente en pocos meses estaremos celebrando que superamos la crisis e iniciamos los tiempos de bonanza económica. Todo sucede por una razón, nada ocurre por accidente, toda causa tiene un efecto. Es preciso elegir desde un principio las metas y determinar las conductas que conllevan al triunfo ya que solo así dejaremos de ser una persona más del “montón”. La importancia radica en lo productivo que se logre ser en un día. No hay que dejarse amargar por la existencia de alguna situación desagradable como la enfermedad, el fracaso en el trabajo, los conflictos económicos o el desamor. Un nuevo amanecer es la oportunidad para “sembrar una buena semilla, regar la tierra y cuidar la siembra”. Esta es una actividad que se debe hacer con mucho cuidado porque hay que remover cualquier maleza que pueda matar el cultivo, tengamos en cuenta que en el transcurrir de los segundos, minutos y horas es posible aprender para mejorar. En lugar de lamentarnos busquemos alternativas que nos ayuden a tener una mejor calidad de vida. Aprender no es crear o inventar, es entender y apreciar algo que siempre ha estado presente, pero que la terquedad impide ver. Con el tiempo, es posible familiarizarse con el entorno y apropiarse de la naturaleza, convirtiéndola en una aliada que contribuye al cumplimiento de las metas diarias. Usted y yo tenemos las mismas oportunidades de éxito, pero dependerá de nuestra actitud que las atrapemos o las dejemos pasar. Es indispensable identificar lo más temprano posible a donde se quiere llegar, porque de lo contrario será como caminar en un laberinto sin salida. Si quiere tener éxito en la vida debe entender que la tenacidad y la persistencia son dos piezas que siempre acompañan a un triunfador. A partir de hoy demuéstrese cuanto se quiere y dedíquese a trabajar para que la crisis no lo golpee tan fuerte. britozenair@gmail.com
¿QUÈ CAMINO TOMAR DURANTE EL NUEVO AÑO QUE COMIENZA?
Zenair Brito Caballero
¿Ha notado lo aburrido que puede resultar caminar sobre una de esas caminadoras estáticas que existen en los gimnasios? Por más que se dan pasos constantes y que la misma máquina indica que se ha caminado dos o más kilómetros más, uno siente que en realidad no se ha llegado a ninguna parte. ¿No cree que su vida a veces sea así? Se camina y se camina, pero nunca se avanza. Esa es la sensación que a veces perciben los obreros de las fábricas, los enfermos terminales que luchan por recuperarse y unos cuantos seres vacíos que vemos deambulando por ahí. La vida siempre se está moviendo, pero muchos sentimos que no llegamos a ningún destino. Analice los días que han transcurrido de este año. ¿No considera que ya pasó una semana y como que todo sigue igual? Más allá de los propósitos hechos durante la madrugada del 1 de enero, dejamos que las horas hagan de las suyas y, sin notarlo, ellas nos devoran.Ahí van sonando las campanas de este nuevo año, de hora en hora, replicándonos el inexorable correr del tiempo. De hecho, si usted tiene buen oído puede hasta percibir en su propio ‘eco del recuerdo’, la caída de cada instante de esta primera semana transcurrida. Algunos todavía preparan el paseo de olla del próximo lunes festivo; otros están sumergidos en un profundo aburrimiento porque les tocó volver al trabajo; y los más sentimentales y apegados a la familia, y que por supuesto viven en otras ciudades, se confunden en abrazos y llantos lamentando el hecho de tener que dejar la ‘tierrita’. No podemos utilizar nuestros minutos de una manera tonta. Debemos transformar los pasos que damos, bajarnos de esa caminadora estacionaria de los gimnasios y empezar a caminar por trayectos reales que nos conduzcan hacia nuestros horizontes. Sentarse todo el día a ver los partidos de béisbol o de fútbol o las telenovelas, ir todos los domingos o lunes a visitarlos vecinos, ‘renegar’ más de la cuenta e incluso dejar para mañana todo lo que se puede hacer hoy, es una forma absurda de matar el tiempo. La vida pasa y no se detiene ni un instante y, por supuesto, el tiempo todo lo devora. Pero ¡ojo! eso no es culpa de él, sino de sus pocas ganas de vivir. Si cuenta las horas que pasan, usted mismo termina aniquilando su estado de ánimo. Propóngase hacer lo que en realidad puede hacer este año, no planee lo que sabe que jamás hará. También disfrute cada día con su momento y con las situaciones que la vida le plantee. No se desaliente si al principio no ve resultados. Tenga la seguridad de que si lucha por sus buenos propósitos, ellos se le realizarán a su debido momento. En la ventana de Dios hay más de una estrella que resplandece para usted. Es cuestión sólo de dejarse llevar por esos brillos y tomar el camino correcto hacia sus metas. britozenair@gmail.com
“VEAMOS
Zenair Brito Caballero
El ser humano se pasa gran parte de la vida mortificándose por pequeñas cosas. Algunos son tan negativos que ven solo lo malo, en lugar de abrir los ojos y el corazón para descubrir las grandes bendiciones que nos ha dado Dios … Si el techo de su casa tiene una gotera empiezan a renegar y a maldecir a “medio mundo”, por qué en lugar de eso no agradecen al Señor por tener un ranchito donde pueden compartir momentos felices con su familia, otros le echan la culpa a Dios porque se estalló una llanta del vehículo en el que viaja hacia su trabajo, en ves de decir “gracias señor por darle un carrito cuyo único problemita es una llanta ‘pinchada’”. ¡Ven como hay muchas maneras de enfrentar la vida!, por eso la felicidad depende de nosotros, veamos el vaso por la mitad de agua casi lleno, en lugar de verlo medio vacío, con solo eso mejorará nuestro ánimo. Claro, que muchas de esas cosas se entienden cuando adquirimos experiencia y por eso hoy compartiré con ustedes lo que “he aprendido” de la vida a fuerza de dolores en el alma y de muchas lágrimas, léanlo con atención y coméntelo con sus familiares y amigos, estoy seguro que de algo les servirá, y como decía mi mamá: “quién quita un quite” y encuentre el camino hacia la felicidad. ¿Saben qué he aprendido? que nadie es perfecto hasta que se enamora. He aprendido que la vida es dura pero yo lo soy más…He aprendido que las oportunidades no se pierden nunca, sino que las dejamos marchar, y por eso las aprovecha otro con deseos de superación. He aprendido que cuando siembro rencor y amargura, la felicidad se va a otra parte. He aprendido que necesito usar siempre palabras buenas y expresarlas con cariño porque mañana quizás se tengan que tragar. He aprendido que una sonrisa es el modo más económico para mejorar mi aspecto. He aprendido que no puedo elegir como me siento, pero siempre puedo hacer algo para mejorar mi estado de ánimo. Por supuesto que he aprendido también que cuando mi nieta de un año tiene mi dedo entre sus deditos, me tiene enganchada a su vida. He aprendido que todos queremos vivir en la cima de la montaña, pero la felicidad se pasa mientras la escalamos. He aprendido que se necesita gozar del viaje y no pensar sólo en la meta. Y lo más importante: he aprendido que es mejor dar consejos sólo en dos circunstancias... cuando son pedidos y cuando de ello dependa la vida. Por eso he aprendido que entre más aprovecho el tiempo, tengo más felicidad, si soy positiva mi vida mejorará, y lo más interesante, si irradio felicidad contagio a mi familia y a quienes me rodean, por eso a partir de hoy decidí cambiar la cara de amargada por una que mantenga una sonrisa permanente, espero que hagan lo mismo y no sufran, porque aquel que sufre es un acomplejado que por ver los pequeños inconvenientes que se presentan en la vida no disfrutan las grandes cosas que Dios nos entregó. Solo espero que usted algún día pueda decir con orgullo... “yo también he aprendido”.
Zenair Brito Caballero
El primero es: PERDONAR, de corazón. ¿Cómo saber que lo has hecho? Porqué en tu interior no hay rencores ni remordimientos y puedes dar una segunda oportunidad, cuando ves el interés de la persona que te lastimó. Si esa persona no pide una segunda oportunidad y solo pide tu perdón, no hay que sentirse mal, puesto que al menos reconoció que cometió un error, es de humanos hacerlo y el hecho de que alguien no te quiera como uno quisiera, no significa que no te quiera. Pero si esa persona no pidiera perdón, hay que dárselo de todas maneras, puesto que el perdonar purifica tú alma y hay que pensar que, a pesar de lo que haya pasado, esa persona te hizo sentir la persona más feliz de este mundo y te hizo pensar que no te faltaba nada. Durante algún tiempo así fue y es eso lo que nos tenemos que llevar, lo bueno de las cosas y nunca lo malo, puesto que lo malo solo hay que retenerlo en la mente como experiencia y aviso de no volver a cometer el mismo error. Con esto no me refiero a que el amar y entregarlo todo sea un error, sino que a veces hay que tomar tus debidas precauciones y conocer bien a la persona, antes de decidir regalarle tiempo de tu vida y reservarle un lugar especial en tu corazón. Perdonar es difícil, cuando tienes que hacerlo con alguien más que indispensable en tu vida. Pero no es imposible. A veces, cuando amamos decimos, te perdono, pero en realidad lo decimos porque seguimos cegados por su amor. Eso no es perdonar. El perdonar toma tiempo, perseverancia, sufrimiento, pero llega un día en que te acuerdas del dolor causado en el pasado y en el presente ya no te duele. Eso, es perdonar. Algunas veces, a quienes tenemos que perdonar es a nosotros mismos. No seamos tan crueles con nosotros, equivocarse es de humanos y si esa persona era para ti, te sabrá perdonar y si no puede hacerlo, algo mejor te espera, no te lastimes con el pasado, ni temas al futuro, mejor aprovecha el presente. Lo segundo es DECIR ADIOS: y es lo peor que te puede pasar cuando tu no quieres decirlo. Pero no puedes retener a las personas junto a ti, condenándolas a la infelicidad. Cuando amas a alguien deseas su bienestar ¿cierto? Entonces, no lo condenes a esa vida efímera y rutinaria. Si es lo mejor para esa persona, tienes que aceptarlo, dejarlo ir y pedir porque le vaya bien en su vida. A veces, es mejor decir adiós de tal manera, que ambos se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos y no seguir con una relación destinada al fracaso, en la que ambos resultaran lastimados. Saber decir adiós a tiempo, es lo que muchas veces tenemos que aprender, porque a veces afectan a terceras personas. Piensan que no se dan cuenta, grave error: son los que mas pueden ver las cosas, por eso es mejor la separación en muchas ocasiones. Recuerden que, para que querer alcanzar la luna, si podemos alcanzar las estrellas. Lo que quise dar a entender, es que hay que buscar siempre las cosas grandes y no las pequeñas, lo imposible y no solo lo improbable, porque quien no sueña, nunca logra nada significativo en su vida, piénsenlo porque es mejor una palabra a tiempo que cien a destiempo. Lo tercero es OLVIDAR, el último paso y el más difícil. En el momento, nos sentimos morir y pensamos que jamás podremos olvidar. Grave error, porque nosotros podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos. Muchas veces, cuando no podemos olvidar a alguien y ya ha pasado más de un año, es porque no queremos hacerlo y nos aferramos a su recuerdo por razones que a veces hasta nosotros mismos desconocemos. El querer es poder, en el momento en que decidan dejar de sufrir por alguien que no lo hace por ti, en ese mismo instante empezaras a olvidar, porque estoy consciente que no es algo que puedas hacer de la noche a la mañana. Es un enorme camino que recorrer, pero aunque a veces no le encontremos fin, si lo tiene, por eso les recomiendo hacer lo que yo: dos pasos para adelante y uno para atrás, porque por mas que queramos, en el proceso vamos a tropezar infinidad de veces, lo importante es que avances mas de lo que retrocedes y que no te pierdas en el camino. Ya que es como una tortura el camino del olvido, porque nos reprochamos cosas que no tienen coherencia y nos cuestionamos tantas cosas, que nunca nadie nos va poder responder. Solo estamos perdiendo nuestro tiempo, con el simple hecho de pensarlas. Lo mejor que podemos hacer, es arrojar los porqués al viento y seguir adelante, no hay que permitir estancarnos por pequeñeces, piensen que lo mejor aun no viene y espera por nosotros. OLVIDAR es una palabra que deseamos no usarla nunca, pero desgraciadamente hay que hacerlo. Por eso, cuando tenemos a alguien que amamos, no hay que ponernos limites, hay que disfrutar cada instante que pasamos a su lado, porque nunca sabes cuando será la ultima vez, hay que entregar lo mejor de nosotros, de tal manera que cuando llegue a su fin, no nos arrepintamos de nada. PERDONAME, DIME ADIOS Y OLVIDAME Es difícil y duro, pero ni eso nos derrota, puesto que a pesar de los fracasos, seguimos de pie.
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Zenair Brito Caballero
El árbol siempre es agradecido. Si le regalamos un poquito de agua, él nos devuelve hojas reverdecidas, hermosas flores, gratas fragancias y, sobre todo, muchos frutos. Además, su copa pomposa les obsequia a todos y todas una grata sombra; sin contar que sirve de nido para las aves, las llamadas ‘reinas’ del cielo. El árbol se convierte en una torre que el sol viste de lumbres. Y, reitero, con sólo un poquito del preciado líquido, él tiene la fuerza necesaria para ser el guardián que domina nuestros horizontes. La naturaleza del árbol nos enseña el bello concepto de la gratitud. ¡Claro! la expresión de ‘gracias’, no es sólo una palabra educada, adiestrada y convencional. Es una melodía para los oídos, un encantamiento sagrado y un poderoso revitalizador que se transmite a todas las personas. Con un sencillo ‘gracias’, a usted se le abren puertas; con un ‘gracias’, se derrota a quien se cree todopoderoso; con un ‘gracias’, usted le devuelve a quien le sirve, más de lo que recibe. Todo lo que damos a quienes nos rodean regresará a nosotros, tarde o temprano. Por ello, la mejor manera de ser feliz consiste en sembrar siempre la gratitud a nuestro paso y en todos los momentos de nuestra existencia. Hoy mis amigos y amigas lectores los y las invito a asumir el compromiso de abrir el corazón, para expresarle agradecimiento a quien le sirve a usted, con respeto, libertad y amor. Asì mismo, les invito a una sencilla reflexión: cuando beba agua, recuerde la fuente que lo sació. A Dios… En la mañana aunque se tape los oídos con la almohada y gruña de rabia cuando suena el despertador... dé gracias a Dios porque puede oír. Al ver el rayo del sol… Cuando al despertar, el sol se meta en su habitación... dé gracias a Dios porque puede ver, pues hay muchos ciegos en el mundo. Al caminar… Aunque a veces le dé pereza levantarse de la cama… dé gracias a Dios porque tiene fuerzas para hacerlo, ya que hay muchos seres postrados que no pueden. Por la familia… Aunque sostenga discusiones con sus hermanos… dé gracias a Dios, porque tiene y disfruta de una familia, ya que en este mundo hay muchos seres humanos solitarios. Por la comida… Aunque la comida no le parezca del todo buena y al desayuno de la mañana usted lo haya tildado de ‘flojo’... dé gracias a Dios porque tiene alimentos. Hay muchos seres humanos que hoy se van a acostar con hambre. Por el trabajo… Aunque su trabajo es a veces monótono y rutinario... dé gracias a Dios porque tiene una ocupación digna. Hay muchos desempleados en esta ciudad y en Venezuela entera. Por la vida… Aunque a veces no esté muy conforme con la vida, y busque motivos para quejarse... dé gracias a Dios por el precioso regalo de conservarle la vida. Agradezca siempre: 1. Gracias por escuchar, pero, por escuchar con amor, sin interrumpir, sin bostezar, sin criticar; simplemente escuchar. 2. Gracias por el cariño. Ser generoso con besos, abrazos, palmadas en la espalda y apretones de manos; estas acciones demuestran un cariño grato y cierto. 3. Gracias por la sonrisa. Su regalo dirá “... me gusta reír con usted”. 4.- Gracias por esa nota escrita. Una línea de gratitud, un mensaje de texto, un correo electrónico o un simple “gracias por ayudarme”, son detalles que nunca se olvidan y alegran la vida. 5. Gracias por el agradecimiento. Un simple, pero sincero “se ve genial”, “ha hecho un gran trabajo” o “fue una estupenda comida”, hace muy especial un día. 6.- Gracias por ese favor. Es maravilloso poder hacer y recibir un favor desinteresado. 7.- Gracias por respetar la soledad. Hay días en los que no hay nada mejor que estar solo. Es un gran detalle para consigo mismo y para con los demás. Por todo esto, mis amigos lectores aprendamos a dar siempre las gracias.britozenair@hotmail.com
“ENSÈÑALE A LOS NIÑOS Y A LAS NIÑAS”
Zenair Brito Caballero
ENSEÑALE a los niños y a las niñas a creer en los ideales, y que aquellas cosas que no se ven también son realidades. Diles que el amor no se ve, pero se puede sentir, que la música tiene una explicación pero que las melodías salen del corazón. ENSEÑALE a tener esperanzas, pues todos los días sale el sol. Y no les digas que sale porque existe una ley de gravedad o que el sistema solar se mantiene por una perfecta estabilidad de las fuerzas centrifugas y centrípetas. ENSEÑALE que el sol sale porque Dios trae la luz por esa estrella resplandeciente. ENSEÑALE el respeto a los mayores, por las cosas simples y por la naturaleza. ¡A amar los animales! ENSEÑALE a rezar, a cerrar los ojitos y que se imaginen a su ángel guardián que los protege y los guía. ENSEÑALE todos los días a trabajar en un pequeño proyecto, diferente siempre. Estimula su creatividad con sus juguetes y con otros juguetes que ellos mismos puedan crear. ENSEÑALE a sonreír y siempre acarícialos, sean quienes sean esos niños o niñas, porque no sabes en que pueden convertirse mañana, tal vez sean ellos quienes te den su mano amiga o te nieguen el saludo cuando menos lo esperes. Tal vez sean tu medico, tu amigo, tu asaltante, o tu juez. ENSEÑALE que la vida es aprender a ser feliz y que la vida nos dará muchas alegrías, pero nosotros debemos darle también un sabor a la vida. ENSEÑALE que debemos darle un poco de alegría a todas las cosas y que todo lo que llegue a nuestras manos o a nuestra vida, siempre debemos dejarlo mejor de lo que estaba cuando lo encontramos. ENSEÑALE que todo aquello que tome contacto con nosotros debe siempre mejorar. ENSEÑALE el valor del respeto, del trabajo, del esfuerzo, de la fe, de la confianza, enséñale a ser inteligentes y que no desprecien sus sentimientos, enséñale a amar y que en todo momento sepan que tienen el derecho de vivir y ser cada uno lo que en su vida quiera ser. britozenair@gmail.com
Zenair Brito Caballero
Zenair Brito Caballero
Parece que los padres están fallando en el proceso de separación, individualidad y ayuda a los hijos e hijas a crear su propia independencia. A eso se le podría llamar COMPLEJO DE PAPA o MAMÀ GALLINA. Es curioso, lo que pasa es que confundimos lo que es el amor y nos dedicamos a hacer felices a nuestros hijos o hijas, a cumplirles sus caprichos, a resolverles la vida y no pensamos en prepararlos para una vida dura, así que nuestros hijos e hijas nunca aprenderán a ganarse la vida y a ser autosuficientes. A eso se le llama hacerlos DEPENDIENTES E INUTILES. Cada día los hijos pretextan su ayuda en las labores del hogar alegando que su única responsabilidad es el estudio, pero lo demás depende totalmente de sus padres. A eso se le llama ser MANTENIDO. En aras de una felicidad mal entendida queremos llenarlos de cosas materiales, se les compra la mejor ropa o los tenis mas caros, estudian en las escuelas, liceos y universidades mas caros, dinero para las fiestas, dinero para sus gastos, un carro si es posible, sin mencionar otros “compromisos económicos que ellos hacen”; los cuales no se ganan y lo más grave que ellos piensan que es tu obligación. A eso se le llama ALCAHUETERIA. Te sacrificas en todos los sentidos para que tus hijos e hijas tengan lo mejor y nunca les quedas bien y lo que recibes por parte de ellos es: EXIGENCIAS Y EGOISMO. Les hemos dado tanto, que se creen Merecedores de todo… No te piden… TE EXIGEN. Les hemos dado tanta atención que se sienten el centro del universo, cargados de egoísmo creen que el mundo debe girar a su alrededor y que lo único valioso, importante y primordial, son ellos. No les hacemos conciencia de su papel como individuos responsables. Si yo como padre cumplo con el compromiso de cubrir sus necesidades personales, de salud y escolares…. Ellos tienen que cumplir con el compromiso de sacar buenas calificaciones y colaborar en el hogar. ¿Qué está pasando con las nuevas generaciones? Si miramos un poco hacia atrás y revisamos los años lejanos o cercanos a nuestra juventud, todo era muy diferente. No teníamos teléfono celular… y no pasaba nada. No teníamos computadora… y escribíamos a mano e en máquina de escribir. Nos conformábamos con la ropa que nos podían comprar y no por eso no nos sentíamos diferente ni descalificados por no usar la marca X ó Z. Si nos llamaban la atención, nos negaban un permiso o nos daban con la correa, de ninguna manera le faltábamos el respeto a nuestro papá, ni mucho menos lo amenazábamos. Si nos íbamos a una fiesta o reunión, nos comprometíamos a regresar a una hora determinada, que teníamos que cumplir te gustara o no, de lo contrario nos castigaban y no había permiso para la siguiente…Y eso no era motivo para emitir gritos, zapatazos y azototes de puerta, chantajes o tener durante una semana sonrisas fingidas o caras molestas… En ese tiempo existía un valor muy importante que nos enseñaron desde pequeños y se llamaba: RESPETO. Ahora no se conoce, no existe, no sabemos en que lugar estará o detrás de que mueble lo escondimos para que nuestros hijos e hijas no lo encuentren y mucho menos lo practiquen. Habían valores que eran preponderantes: uno era el orden, el otro la disciplina y otro la obediencia. Hoy en día, algunos padres no ayudan a la tarea, si no que la hacen completa, y habiendo tanto libro e información a la mano, además te la buscan, lo único que les falta es ir a presentar el examen en el salón de clase. Y todo este circo para que el hijo o la hija no haga berrinche y no sufra una deshidratación a causa de sus lágrimas y lo más triste ….. “para mantener la paz social en el hogar”, donde la solvencia y la autoridad de los padres hace mucho tiempo no existen. Y qué decimos del hogar, donde para evitar conflictos y discusiones, como ya no funciona aquel estribillo de: a la una, a las 2, a las dos y cuarto como si fuéramos reloj. O el clásico “voy a contar hasta cinco y llevo tres…” Nos convertimos en el cómplice de nuestros hijos e hijas. Eso sí, con la boca callada para no caerles gordos con tanta habladera y no les permitimos a nuestros niños que se desgasten ni siquiera recogiendo sus propias pertenencias. Total para qué (pensamos), ellos por qué, si no tienen culpa alguna de mis problemas, ellos no pidieron nacer. No nos sobreprotegían, ni nos solucionaban los problemas, teníamos libertad hasta para cometer errores, lo cual nos llevó a desarrollar un sentido de responsabilidad y de identidad…Eso se llama CRECER. Dentro de este proceso de crecimiento no estaban exentos unos correazos, un manotazo o una que otra nalgada bien puesta, y todo esto a nadie le ocasionó ningún trauma, por tratar de que obedeciéramos, En aquellos tiempos la voz de nuestro padre se escuchaba con respeto, las órdenes de papá se acataban sin protestar y los consejos de ellos no eran catalogados como cantaletas, problemas o rollos. Ni le decías a tu papá “ya cállate” o el famoso “si, hombre, si”. En aquellos tiempos los padres ponían los límites, las reglas y las condiciones y no tenían miedo de que el hijo o la hija les dijeran: es que aquí no me comprenden, no me dejan ser, tú no te metas o el típico “me voy de la casa” Pues adonde íbamos a ir que nos trataran mejor que en nuestra casa? En aquellos tiempos los padres no tenían miedo de llamarte la atención y “que te enojaras”. Total que tenías dos costos enojarte y volverte a contentar; si no querías comer, te quedabas con hambre, porque no te daban dinero para comprar porquerías en la tienda de la esquina. Además para qué, si la mamá se levantaba temprano a prepararte el desayuno. En aquellos tiempos tus padres no justificaban tus malas calificaciones, ni tu mal comportamiento en la escuela, ni la falta de respeto a los maestros, ni tu falta de colaboración y apoyo en tu casa. En aquellos tiempos el padre decía no y no, quería decir no. La figura paterna era muy diferente a la actual, el amor, el respeto y la consideración…no daban cabida a los actuales calificativos: Mi papá está loco, ya está chocho, es un egoísta, está neurótico, es un frustrado, y quien sabe cuántos calificativos más. Mismos que me causan una gran pena, no sé si por quien los emite o por quien los recibe. Enseñémosle a respetar a sus semejantes para que cuando tengan su pareja la sepan cultivar y procurar, (la igualdad entre hombres y mujeres no es faltarse al respeto, ni tener jerarquías ventajosas), a formar su escala de valores que los harán seres humanos de bien, útiles a su familia y a la sociedad. Hagámosles conciencia que los valores no han pasado de moda ni son piezas de museo, a quererse a sí mismos para que cuando tengan sus hijos, los amen y eduquen. Para que tengan credibilidad en la relación de pareja. Piensa… ¿Qué vas a querer a cambio de un abrazo? Vamos a ponernos las pilas, hagamos de nuestra escala de valores un estandarte, para que nuestros hijos e hijas aprendan lo que es el respeto, el compromiso, la honestidad, la humildad, la cortesía, la prudencia, la generosidad, el agradecimiento; y la nobleza de corazón… Que los hará unos seres humanos de excelencia…
Zenair Brito Caballero
Para algunos padres, el momento de la emancipación del último hijo que vivía en casa, es uno de los de mayor vulnerabilidad. Cuando los hijos inician su vuelo propio para dejar el nido, surge desde el punto de vista psicológico, uno de los momentos de mayor fragilidad, para caer en un cuadro depresivo y es cuando se plantea uno de los períodos más difíciles para aquellas mujeres que han construido su proyecto vital sobre la base de una familia regular. Existe una época de la vida de algunas señoras, fundamentalmente a partir de los 55 años, en que el alejamiento de los hijos al independizarse las hace reflexionar sobre su lugar propio en este mundo y sobre la validez de su aspiración vital. Aunque este síndrome puede afectar por igual al padre y a la madre, suele repercutir especialmente en la madre, sobre todo si no ha trabajado fuera del hogar y el cuidado de sus hijos no era únicamente su papel central, sino el exclusivo. Los efectos de esta situación, se producen a menudo en mujeres que no aprendieron a complacerse en sus vidas, porque pensaban, que así se lo inculcaron sus padres, que su labor en el hogar era su misión fundamental, y no cuidaron jamás de sí mismas ni buscaron algunas compensaciones a tanto desvelo. Es lo mismo que puede ocurrir a aquellas personas que se dedican a cuidar a un enfermo (familiar, padre, madre o hermano) durante toda su vida y que el día que éste se muere deja un vacío total en su existencia. Las madres sienten el vacío del nido como un vacío en su identidad. Al no haber construido otros espacios de desarrollo personal, muchas mujeres carecerán de actividad y hasta se sentirán inútiles al no tener ya la responsabilidad de velar por los hijos. Por lo general, los hombres no sufrirán estos mismos efectos ya que el rol masculino está socialmente construido sobre otros pilares. En el caso del padre, el riesgo se incrementa cuando coincide la emancipación de sus hijos con la jubilación laboral. Sucede esto, con una razonable exclusividad en las personas que habían convertido su papel de padres y educadores en el factor fundamental de sus vidas, dejando a un lado otras funciones igualmente importantes. Durante muchos años el rol fundamental de la mujer ha sido el de madre, y la relación con los hijos constituye una parte muy importante de su identidad femenina. Una persona que ha hecho de la formación de sus hijos el "leiv-motiv" de su vida corre el riesgo de morir de éxito cuando los hijos abandonan el hogar en busca de la independencia. Este hecho, que en un principio debería ser vivido como un rotundo triunfo y, en algunos casos, como un tremendo alivio, pasa a dejar un vacío tanto físico como, sobre todo, motivacional en la vida de estas personas. El mayor tiempo libre con el que cuentan en la nueva situación es vivido desde la angustia y la carencia de un papel sustitutivo inmediato para hacer que aparezcan sentimientos de inutilidad. A menudo, a estos se les añade el sentimiento de soledad, la percepción súbita del paso de los años y la obligatoriedad de recuperar un papel de pareja que probablemente no se ha trabajado durante muchos años. Y, en definitiva, ¿qué significa eso del síndrome del nido vacío? Yo lo entiendo como una desadaptación, un mal afrontamiento de una situación social-actual, y que puede etiquetarse como un trastorno afectivo enmascarado, de características depresivas donde reinan los sentimientos de tristeza y de pérdida. Las mujeres que lo padecen muchas veces no son conscientes de lo que les pasa, sino que acuden a la consulta del médico por dolencias físicas, aunque suelen delatarse con expresiones como: "la casa está vacía", "me falta algo", "hay un silencio deshabitual", etc. El ser consciente de la situación es ya un paso hacia la adopción de medidas correctoras que supongan el afrontamiento de la situación. ¿Qué pasa con esos crueles pichones, capaces de abandonar el nido que los alimentó y les dio cobijo? Por lo general son conscientes del sufrimiento que provoca su vuelo, pero c´est la vie… y aunque cada día se observa una mayor tendencia de las personas de llegar a la edad adulta y continuar dependiendo de la casa paterna, ellos trabajarán por una creciente independencia que les llevará a fundar su propio nido, c´est la vie. Pese a todo hay madres a las que les cuesta afrontar la separación física y emocional de sus hijos, porque han vivido durante muchos años angustiadas por el temor del abandono y el rechazo de sus hijos si no cumplían con rigor bíblico el papel de abnegadas y perfectas madres. A este respecto sólo se puede aconsejar el comprender la inevitabilidad del proceso, lo mismo que la aceptación de los años y del cambio en el aspecto físico de la persona; Aunque también hay madres que sí logran superar los efectos que este fenómeno familiar podría haber ocasionado. Son aquellas que viven esta situación de forma natural, sin trauma. Son madres capaces de trabajar en su crecimiento personal para poder contar con un proyecto personal propio, sin esperar a que sus hijos cubran los vacíos afectivos que pueda tener, para no sentirse abandonada ni rechazada. En definitiva, se trata de madres que han aprendido que desde el principio hay que crecer con los hijos y saber adaptarse a sus distintas evoluciones, y que atribuyen a la situación otra significación (en vez de pérdida lo ven como un periodo de creciente libertad y posibilidad de autodesarrollo).
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Zenair Brito Caballero
¿De las heridas que recibimos cuando éramos pequeños?, ¿de los traumas de la infancia?, ¿de lo que alguien más decidió que fuéramos?, ¿de una relación que no nos satisface?, ¿de un trabajo que no disfrutamos?, ¿de la rutina de la vida? ¡Ya liberémonos! ¡Tiremos ya ese costal que llevamos en la espalda. En el guardamos el resentimiento, el rencor y la culpa. Dejemos ya de culpar a otros y al pasado por lo que no marcha bien en nuestra vida. Cada día tenemos la oportunidad de empezar otra vez. Cada mañana, al abrir los ojos, nacemos de nuevo, recibimos otra oportunidad para cambiar lo que no nos gusta y para mejorar nuestra vida. La responsabilidad es toda nuestra. La felicidad no depende de los padres, de la pareja, de los amigos, del pasado, depende solo de nosotros. ¿Qué es lo que nos tiene paralizado?, ¿el miedo al rechazo?, ¿al éxito?, ¿al fracaso?, ¿al que dirán?, ¿a la crítica?, ¿a cometer errores?, ¿a estar solos? ¡Rompamos ya las cadenas que nosotros mismos nos hemos impuesto! A lo único que le debemos tener miedo es a no ser uno mismo, a dejar pasar tu vida sin hacer lo que queremos, a desaprovechar esta oportunidad de mostrarnos a otros, de decir lo que pensamos, de compartir lo que tenemos. Somos parte de la vida y como todos, podemos caminar con la frente en alto. Los errores del pasado ya han sido olvidados y los errores del futuro serán perdonados. Démonos cuenta de que nadie lleva un registro de nuestras faltas, solo nosotros mismos. Ese juez que nos reprocha, ese verdugo que nos castiga, ese mal amigo que siempre nos critica, ¡somos nosotros mismos! Ya perdonémonos, sólo nosotros podemos lograrlo. Cuándo vamos a demostrar amor a los seres queridos? ¿Cuándo nos queden unos minutos de vida?, ¿Cuándo les queden a ellos unos minutos de vida? Disfrutemos de las relaciones sin hacer dramas. Si pretendemos que todos hagan lo que queremos o que sean como hemos decidido, si pretendemos controlar a los que nos rodean, llenaremos la vida de conflictos. Permitamos a otros que tomen sus propias decisiones como hemos de tomar las nuestras, tratando siempre de lograr lo que es mejor para todos. Así podremos llenar la vida de armonía. Y por último, ¿Qué estás esperando para empezar a disfrutar de tu vida? ¿Que se arreglen todos tus problemas?, ¿Que se te quiten todos tus traumas?, ¿Que por fin alguien reconozca tu valía?, ¿Que llegue el amor de tu vida?, ¿Que regrese el que se fue?, ¿Que todo te salga como tú quieres?, ¿Que se acabe la crisis económica?, ¿Que te suceda un milagro?, ¿Que por arte de magia todo sea hermoso y perfecto? ¡Despierta ya amigo!, ¡Despierta ya amiga!, ¡Esta es la vida! La vida no es lo que sucede cuando todos tus planes se cumplen, ni lo que pasará cuado tengas eso que tanto deseas. La vida es lo que está pasando en este preciso instante. Tú vida en este momento es leer este artículo, donde quiera que lo estés haciendo y con las circunstancias que te rodean ahora. En este momento tu corazón lleva sangre a todas las células de tu cuerpo y tus pulmones llevan oxígeno a donde se necesita. En este momento algo que no podemos comprender, te mantiene vivo y te permite, ver, pensar, expresarte, moverte, reír, ¡hasta llorar si quieres! No te acostumbres a la vida, no te acostumbres a despertar todos los días y estar aburrido, o malhumorado, o preocupado. Abre tus ojos y agradece todas las bendiciones que puedes ver, agradece tu capacidad de oír el canto de los pájaros, tu música preferida, la risa de tus hijos y de tus nietos. Pon tus manos en tu pecho y siente tu corazón latir con fuerza diciéndote: “Estás vivo, estás vivo, estás vivo”.Yo se que la vida no es perfecta, que está llena de situaciones difíciles. Tal vez, así es como se supone que sea. Tal vez por eso se te han brindado todas las herramientas que necesitas para enfrentarla: Una gran fortaleza que te permite soportar las pérdidas, la libertad de elegir como reaccionar ante lo que sucede, el amor y el apoyo de tus seres queridos. Se también que tú no eres perfecto, nadie lo es. Y sin embargo, millones de circunstancias se han reunido para que existas. Fuiste formado a partir de un diseño maravilloso y compartes con toda la humanidad sus virtudes y defectos. Así está escrito en tus genes, en los genes de todos los seres humanos que han existido y en todos los que existirán. Tus pasiones, tus miedos, tus heridas, tus debilidades, tus secretos y tu agresión, los compartes con todos tus hermanos. ¡Bienvenido a la raza humana! Esos supuestos defectos son parte de tu libertad, parte de tu humanidad. Si te preguntas ¿Quién soy yo para decirte todo esto? Te contestaré que no soy nadie, soy simplemente una versión diferente de lo que tú eres. Otro ser humano más entre miles de millones, pero una mujer que ha decidido ser libre y recuperar todo el poder de su vida………Espero que tú también decidas hacerlo.
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Zenair Brito Caballero
En mi oficina cuelgan varios cuadros sencillos con textos variados alusivos a la vida y a la autoestima del ser humano. Los coloqué con mucho amor, para que mis pacientes que los lean se sientan reconfortados con su lectura, y por considerarlos como unos cortos y profundos “Tratados de Sabiduría”, dignos de ser aplicados en la cotidianidad de nuestras vidas. Dentro de las grandes enseñanzas esbozadas allí con claridad, una hay que me toca más que el resto. Es aquella que deja significar el reconocimiento de cada uno como lo que es realmente, tratando de mantener el equilibrio entre competencias y límites, con el fin expreso de no atropellar a nadie e igualmente lograr ser capaces de no permitir que nadie nos atropelle. Entre todo lo allí expuesto no encuentro nada que más se parezca a la condición requerida para construir una sociedad tolerante, capaz de encontrar alternativas distintas a la guerra para solucionar sus conflictos. En medio de todo, los filósofos, como Savater y tantos otros, tienen mucho más afinada que el resto la claridad mental necesaria para repensar al ser humano, mirando mucho más allá de donde miramos los demás, la gente del común. A ellos, por tradición e historia, debe en gran medida la humanidad la orientación de sus derroteros en momentos de crisis. Existe una enorme diferencia entre inteligencia y sabiduría. No siempre van juntas. Podríamos decir que para ser inteligente no se necesita ser sabio; en cambio para ser sabio sí se necesita inteligencia, y mucho más que eso: sentido común, que es como se dice corrientemente “el menos común de los sentidos”. Y ni para qué hablar de evolución espiritual -homologada como expansión de la conciencia-, más escasa todavía que la anterior en nuestro medio. Construir una sociedad reconciliada no es posible sin el cambio de quienes la constituimos. Mientras sigamos legitimando la violencia como forma de resolver conflictos, mientras no aprendamos a cambiar la confrontación por la cooperación, la paz seguirá estando lejos de nuestro alcance. Lo triste es que lo sabemos pero, aun sabiéndolo, seguimos asumiendo conductas totalmente contrarias al logro de lo que debiera ser nuestro objetivo fundamental. La coherencia no parece ser, precisamente, nuestro fuerte. De allí que el discurso vaya por un lado y la vida por otro. Con razón no vemos resultados. Con razón todo se nos va en retóricas gastadas que a nadie convencen. Con razón la vida se nos convirtió en un eterno recomenzar sin jamás haber concluido la principal tarea. Y no podrá ser de manera diferente mientras no haya cambios desde el interior de cada uno. El amor propio no es lo que normalmente creemos: actitudes obstinadas, egocéntricas y soberbias. Generalmente quien se ama a sí mismo es cualquier cosa, menos arrogante. Se muestra humilde y tolerante con los demás porque tiene conciencia clara de sus límites, los reconoce y los asume. Tampoco se siente menoscabado por solicitar ayuda en caso de necesitarla. Manifiesta su verdad con sencillez y firmeza y se abre a la verdad de los demás sin considerar que siempre sea él quien tenga que decir la última palabra. Porque, bien pensado, y si “civilizada es aquella persona, o sociedad, que busca solucionar sus conflictos de manera diferente a suprimir a todo contradictor”, lo que equivale a decir que la aceptación sensata de la pluralidad, es la mejor garantía de enriquecimiento y desarrollo armónico de los grupos humanos, el caso está como para sentarnos a llorar. Porque dadas nuestras particulares características, podríamos, fácilmente, ser catalogados en la escala evolutiva en la misma categoría del Homo Cromagnon. Y conste, no estoy para nada segura de no estar ofendiendo a nuestro antepasado
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Zenair Brito Caballero
¿Quién no ha soñado alguna vez tener una casa o un apartamento espectacular en una buena urbanización de clase media o clase media alta? ¿Quién no ha visto desde los ojos de la admiración y la aspiración, tener las mansiones de los ricos y famosos? Han sido muchos. Incontables personas también han invertido años de trabajo y ahorro para poseer una vivienda parecida a la de sus sueños, y siguen gastando su vida para conquistar y mantener una casa o un confortable apartamento con el cual sentirse bien. Si nos esforzamos para tener una residencia material confortable ¿Cómo no estar dispuestos a invertir tiempo y esmero en construir al verdadero y auténtico fortalecimiento moral y espiritual de la familia que vive en ese hogar? Vivienda significa fuego, calor, amor, respeto, consideración, lealtad entre sus miembros y hace referencia a la tibieza que se genera cuando personas que se aman y buscan su mutua felicidad, habitan bajo un mismo techo y crean relaciones de cordialidad, honestidad, fidelidad, comprensión, responsabilidad y afecto. Construir un hogar implica en principio dos cosas: La primera, debe ser único, la exclusividad es una característica fundamental porque cuando coexisten varios núcleos familiares, los sentimientos están repartidos y es difícil consolidar lo auténtico. El concepto que tienen muchos venezolanos de tener y convivir con ‘sucursales’ o “segundos frentes” tan lamentablemente difundido en nuestro medio, no cabe en las altas exigencias emocionales y actitudinales que la construcción de un matrimonio, de un hogar de amor verdadero plantea. La fidelidad es condición imprescindible para que pueda edificarse un hogar como el que necesita la sociedad venezolana y merecen nuestros hijos e hijas. El segundo aspecto es este: En la labor debe trabajarse todos los días, con constancia y esfuerzo, con clara conciencia, pues es como una construcción física donde con cada palabra, gesto, actitud o detalle, ubicamos un ladrillo. Al igual que en una obra civil, la construcción de un hogar de amor tiene una serie de elementos. El primero es el terreno, que está constituido por la verdad y no por la falsedad, el disfraz, la hipocresía. No se puede construir con firmeza en un territorio de mentira, farsa y engaño. Un hogar debe fundarse en cuatro verdades esenciales: La primera, verdad auténtica en las personas que lo forman. Quienes conforman una familia monoparental deben ser íntegros, auténticos y honestos. Cada miembro de la pareja (origen de la familia) debe tener claro su ‘yo’ para poder construir un buen ‘nosotros’. La segunda, verdad en las intenciones. Una familia debe establecerse con un doble propósito: Lograr la felicidad cotidiana de la pareja y traer al mundo nuevas personas, que sean a su vez individuos felices y capaces de convivir con el modelo, con el ejemplo dado por sus padres. Cualquier otro móvil que nos lleve al matrimonio o a un concubinato puede conducirnos al fracaso y la equivocación. La tercera, verdad en las circunstancias. Todos tenemos situaciones en la vida, fruto del pasado y las vivencias. Debe existir claridad sobre nuestra realidad al momento de fundar una familia. Ir ocultando información relevante, como la existencia de hijos e hijas que van naciendo uno tras otro fuera del matrimonio con diferentes parejas paralelas a la legal, por ejemplo, puede generar problemas y pérdida de confianza en el esposo o esposa. La cuarta, verdad en los sentimientos. Hay muchas emociones que pueden confundirse con el amor, pero no sirven como sustento para una buena vida en pareja primero y en familia después: La pasión, el cariño, la admiración, el respeto mutuo están incluidos en el amor, mas no lo sustituyen… La convivencia humana es muy compleja porque somos distintos, tenemos pensamientos, modelos de crianza, condición social, nivel intelectual, académico y profesional, necesidades y puntos de vista diferentes, y solo el auténtico amor puede ayudarnos a comprender y aceptar al otro con sus debilidades y sus fortalezas, resolver las dificultades y seguir adelante siempre que sea posible. Porque hogares de amor es lo que necesitan Venezuela y el mundo. Por ello, amigo lector la invitación que le hago hoy, es a que cada uno de ustedes edifique el suyo con amor verdadero, con esmero, con desvelo y sobre todo con respeto a su pareja y a sus hijos para quienes usted tiene que ser no solo un modelo de intelectualidad, sino un modelo de “MORALIDAD”, no haga como el gato que al eliminar sus excrementos, trata de taparlos.
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¡Así de dulce puede ser su vida!
Zenair Brito Caballero
¿Quiere aprender a preparar un buen dulce de leche? Ponga a hervir a fuego lento un poco de leche junto con el azúcar, ojalà en una cacerola de teflón para que no se pegue. Sin dejar de mover con una cuchara de madera, poco a poco vaya añadiéndole unas gotas de agua con bicarbonato. Cuando lo vea espeso, tendrá listo el manjar. ¿Quiere saber un truquito para saber si se ha llegado al punto de cocción? Mueva la porción con la cuchara de madera. ¿Ve el fondo del cazo? Si lo ve, el dulce está en su momento preciso. Ahora debe servirlo en un recipiente refractario, donde puede adornarlo con pasas o vainilla. Ojo, ¡cuidado! no lo empalague. Por eso, si quiere agregarle algún colorante, trate de que éste no tenga demasiada azúcar. En cada cosa que haga o en cada situación que le toque afrontar amigo lector (a), puede verle el lado dulce a las cosas. ¡Claro! Le toca revolver las cosas a fuego lento y en su momento preciso. De lo contrario, se puede recalentar. En la receta de su vida, la leche, el azúcar, la vainilla o el colorante, dependerán de su gusto. Sus ingredientes pueden ser el amor, la fe, las ganas, el estilo que tenga para vivir y, por supuesto, el invaluable toque secreto del cariño con el que cocine. Y se preguntará: ¿En este caso, qué viene siendo la cucharada de bicarbonato de sodio, la misma que se disuelve en la taza de agua? Esa porción, que es la que neutraliza la leche para que no se corte al concentrarla, puede ser el equilibrio que usted les imprima a sus acciones. ¿Sabe qué es lo mejor de este dulce que le recetamos hoy? ¡Qué hasta el más diabético puede saborearlo! La verdad es que dulces hay muchos, tantos como etapas y situaciones deba afrontar a lo largo de su vida. La clave de nuestra ‘pócima espiritual’ está en esa sazón que usted alcance a imprimirle al almíbar de su vida. Por ello, le sugiero estos 10 tips para una vida dulce 1. La fe: El ingrediente más exquisito para ver la vida dulce, es tal vez el más complicado de conseguir para algunos. El mismo consiste en llenar la mente de fe. 2. El amor: Esta es la poesía de los sentidos. No hay mejor receta para ver la vida dulce. Y si bien es cierto que el amor es llama y deseo, también es claro que es una semilla que se debe sembrar. 3. La salud: Las nueve décimas partes de nuestra felicidad está en ella. ¡Cuide su cuerpo! 4. La oración: No se trata de acudir a la retahíla de palabras que se dicen sin sentido. La oración descuidada, esa que es perezosa, no es el mejor ingrediente. Orar es una propiedad del corazón, no de los labios. 5. La risa: Ella es salud. Y que se sepa, no hay ningún tipo de veneno o amargura en una agradable sonrisa. Es más, un buen momento de risa activa la circulación de la sangre. 6. Soñar despierto: Este sí que es un manjar, entre otras cosas, porque alguien que no tenga sueños, no sabe para dónde va. 7. La simpatía: El estar anímicamente dispuesto a agradar a los demás, hace que la vida sea más agradable. 8. Entusiasmo: El desanimado, todo lo ve ácido; mientras que aquel que se llena de energía, emprende los mejores proyectos de la vida. 9. La autenticidad: Agradezca a Dios sus valores. No pretenda ser el que no es. 10. La solidaridad: Quien presta al pobre, presta a Dios. Y lo mejor es la recompensa que recibe. Recuerde siempre, que con Dios en nuestros corazones ¡somos invencibles!
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¡Tanto tienes tanto vales!
Zenair Brito Caballero
En este mundo materialista en el que vivimos, las personas se vuelven cada vez más interesadas y si usted tiene dinero o posibilidades de ayudar en algo, lo saludan con mucho cariño y respeto, pero si por el contrario está desempleado, o anda en algún apuro económico, cuando le ven venir se cambian de acera porque “ahí viene aquel pobre limpio (a) con su montón de problemas”. Así es la vida de ingrata... cuando les presentan a alguien lo primero que hacen es mirarlo de arriba a abajo para determinar su porte, su ropa de firma y si tiene posibilidades de ser adinerado, luego le consultan directamente: “¿De qué familia es usted?”. A muchos no les importa usted como persona, sino por lo que es o podrían obtener a través suyo, dependiendo de los títulos y la apariencia podríamos encontrar amigos (as) rápidamente, pero cuidado, porque recuerden que más de uno con apariencia de “bestia” termina siendo el Príncipe Azul como en el cuento de la Bella y la Bestia. Historias hay muchas, conocemos el caso de una gran amiga que fue a comprar un carro último modelo, y no se lo vendieron por su apariencia un tanto desaliñada, claro, el que le hizo semejante desplante “se jalaba luego las mechas” cuando otro compañero -de esos buena gente que todavía quedan- le atendió amablemente sin dejarse llevar por su aspecto, logrando realizar la gran venta y ganándose una buena comisión. Sinceramente no me acostumbro a vivir en este mundo donde dominan los interesados (as), “los trepadores (as)”, a quienes no les importa llevarse por los “cachos” a quien sea con tal de lograr ascensos y aumentos de salario, en eso se han convertido una buena parte de seres “humanos” venezolanos (as), lástima que la amistad, los principios y los valores hoy se han convertido en “cualquier cosa”. Pero no todo está perdido, aún quedan algunos “amigos (as) de verdad”, gente que “se saca el bocado de su boca” para ayudar al necesitado sin importarle si está bien vestido o si huele a perfume de marca, a ellos debemos imitar si queremos tener paz en nuestro corazón. Con el fin de que germine la semilla del amor y la solidaridad en su corazón, hoy compartiré con ustedes un cuento que ha ido pasando de generación en generación. Resulta que había una vez una rosa roja muy hermosa y bella. Se sentía de maravilla al saber que era la rosa más linda y grande del jardín. Sin embargo, se daba cuenta que la gente la veía de lejos. Un día notó que a su lado siempre había un sapo grande, oscuro y que era por eso que nadie quería verla de cerca. Indignada ante lo descubierto, le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: -“Está bien mi bella rosa, si así lo quieres lo haré.” Poco tiempo después, el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces: -“Vaya que te ves muy mal. ¿Qué te pasó? La rosa contestó: -“Es que desde que te fuiste, las hormigas me han comido día a día y nunca pude volver a ser igual”. El sapo sólo contestó: -“Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín”. ¿Entendieron el mensaje apreciados lectores? Muchas veces despreciamos a los demás por creernos superiores, más bellos, o simplemente porque no nos sirven para nada ya que no tienen dinero, olvidamos que hay cosas más importantes. Comprendan que Dios no hace a nadie para que sobre en este mundo. Todos tenemos algo especial que hacer, algo que aprender de los demás, o algo que enseñar; por eso nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona que hoy despreciamos sea el sapo que ocupamos para mejorar nuestra vida. britozenair@gmail.com
Zenair Brito Caballero
Recuerde que su hijo (a) es una persona, con todo lo que implica este misterio compuesto por un cuerpo, mente, alma y espíritu. Tiene una identidad propia, una personalidad que se va haciendo durante toda su vida. Su capacidad de razonar, de discernir, de elegir está ahí y hay que promoverlas. Tiene el derecho a emprender un camino personal, a buscar libremente opciones que lo ayuden a crecer integralmente. Tiene derecho a pensar, a analizar las cosas y ensayar cometiendo errores comprensibles en cada etapa de su vida. No hay en él o ella perfección total, nunca la habrá, sino un trayecto donde irá creciendo y siendo cada vez más perfecto de acuerdo a sus posibilidades y limitaciones. No es, por lo tanto, un robot al que se le programa para hacer las cosas, ni tampoco una arcilla a la que el alfarero, papá o mamá, va moldeando de acuerdo a sus criterios, apareciendo al final un producto "hecho en casa" de un ser sin criterios propios ni aspiraciones personales. Tampoco es un arbusto silvestre, de los que crecen en la selva a su antojo, solamente guiado por sus instintos y gustos individuales. No es propiedad suya como si lo es su carro o un televisor. Realmente no le pertenece, sino que es de su Divino Hacedor y está destinado a vivir en la comunidad humana como un ser útil a la humanidad. No cometa el error de ayudarlo a crecer tratándolo como un esclavo, corrigiéndolo burdamente, ofendiendo su ego con palabras hirientes, maltratándolo físicamente o lo que es peor, en su autoestima. La paciencia en la formación es importante, el diálogo constante que implica saber escuchar y hablar de acuerdo a su entendimiento, y comprender que él o ella pasará por diferentes etapas en su desarrollo y cada paso implicará crisis de ajustamiento, algo así como cuando las capas de la tierra se acoplan y producen, algunas veces, temblores o terremotos. Todos estos momentos en su desarrollo son importantes, sabiendo que los seis primeros años de vida son esenciales para moldear su temperamento, emociones, actitudes, visión de la realidad y fe en la trascendencia. Debe tener especial cuidado en el paso de la pubertad a la adolescencia y juventud primera y la madura. Recuerde que sigue creciendo por dentro, configurando su personalidad hasta más allá de los 25 años, aunque en verdad uno sigue un proceso de superación que dura toda la existencia. No permita que aborte etapas, que juegue a adulto teniendo 16 años ni que quede estancado psíquicamente a los 14, teniendo ya más de 20 años. Promueva en su hijo o hija ideales hermosos, que aprenda a soñar y preséntele modelos reales de hombres y mujeres célebres y para eso qué bien hacen las biografías. Entre éstas están la de los santos, que nos hacen mirar más allá de lo terreno y buscar valores permanentes. No se olvide que su ejemplo es importante, pues por muchas palabras que le diga, lo que más lo motivará será su propia vida. Hay que saber reprender, presentando el porqué de la corrección y cuando se da un castigo, que tenga proporción al error cometido y sea consecuente, no se lo levante hasta que lo cumpla totalmente. No desdiga en ese caso a su cónyuge cuando toma la decisión de hacer lo mismo con su hijo o hija, pues él debe ver que hay unión de ustedes dos en eso y en todo. Lo ideal es previamente compartir entre ustedes como papás y decidir ambos lo que harán con sus hijos. Aprenda a ser el mejor amigo de sus hijos, compartiendo con ellos el tiempo necesario, sea para aconsejar, jugar, estudiar juntos, pasear y, por supuesto, orar y comer juntos. ¡Qué lindo es ir a la iglesia juntos! Hágale ver que ser familia es una gran dicha, que tener un hogar en una bendición y que en el centro de su casa está Dios, quien realmente preside el hogar, pues con Él todos somos invencibles.
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Zenair Brito Caballero
A lo mejor es usted una de esas personas que siempre recibe golpes ‘domésticos’, de esos que le dañan el semblante a cualquiera. Nos referimos a aquellos contratiempos que van noqueando su estado de ánimo, poco a poco. La falta de plata, de empleo, la rutina, las rabietas, la pereza de ir al trabajo, la jaqueca, el recuerdo de un amor perdido y hasta el ‘guayabo’ después de un abandono, casi sin notarlo van quitándole las ganas de vivir. ¿Cuáles son los antídotos? Las respuestas podrían ser obvias: Para la falta de plata, lo mejor sería buscarla encontrando un empleo; ante la rutina, podría apostarle al cambio; tras las rabietas, no le caería mal una gota de serenidad, en fin… Sin embargo, más allá de las ‘recetas espirituales’ aquí consignadas, debería analizar por qué afronta tales molestias. ¿Qué es lo que ocurre? Que le falta andar por este mundo contagiado de un acertado sentido de vida y optimismo. Ni siquiera sabe qué puede hacer por su hogar, por su vida, por su familia, o para qué estudia o trabaja. Se la pasa haciendo las cosas como un simple borrego, manso, sumiso y resignado. Marcha no hacia donde debe, sino por donde vaya el rebaño que guían los demás. Cuando se camina sin fe se termina impregnado de aburrimiento, de tedio, de cansancio y, de paso, se ‘aborta’ la mejor chispa que puede ostentar: ¡La del entusiasmo! La persona que dice estar aburrida, es porque no ha logrado definir el significado de su sueño. Lo que sí tiene inmerso en su cerebro, como si se tratara de un ‘chip’, es el concepto del tedio. Habla de él, lo piensa a toda hora y, lo que es peor, lo padece. ¿Le ha sucedido que cuando se mira por dentro y se cuestiona para dónde va, la imagen que ve le aterra? A veces ni sabe responderse usted mismo por qué le pasa eso. A decir verdad, no hay que hacer muchas cosas para encontrarle el rumbo a su mundo. Todo está en el amor con el que haga las cosas. Usted puede ser el mensajero más mal pagado del mundo, pero si cada diligencia que le corresponde hacer, la cumple con amor, le encuentra las ganas precisas a su oficio. Sea médico, ingeniero, abogado, psicólogo, politólogo, periodista o presidente, igual debe ponerle empeño a cada tarea que le impongan; incluso más allá del sueldo o del prestigio que su labor le represente. No es cuestión de palabrerías; es sólo un asunto de actitud. Tomar la dura realidad que le ofrece la vida y convertirla en un reto, es un gran paso para soportar los llamados golpes domésticos. Por más que haya sido noqueado por los demás o por las contrariedades, usted posee todavía dentro sí la fuerza interior para cumplir su misión. ¡No maldiga su suerte! Dios nos trajo a la tierra a ser felices, y somos solo nosotros quienes aceptamos y consentimos que los demàs nos atropellen. Si sufre, acuérdese que nadie en la tierra está libre de padecimientos. Por citar sólo un ejemplo, ningún estudiante aprobará su curso si antes no ‘se estudia’ las lecciones. Tenga entereza para asumir los retos que la vida le ofrece, no se deje abatir. Todo lo que le sucede tiene una razón de ser. De los malos ratos siempre surgen cosas buenas. En vez de gastar tiempo suspirando y entristeciéndose por las muchas manchas de su triste pasado, lo mejor sería poner un poco de esfuerzo para despercudirse de tantas malas rachas. No se la pase esperando sentado (a)lo que cree que es bueno para usted. ¡Tome decisiones y ejecútelas! Es mejor creer con fe que tiene la ‘gasolina’ suficiente para prender los motores de todo lo que vaya a emprender. Actúe desde ya. Y si algo falla: ¡Persevere! … Que yo sepa, nadie se ha muerto de eso. Por eso, hoy le doy el consejo efectivo que le doy a mis pacientes en la consulta: ¿Cómo ser un ‘campeón’ en 10 asaltos? 1: No por una piedra que aparezca en su camino, usted va a devolverse. ¡Cuánto más difícil sea el obstáculo, mayor será su gusto al superarlo! 2: Tenga capacidad de reacción ante la adversidad. Ponerse a llorar sobre la ‘leche derramada’, no le servirá de nada. 3: No mire el trabajo o la tarea de la escuela como una pesada obligación, sino como un sendero para llegar a donde quiere. 4: Cuando una persona es perseverante, así no sea muy inteligente, obtiene grandes triunfos. 5: Ser persona es lo más difícil de la vida. Sin embargo, así le cueste, aprenda a ser gente. 6: Si huye, no triunfa. Pero, ojo, no se le mida a peleas de ‘tigre con burro amarrado’. 7: Rompa esquemas, sin herir susceptibilidades. Ser creativo es un buen peldaño hacia el triunfo. 8: Cada pensamiento positivo eleva hacia el cerebro una oleada de ánimo. 9: El primer paso para tener una personalidad, es conocerse a sí mismo. 10: Sepa que Dios vive en el mundo, en la aldea global, en su cuadra, en su edificio o en su propia casa. ¡Y lo mejor es que siempre lo acompaña! Otra cosa es que usted no lo acepte como ‘vecino’. Recuerde: que con Dios en nuestro corazón “SOMOS INVENCIBLES”
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Cómo afectan los problemas económicos a la pareja
Zenair Brito Caballero
Independientemente de los conflictos variados que pueda tener una pareja, uno de los factores que puede fomentar y ayudar a que estos problemas se mantengan, son las dificultades económicas. Qué duda cabe que pocas veces aparece sólo y aislado de otra problemática; habitualmente suele ser el añadido a una situación de por sí complicada.También suele suceder que las dificultades económicas llevan a la pareja a desarrollar otro tipo de problemas que antes no tenían.Sea como sea, está claro que el dinero es un factor agobiante cuando empieza a escasear y debemos estar predispuestos a que esto ocurra en cualquier momento. Siguiendo una estrategia previsora, conseguiremos que no se convierta en una catástrofe.
Una excusa perfecta para discutir: Son muchos los factores que pueden llevar a una pareja a esta situación complicada, y unos tendrán más rápida solución que otros: Sueldos bajos. Imprevistos. Mala organización de la economía familiar. Despidos inesperados. Largos periodos de DESEMPLEO. Problemas personales de uno de los miembros (ludopatía, adicciones, personalidad irresponsable, manirrota, soñadora, etc.) Interés por aparentar lo que no se es, con el gasto excesivo que conlleva. Todos estos factores repercuten en el día a día de una pareja, sobre todo debido a la presión que ocasiona el no disponer de lo que nos gustaría. Aparecerán discusiones alrededor del tema, con mucha tensión y presión. Cualquier compra puede parecer un peligro o un capricho innecesario a los ojos del otro y el reproche puede aparecer en cualquier momento.Detalles que en otras ocasiones pasaron desapercibidos, ahora hacen montar en cólera a nuestra pareja. Podemos ser criticados por un mínimo gasto sin importancia. Recuerda que las discusiones muchas veces sirven para sacar trapos sucios, así que ésta será una buena excusa para hacerlo. Tendremos que controlarlo en nosotros mismos y en nuestra pareja, no podemos engordar el problema actual con cosas del pasado.
Un problema de dos
Van a aparecer sentimientos de malestar, angustia, tristeza, baja motivación, depresión... Generalmente, uno de los miembros de la pareja será el que intente animar al otro, pero hay que tener en cuenta que ambos están en la misma situación y los dos deben intentar solucionarla. Hacerse la víctima sólo servirá para que el otro nos lo recrimine. Cuando el problema es debido exclusivamente a la actitud y forma de ser de uno de los cónyuges, el problema a tratar será primero enfrentarle a su realidad, darle alternativas de solución y, llegado el momento, buscar ayuda exterior. Ante un problema de ludopatía o de obsesión por aparentar o por gastar, la pareja encontrará muchas dificultades para solucionarlo, por lo que hablamos de algo más grave y necesitaremos ayuda externa que nos guíe. Aparte de este caso, el resto de las situaciones podrán ser abordadas con una actitud resolutiva y solucionadora del problema. Se trata de comprometerse a mejorar la situación con un actitud activa
La indefensión ante la falta de trabajo o la escasez de medios nos llevará a un estado de ánimo decaído y descuidado que intentaremos evitar. La mejor solución es buscar alternativas y ponerlas en práctica, no desistir a la primera de cambio y confiar en nosotros mismos y en nuestra capacidad resolutiva. Disponemos para poder cubrir las necesidades básicas. Establecer una previsión de gastos fijos y de meses flojos de ingresos.
Intentar por todos los medios mantener una base fija para imprevistos.
La actitud pasiva y angustiada no soluciona el problema. Ponte las pilas.No recriminar al otro por los gastos que realiza o por las compras innecesarias. Decide lo que es imprescindible y lo que no, para que los dos lo tengan claro. Recuerda que están juntos en el mismo barco.Relajar tus exigencias, encontrarás la solución mucho antes. A la hora de buscar trabajo, flexibiliza lo que te interesa y baja el listón; para salir del apuro, cualquier trabajo sirve. Después, buscarás algo mejor. Prémiate cada vez que consigas un objetivo. Positiviza lo que tienes y de lo que dispones y aprovéchalo. Deja de quejarte por lo que no tienes. Realizar actividades que relajen la tensión (paseos, visitas a amigos o familiares, acudir a actos gratuitos en el barrio, exposiciones, charlas, etc.). Se pueden hacer cosas sin gastar. Analiza la situación de tu pareja y concluye si tiene un problema o no. Has que lo vea y buscar ayuda psaicoterapùtica.
Zenair Brito Caballero
¿En qué cree usted amigo (a) lector (a) que gasta la vida la mayoría de la gente? - En tratar de impresionar a los demás. Muchos nos la pasamos a toda hora pensando cómo cautivar la atención de nuestro esposo o esposa, del ‘profe’, del jefe, de los amigos, de los vecinos, de los alumnos, en fin… Casi todos, sin siquiera notarlo, buscamos algo con esta forma de actuar: presumir o hacer que los demás nos tengan en alto concepto. Lo grave es que, en ese afán de vanagloriarse, exhibirse y glorificarse somos capaces de todo, hasta de ingerir unos pequeños fármacos que, para el caso de este artículo, hemos decidido llamar así: ‘Comprimidos de mentiras’. ¡Claro! las personas se dividen en aquellas que les gusta probar los efectos de estas peligrosas medicinas y las que son reacias a ingerirlas. Los hombres y las mujeres que mienten suelen ser menos rigurosos y más flexibles. La disposición hacia ese producto farmacéutico de los ‘comprimidos mentirosos’, que intervienen en sus organismos, requieren de alguna desinhibición. Pero los que juegan a ser tal cual ellos son, que a decir verdad son muy pocos, viven convencidos que estas pastillas no son sino venenos que causan perturbaciones. ¿Yo miento? ¿Usted miente? ¿Él miente? ¿Todos mentimos? Cuántas veces manifestamos lo contrario de lo que pensamos en realidad, por temor a un rechazo, a un desprecio, a un desplante. Sucede en todas las esferas: en el trabajo, en la política, en la familia, en el club social y hasta en el sexo. ¡Claro! tampoco hay que probar la sinceridad a toda hora. Un ejemplo: A usted nadie lo obliga a llamar a la puerta del vecino para decirle todo lo fastidioso que le parece. Esas pastillas de verdad, tampoco se deben recetar. Somos mentirosos cuando somos falsos, cuando hablamos mal de los demás a sus espaldas, cuando decimos una opinión contraria a nuestro pensamiento. Cuando engañamos a nuestra pareja o a nuestros familiares. Algunos politiqueros son expertos en el arte de mentir, sobre todo, manipulando las emociones populares para mantenerse y perpetuarse en el poder. Sin embargo, hay que ser claros: para ser de verdad, no necesitamos de ninguna pócima o inyección. Hay ciertos momentos en la vida de un hombre y de una mujer que marcan la importancia de ser auténticos. Hay que asumir la vida como lo que realmente es: ¡sin máscaras! Aquí les doy los diez tipos de mentiras que son tan comunes en todos los seres humanos, y les pido que las lean para que analicen sus propias mentiras: 1. Las ‘piadosas’: Son las más peligrosas, porque cuando el engañado se entera de la falsedad, se siente peor. 2. Las de los politiqueros: Esas son las que más daño le hacen al país. De manera desafortunada, son las que más calan entre los votantes. 3. Las que hacen daño: Hay mentiras que duelen en el alma. Algunas de ellas son las que los hombres les dicen a sus mujeres y viceversa. 4. Las que surgen por el mero ‘gusto’ de mentir: Quienes son así, son ‘mitómanos’. 5. Las mentiras dichas para complacer a los demás: Esas son las que utilizan con frecuencia los ‘jala mecates’. 6. Las que se dicen el Día de los Inocentes: Son las mentiras de los bromistas, las cuales producen rabia antes que simpatía. 7. Las de los falsos pastores: Son las que proclaman algunos ilegales voceros de la santidad. 8. Las de los niños: Los pequeños son incapaces de distinguir lo real de lo posible. Y aunque hay que enseñarles a no mentir, tampoco se les puede agarrar a golpes cuando se les sorprende en una de ellas. 9. Las de los que buscan fama: Son aquellas mentiras dichas para impresionar o destacarse. 10. Las que nos creemos: Son las que nos contamos a nosotros mismos, y Con ellas evadimos muchas responsabilidades. britozenair@gmail.com
Zenair Brito Caballero
¿Cuántos de nosotros hemos sentido una espinita en un dedo al tomar una rosa en nuestras manos? Pero, muchas veces sentimos, no en el dedo, sino en el corazón, espinitas que nos hacen quebrantar el ánimo. Hay espinas de todo tipo: las emocionales, las sentimentales, las laborales, las familiares y hasta las ‘absurdas’ que nos inventamos. Las espinitas van desde las decepciones amorosas; pasando por los disgustos con ‘papá’ o ‘mamá’, por alguna tontería; hasta llegar al sentimiento de culpa que nos asalta cuando hacemos algo mal. Además, muchos, sin siquiera notarlo, permitimos que los demás nos claven astillitas. Y en lugar de evitar que nos lastimen más, lo único que pensamos es en extraerlas a como dé lugar. ¡No se confunda! Sacarse la espinita, como se dice de manera popular, no es malo; siempre y cuando queramos curarnos de una manera natural. Es decir, hay que extirpar la molestia, pero sin odio. Si lo hacemos con rabia, al intentar sacarnos la espinita, la hundimos más y lo único que logramos es ver la astilla más incrustada en el corazón. La verdad es que nuestra vida, como una rosa, tiene espinas y no por ello deja de ser hermosa. Las espinas existen y tenemos que encontrar la mejor fórmula para sacarlas, sin lastimarnos más, ni mucho menos ofender a los demás. Las espinitas son pequeñas y al no tener la suficiente dureza, pueden ser difíciles de sacar, porque se romperán apenas las toquemos con las pinzas de la venganza. Algunos dicen que si las espinas no causan dolor, caerán por sí mismas al mudar la tristeza. Pero si pese a ello lastiman, es mejor sacarlas con amor. Las espinitas pueden convertirse en nuestro talón de Aquiles, sólo si así lo permitimos. Ellas nos muestran el lado flaco que todos tenemos, así nos sintamos perfectos. La vida tiene espinas, ¡como la rosa! La rosa tiene espinas y aún así sigue siendo bella. Ella sale con el día y no se queda maldiciendo a quien le corta sus ramas. Por el contrario, sigue espléndida, incluso días después de que sus pétalos han sucumbido al intempestivo desprendimiento de su tallo. Aunque la rosa se marchite, jamás deja de bañarnos con su ensoñador aroma. Si usted es de los que acostumbra a echarles la culpa a los demás de lo que le pasa, podría empezar por imitar a las rosas. ¡Acepte las circunstancias! No son las cosas las que le pasan, sino el ánimo con el que las afronta, el que termina por destruirlo o levantarlo. Tenga presente que las situaciones que le pasan son buenas o malas, según la voluntad y la fortaleza de su corazón. Y si fracasa, recuerde que el verdadero hombre resurge de las cenizas del error. Deje de vivir aburrido con la vida. ¡Nada bueno logra con esa actitud! No se amargue con sus propios fracasos, mucho menos se los cargue a otros. Es mejor comprender que usted fue el que falló, antes que seguir justificándose como si fuera un niño. Siembre la semilla de la rosa. Este consejo no es otra cosa que abonar el don de la voluntad. La batalla de la vida no siempre la gana el hombre más fuerte, o el más ligero; tarde o temprano el que gana es aquel que cree poder hacerlo. Así lo hace la rosa, la flor que siempre conserva dentro sí su perfume, ¡pásele lo que le pase!
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Zenair Brito Caballero
Los manipuladores cotidianos son esas personas que pasan por nuestra vida imponiéndonos su visión del mundo y su forma de hacer y sentir. Esos individuos que se aprovechan de una relación estrecha y afectuosa para satisfacer sus necesidades, sin importarle en absoluto los sentimientos de la otra persona. Si ahora mismo echas una vistazo a tu alrededor, seguro que te encuentras alguno. Todos somos manipuladores. En mayor o menor medida, todos hemos empleado en más de una ocasión las estrategias de LA MANIPULACIÒN, especialmente en la infancia. Pero cuando estas técnicas se convierten en el modo predominante de relacionarse con las otras personas, cuando uno acaba preguntándose si aquello es una relación de pareja o de amistad, o simplemente un intercambio comercial, seguramente sea más que una estrategia pasajera ¿Es lo mismo la manipulación que el chantaje emocional, el acoso moral o el tan traído y llevado actualmente abuso entre las personas? No, pero casi. Podemos decir que hay un continuo entre todas las formas de abuso interpersonal. En un principio podemos encontrarnos la manipulación como algo sutil, a veces incluso imperceptible, basado en el deseo de salirse con la suya a propia costa y en la inseguridad de la persona que la lleva a la práctica. Cuando la manipulación es insuficiente se recurre al chantaje emocional: Hacer sentir miedo, culpa o vergüenza, y ejercer un grado variable de poder sobre esa persona. Si el chantaje tampoco funciona, empieza a plantearse la posibilidad de emplear la agresión física. El acoso moral, especialmente cuando se ejerce en el medio laboral supone un grado elevado de poder por parte de la persona que lo ejerce. En el fondo, todo es lo mismo: Inseguridad del manipulador, que emplea técnicas para resolver sus problemas basadas en la agresividad activa o pasiva. Este individuo tiene un importante déficit de habilidades sociales, especialmente en el plano de la conducta asertiva, que le lleva a emplear primero medios sutiles para conseguir que los demás hagan lo que él quiere, y después cada vez más agresivos hasta llegar a la violencia pura y dura. No te vayas a creer que el mundo está dividido entre manipuladores y no manipuladores. Más bien podríamos hacer la distinción entre "quienes en este momento emplean estrategias de manipulación" y "quienes en este momento no están pudiendo resistirse a las estrategias de manipulación de los otros". Que yo sepa, todavía en ningún manual de criterios diagnósticos aparece tipificado como tal el de "Manipulador Cotidiano". Pero aunque no se pueda decir de alguien que "es un manipulador cotidiano" como se dice de él que es alto o bajo, sí que hay personas que tienen más papeletas para comportarse de esta forma. Aquí vamos a conocer algo más sobre quienes suelen actuar así. Analiza lo que sientes cuando te relacionas con ellos. Cuando estás acostumbrado a tratarles, te das cuenta que la mayoría te producen alguno de estos sentimientos: Intenso deseo de ayudarles, miedo, culpa, vergüenza o sensación de vacío. Es fácil que... Culpabilicen. Hacen ver a la persona de quien se quieren aprovechar que es culpable de todo lo que sucede. Amenacen. Si no hace lo que ellos quieren, sufrirá las consecuencias. Critiquen. Pueden hacerlo tanto por delante como por detrás, en cada una de las situaciones buscará objetivos diferentes. Crean que los demás (o ellos mismos) son adivinos. Cuando uno no sabe, proyecta esa ignorancia en los demás y presupone que "deberían" saberlo. Sean los únicos poseedores de la verdad. Caigan muy bien (o muy mal) al primer contacto. Es muy extraño generar emociones muy intensas. Puede ser que el inconsciente se ponga en guardia. Crean que los demás tienen que resolver todos sus problemas (los de ellos). Claro, así vive de maravilla. Que los demás se esfuercen, que ellos recogen los frutos. No conversen: Impongan o se callen. Al no permitir hablar sobre la relación siente seguridad porque no se pone en duda la verdad, su verdad. Se hagan la víctima. De esta forma inducen culpa en los que les rodean, y los motivan a cooperar. Por ello, sacúdete y procura conocerlos para no caer en su manipulación cotidiana y lograr sobrevivir sin que te manejen cual hilos de una marioneta.
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Zenair Brito Caballero
Aunque la adolescencia puede ser percibida como una época difícil, el proceso de maduración que implica, puede dar lugar a cambios positivos en la persona que faciliten la superación de los problemas del pasado. La preocupación de los padres se suele asociar con los períodos de incertidumbre, confusión e infelicidad experimentados por los y las adolescentes. Pero, a pesar de todo esto, es importante no olvidar que, aunque pueden venir tiempos difíciles, la mayoría de los adolescentes no desarrollará problemas graves. La mayoría de las dificultades en la adolescencia, por tanto, no son ni graves ni duraderas, aunque esto es de poco consuelo para aquellos que tienen que enfrentarlas. Los padres pueden llegar a sentir que han fallado. Sin embargo, aunque pueda decirse cualquier cosa en el calor del momento, los padres todavía juegan un papel crucial en la vida de sus hijos e hijas. Una de sus tareas es la de suministrar una base segura para que sus muchachos (as) tengan seguridad en sí mismos (as). Para que esto ocurra, los padres tienen que estar de acuerdo entre sí sobre como están manejando las cosas y apoyarse el uno al otro. Generalmente es muy perjudicial cuando un padre se alía con su hijo o con su hija contra el otro padre. El siguiente requerimiento son reglas. Aunque los adolescentes crezcan rápidamente, los padres todavía son sus mantenedores y es razonable que sean ellos quienes decidan cuales son las reglas del juego, aunque algunas de estas puedan ser negociadas. A pesar de que los adolescentes puedan protestar, unas reglas sensibles pueden ser la base para la seguridad y pueden realmente reducir las discusiones. Las normas deben ser claras de forma que todo el mundo pueda saber en qué situación se encuentra, y deben ser aplicadas con justicia y de forma consistente. Las reglas también deben ser razonables y menos restrictivas según el adolescente madura y se hace más responsable. Los padres necesitan diferenciar que es importante y qué no lo es, ya que no pueden existir reglas para todo. Mientras que algunas cosas no serán negociables, debería existir un margen para la discusión en otras. Las sanciones o castigos del tipo de no poder salir o quedarse sin paga funcionarán mejor si son establecidas con anterioridad a la infracción, y no deberá nunca amenazarse con las mismas si no se van a llevar a cabo. Otra tarea para los adultos es el ser una fuente de consejo, simpatía y confort. Los muchachos y las muchachas sólo acudirán a sus padres si saben que éstos no los avasallarán, sermonearán o criticarán. Escucharlos es lo fundamental. Finalmente, los padres no deberían esperar que sus hijos e hijas se lo agradecieran - hasta que ellos no tengan hijos e hijas probablemente no se darán cuenta de lo agotadora que resulta la tarea de educarlos. britozenair@hotmail.com
Zenair Brito Caballero
La adolescencia es una etapa de despertar emociones, sentimientos y de la vida en general, época donde comúnmente ambos sexos se enamoran por primera vez llegando luego a las crisis y desconciertos, pues al darse cuenta que esa persona idealizada, enaltecida a través de los cuentos de hadas no es como la imaginaron, surge un rompimiento que deja profundas heridas capaces de hacer pensar en decisiones como “no me vuelvo a enamorar”. Los jóvenes obviamente ven y viven la vida en sociedad de manera muy diversa en todas las décadas; cada época trae consigo cambios a nivel socio – cultural que hace que hoy día se creen grupos en busca de identidad sin sentido de pertenencia o de acuerdo con el comportamiento y a los esquemas ilusorios que les venden los medios de comunicación, pues aunque todavía hay machismo las mujeres ya no se parecen a la madre de Jesús. Las niñas desean parecerse a Shakira, Paulina Rubio, París Hilton y es común que a más temprana edad se maquillen, muestren sus cuerpos y se cambien el color del cabello; en ocasiones con 13 ó 14 años parecen de 25 ó 30. La inocencia se perdió hasta para aceptar el normal desarrollo en los cambios del cuerpo, Muchas a los 15 años desean agrandarse los senos y otras cirugías estéticas para estar al tanto de las exigencias sociales que maquinan las mentes inmaduras y sin experiencia de los jóvenes. Si son hombres quieren parecerse al mejor jugador de fútbol, al mejor actor de turno para llegar a ser los más conquistadores. Los jóvenes por lo general viven en un mundo de fantasía, Y lo más grave del caso, es que quieren defenderlas a costa de las contradicciones de los padres, familiares y educadores si los tienen, porque en esta época en la sociedad tan descompuesta en que vivimos hasta el concepto de hogar y de maestro ha cambiado. Para algunos el hogar es el de sus amigos que lógicamente carecen de los mismos valores y experiencias. Lo más difícil para ellos es enfrentar a los padres y maestros que vivieron su adolescencia hace 30 ó 40 años donde todo era muy distinto; y por lo general los mayores no entienden el comportamiento de los jóvenes causando conflictos familiares y educacionales. Pienso, que no debemos exigirles que se comporten como adultos; pero sí disponerlos a asumir responsabilidades desde muy temprana edad con normas disciplinarias. Hay que ayudarles a crecer con optimismo, alegría y afecto; pues ante todo es lo que más necesitan para enfrentar los retos; hay que hacerles ver que las ilusiones hay que vivirlas sin perder el horizonte y que antes de la apariencia son más importantes las virtudes, los valores morales, la esencia y las grandes potencialidades. A los jóvenes hay que permitirles los sueños, porque éstos son posibilidades de lucha, de transformaciones y aunque los tiempos cambien se siguen conservando siempre tradiciones que son propias de la cultura y la sociedad en que vivimos. A las mujeres siempre nos siguen gustando los hombres fieles, caballerosos, sinceros, honestos, decentes, honorables, profesionales exitosos, trabajadores y estoy segura que a ellos les siguen gustando también las mujeres dignas, virtuosas, honestas, de alta talla moral, organizadas, circunspectas, formales, serias, que luchan por ideales y ante todo capaces de alimentar los valores morales y éticos en el seno de la familia ya que “Gracias a la mujer, existe el hombre; y a través de su amor, ella hace trascender a ese hombre”. britozenair@hotmail.com
Zenair Brito Caballero
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¿CÒMO HACER PARA CONTROLAR EL ESTRÈS?
Zenair Brito Caballero
El trabajo es una de las actividades más placenteras que existen en nuestras vidas, pero puede generar una tensión altísima si no sabemos cómo controlar el famoso estrés. Por eso no estaría mal mi querido lector o lectora, que lea con mucha atención los consejos que le daré a continuación para que logre disfrutar mejor lo que hace y quizás con solo eso, usted y su familia podrán ser más felices. Las siguientes recomendaciones son producto de mi experiencia profesional como psicoterapeuta de familia y obtenida con mis pacientes, a los cuales aplico terapias antiestrés. Muchos de ellos, me han dicho después de seguir mis indicaciones, que han ido desarrollando un escudo contra la fatiga, y cuentan con una gran alegría que aprendieron a “trabajar para subsistir y no a subsistir para trabajar”. Créanme que se puede amigas y amigos lectores, la tentación de continuar con el motor encendido siempre está ahí, pero con voluntad y disciplina saldremos adelante y daremos el espacio necesario a cada una de las cosas que realizamos diariamente. La primera sugerencia importante es que establezca negociaciones con usted mismo. Sabemos que llevar trabajo a la casa no es muy saludable, pero si piensa que no tiene otra alternativa, limítese a una o dos noches. O haga algún otro arreglo que lo satisfaga, pero que no le agobie, porque de lo contrario su trabajo terminará convertido en un martirio. Es aconsejable comenzar a dejar la oficina 20 minutos antes de salir de ella. Para eso es necesario dejar una lista de las dos o tres actividades más importantes que queremos lograr al día siguiente. No se reproche ni se de “latigazos” si al otro día logró terminar con éxito sólo una de las tareas que pretendía finiquitar. Sólo asegúrese que las razones para no lograrlas fueron de mucho peso, y no porque “mató el tiempo” en actividades que no añadían valor a su labor. Por supuesto que no estaría mal que se matricule en un curso de yoga, haga una caminata de una hora tres veces por semana, se inscriba en un gimnasio o aprenda algunas técnicas de respiración y relajación que le enseñen lo que el poder de su mente puede ejercer sobre su forma de respirar y de ver la vida. Programe dos o tres actividades durante la semana, para que en las noches experimente que está tomando unas “mini-vacaciones”. Cuando algo nos agobia o preocupa mucho, es muy bueno coger una hoja de papel y escribir sin parar todo lo que venga a nuestro pensamiento relacionado a ese problema. Luego, déjelo a un lado, y duérmase o camine. A la mañana siguiente, tome el papel y léalo, puede que se asombre y hasta se ría de usted mismo. Verá que el problema o fuente de tensión no es tan grave como creía al principio o el día anterior. La estrategia está en no tomarse muy en serio la vida, ríase de usted mismo, y pregúntese constantemente, ¿Por qué esto me molesta tanto? ¿Qué importancia tendrá dentro de un año? Cuando el jefe lo llame e inesperadamente, le pida que vaya a su oficina, no piense en lo negativo. Imagínese que lo van a elogiar por alguna tarea bien hecha, o que le van a asignar un nuevo proyecto o que le van a aumentar el sueldo. Es esencial aprender a controlar el pensamiento, porque dicen los que saben, que si la energía se focaliza en que algo va a ser de determinada manera, con toda probabilidad así será. Por último, haga que el regreso a su casa sea placentero, a pesar de las calles desastrosas y el montón de huecos en las carreteras trate de no llegar “amargado”, su familia no tiene la culpa de sus problemas laborales. Escuche música agradable, instrumental nada de “corta-venas” o de despecho; encienda la radio, aunque son muy pocos, algunos programas de radio, de vez en cuando, entretienen y estimulan. Jamás olvide que su meta es reducir el estrés, por eso lo mejor es bajar la velocidad y disfrutar su otro lado de la vida. A partir de hoy ayúdese usted mismo, ya que al final de cuentas es su propia salud la que sufrirá las consecuencias de las frustraciones diarias... ¡de usted depende ser más feliz¡
britozenair@hotmail.com
“CONTRA LA SOLEDAD AFECTIVA, CONECTATE CON EL AMOR”
Zenair Brito Caballero
En una ocasión me comentaba una amiga y colega psicóloga, los peligros de la modernidad en cuanto a los silencios familiares que en ocasiones se establecen y la falta de comunicación personal. Ella me hacia el comentario de lo negativo que resulta el hecho de que una persona puede estar chateando con un amigo o una amiga, y sin embargo no conversa con el hijo que tiene al lado. Corrientemente en los hogares pasan cosas así: cada cual “conectado” con un aparato diverso, pero “desconectado” de las personas más cercanas y amadas como los hijos o la pareja… Se va creando un vacío enorme que si bien, aparentemente es sustituido por el entretenimiento (hasta la adicción) que logran los modernos equipos electrónicos, estos no pueden reemplazar la comunicación y el afecto tan necesario entre los que viven bajo un mismo techo. Los niños y las niñas con mayores posibilidades económicas, encerrados y rodeados de cuanta técnica moderna se inventa, llegan a padecer de una profunda soledad afectiva y una pobre habilidad para la relación con sus iguales. Quizás, el ajetreado ritmo de vida moderno implica que en muchas ocasiones los padres no puedan dedicar suficiente tiempo a la familia. Los niños comienzan a sentirse solos que no es lo mismo que estar solos. La soledad afectiva amigos que me leen, no corresponde a la soledad física necesariamente, y son muchísimos los niños y las niñas que cada vez más “están” siempre con alguien pero “desconectados” de alguien. Estamos ante las primeras generaciones de adultos y de padres con mayor educación, más involucrados, conscientes y deseosos de darles lo mejor de sí a sus hijos e hijas. Pero, en ese proceso, hacemos tantas cosas para y por los hijos, que no nos relacionamos con ellos como personas. Reconocemos que son muchas las actividades, los trabajos, los deportes, los juegos, las oportunidades que se les están dando a los niños y a las niñas, que obligan a los papás a estar corriendo para allá y para acá con ellos, haciendo cosas, trabajando más, luchando más, esforzándose más para poder costear todo esto y por lo tanto no están, no disponen de esos espacios sagrados (sin ninguna clase de agenda ni presiones), que son donde se gesta la conexión afectiva con ellos. Esta forma moderna de “soledad afectiva” afecta a toda la familia, pero principalmente a los niños y a las niñas que necesitan, para su desarrollo integral, la atención, el cariño y la presencia activa de padre y madre. De acuerdo con la valoración que hago, se pueden apreciar en los niños y las niñas algunos signos específicos ante la soledad afectiva. Las reacciones de los menores ante estas situaciones son tan distintas como sus personalidades, pero básicamente se pueden mencionar varias reacciones típicas. Una de ellas, por ejemplo, son los niños o las niñas que se muestran muy huraños, esquivos, distantes, que no se quieren conectar con nadie. Es su forma de no arriesgarse a sentirse solos. Otros, reaccionan con mucha ira o con violencia. Y es la forma en que manifiestan la rabia y el malestar que les proporciona el sentirse tan solos, tan desprotegidos. Sobre todo los más pequeños, tienden a aferrarse mucho a las personas adultas que los acompañan casi todo el día como maestras, niñeras o nanas, a quienes quieren estar constantemente abrazados y conectados físicamente porque precisamente se están sintiendo muy solos. Otro signo de soledad afectiva se puede reconocer en los niños y las niñas que demandan constante atención. Los padres o las madres no pueden dejarlos un minuto porque si no el chico o la chica comienzan a llorar o manifiestan su ira, y esto es una señal de que no está sintiendo esa compañía más profunda de sus padres, esa conexión a nivel del corazón. Por ello afirmo que “estar” con los hijos es más importante que “hacer cosas” para los hijos. Es mejor dejar a un lado tantas actividades y limitarnos a unas pocas; ofrecerles poco pero bueno, para tener esos espacios en el hogar que nos permitan compartir el tiempo con los hijos, estar con ellos, no hacer cosas para ellos ni con ellos, sino estar con ellos.
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“El maltrato emocional”
Zenair Brito Caballero
Zenair Brito Caballero*
Llega una edad en la que el niño (a) deja de serlo y no es todavía un adulto. Edad en que se produce una especie de ruptura de equilibrio en vista de una armonía nueva y de la conquista de la personalidad. Resulta que este es un período de crisis que comienza, en general, hacia los doce años y que puede durar dos o tres. Con frecuencia, en este período, los padres, que han olvidado por completo lo que a ellos mismos les pasó, se sienten desorientados. Lo primero que ha de hacerse es no asustarse. Se trata de una crisis normal, que pasará con tanta mayor rapidez y facilidad cuanto más los padres se esfuercen en comprenderla. El adolescente, que deja de ser un niño (a), comienza por tener una crisis de emancipación. No quiere formar parte del mundo de los pequeños; no quiere ya ser tratado como un niño (a); no les gusta que le hagan decir sus lecciones; que se le mande por la noche a acostar; se molesta por la menor observación, sobre todo si se la hacen delante de hermanos y hermanas más pequeños. Este deseo de emancipación es la manifestación de un progreso natural en vías de evolución. Sería en vano y peligroso intentar dominarlo por la fuerza. Pero en cualquier caso resultará de ello una fragilidad física, una inestabilidad de carácter que es necesario tener en cuenta No hay por qué extrañarse en este período de cambios de humor, arranques no razonados, sucesión imposible de prever de alegría ruidosa y gesto sombrío. El adolescente siente la impresión de no ser él mismo. No comprende lo que pasa en él. Siente más o menos confusamente algo en sí más fuerte que él mismo... Pero difícilmente lo afirmará. No aceptará con gusto reproches o reconvenciones, y éstos le producirán, en general, la sensación de ser un incomprendido. Los adolescentes intentan, con frecuencia torpemente, afirmar su naciente personalidad oponiéndose a la tradición, al conformismo, al criterio de los adultos. Pocas veces tienen pensamiento propio y reflexivo. La prueba es que varía con mucha facilidad sobre el mismo asunto en algunos días de intervalo. No saben siempre lo que quieren con precisión. Por lo menos, quieren algo distinto de lo que nosotros queremos, y con frecuencia lo contrario de lo que deseamos. En esta edad, que se llama impropiamente "la edad ingrata", no les es suficiente que los quieran, y -hecho que desconcierta mucho a las madres- hasta los abrazos, los mimos, las manifestaciones de cariño familiar, los encuentran indiferentes. Lo que ellos quieren es no sólo ser amados; es amar por sí mismos y elegir sus amistades, naturalmente, fuera de su casa. Son capaces, a la vez, de un egoísmo casi cínico para todo lo que concierne al cuadro familiar. No se extrañen si en esta época su hijo o su hija no quieren salir con ustedes. Lo importante -pero este importante es esencia- es que el medio en que busque sus diversiones y descanso sea moralmente sano. Aquí también interviene la elección de las amistades. Estos niños grandes son capaces de entusiasmarse por las cosas grandes y bellas, como también por cualquier pequeñez. No se les ocurra burlarse; son muy susceptibles, son muy celosos de su autonomía, de su independencia: su personalidad se yergue. ¡Son muchachos mayores, no niños o niñas! Sobre todo, que no les parezca que se los vigila. De a su adolescente la ocasión de contribuir activamente en las decisiones comunes relativas a la casa. Será un medio de dominar razonablemente la exagerada tentación de evadirse del hogar familiar. La experiencia demuestra que los muchachos cuya opinión se tiene en cuenta en los asuntos de la casa, buscan menos que otros ejercitar la libertad fuera. Sobre todo, ante las manifestaciones de independencia, de evasión, de oposición, de sus hijos y de sus hijas adolescentes, no dramatice. Nada de escenas, lágrimas o reproches...; menos aún violencias. En esta edad más que nunca, sepa persuadirlos y procure no obligarlos. Cuando desee conseguir alguna cosa de ellos, apele a los móviles más elevados; no los apoye en motivos exclusivamente utilitarios; a pesar de las apariencias, están en la época de los idealismos desinteresados. En términos generales, evite el burlarse de ellos; hágales sentir que los comprende. Conserve de esta manera ante ellos la autoridad moral, de que tanta necesidad tienen, sin que lo sepan, para ayudarlos a canalizar en buen sentido las fuerzas nuevas y magníficas que los encaminan hacia la edad adulta. Cálmese; esos años difíciles pasarán. Si sus hijos (as) comprenden que los aman por sí mismos, que no solamente no quieren impedir que crezcan, sino que desean ayudarlos a conseguir una personalidad de hombres o mujeres dignos de tal nombre, sus hijos y sus hijas conservarán su confianza en ustedes o, pasada la crisis, sentirán y les demostrarán un afecto redoblado. zenair@latinmail.com
¡AMOR Y ODIO!
Zenair Brito Caballero
Amor que mata, amor que decepciona, amor en el cual se da todo y no se recibe nada a cambio. Amor tierno, amor verdadero, amor conciso, amor confuso, amor sin piedad, amor con odio. Mucho se ha hablado del amor. Mucho se ha hablado de esta palabra que todavía nadie sabe lo que es realmente. Estudios científicos incluso se han hecho, pero nadie sabe descifrar el tan maravilloso y traicionero concepto. Una cosa si que está clara, el amor es un sentimiento que el ser humano conoce en la mayoría de los casos. Amor con entrega, amor sin paz, amor con dolor, amor sin ternura. De todo tipo existe. Una pequeña confusión en las personas cuando hablamos de este tema, es el siguiente; cuando hablamos de amor, rápidamente, ese amor se asimila al amor de pareja entre seres humanos. Este amor como todos los amores es maravilloso pero seamos un poco más globales. También, como todo el mundo sabe y todo el mundo ha oído, el amor se puede expresar hacia otros seres y/o hacia otras cosas. Este es el caso del amor a Dios, a los padres, a los hijos, a los amigos, hacia los animales, amor hacia las plantas, amor hacia la tierra. En resumidas cuentas amor hacia la naturaleza o hacia otros conceptos mas materiales o abstractos. ¿Cual será la naturaleza del amor? Nadie sabe cual podrá ser la materia que alimenta este sentimiento. A lo mejor, es que nos estamos equivocando y el amor no necesita ninguna materia para ser alimentado. Puede ser que nos equivoquemos al intentar descifrar su naturaleza. Cualquier científico empírico diría lo contrario. Eso, lo aseguro. Sé que con estas simples palabras no vamos a llegar a ningún sitio y tampoco es esta mi intención. Sólo sé que lo maravilloso y perfecto es tener una idea global de lo que puede ser y de la experimentación socio-cultural de lo que puede ser el amor para los seres humanos. Poca gente no habrá conocido lo que es o puede ser este sentimiento. Expresarse... no se puede expresar de una forma física, pero interiormente se sabe que uno está enamorado. Si alguien nos comenta que no ha sentido amor a lo largo de su vida, puede ser que esta persona no ha descifrado todavía lo que es el amor. Tiempo al tiempo. Posiblemente lo haya tenido cerca y dentro de si. Casi seguro que sí. Lo que le habrá ocurrido es que no lo ha reconocido. Simplemente no ha reconocido lo que hoy por hoy podemos llamar amor. Que alguien levante la mano si no ha mirado al cielo azul con sus tranquilas nubes blancas y se ha sentido feliz. Que alguien me diga que no ha abrazado el tronco de un árbol y cuando lo ha soltado se ha sentido raro pero a la vez.... Extraño por lo sentido. Quien no se ha tumbado en una extensa pradera al Sol y se ha sentido a gusto consigo mismo a pesar de todo lo que lo que le puede rodear. Si todavía tú no lo has hecho, es el momento para que puedas experimentar todo esto que estoy comentando. Una cosa está muy clara. Si uno no es capaz de amarse a si mismo nunca podrá amar a nadie ni a nada. Simplemente por la razón de que si uno no tiene, no puede ofrecer. ¿Cómo se va a dar amor si no se tiene? Y el lado opuesto siempre ocurre. Hay seres que están llenos de tanto amor que lo reparten por doquier y no les importa darlo a pesar de las amarguras que incluso les proporcione ese ser que lo recibe. Eso es el verdadero amor, el amor que no pide nada a cambio. Es muy sencillo. El ser que da todo este amor es por si solo feliz repartiendo su amor y compartiendo éste con los demás. Y es que el amor da la felicidad. Otros seres peores que los no conocedores de la existencia del amor o de la no autoestima amorosa, son aquellos que sabiendo que pueden dar amor y les sobra todo ese amor no son capaces de darlo aunque vean que alguien pueda necesitarlo. ¿Avaricia amorosa? Y aquí es donde aparece el Odio. El odio por la pérdida de amor. El odio por el futuro incierto de una vida amorosa amarga, tormentosa, triste y poco fructífera. Y es que el odio es el mal de todos los males. ¡Odio por todo y odio por nada! Si en todo el mundo fuésemos un poquitín, sólamente un poquitín mas amorosos con los seres que nos rodean, todo sería más bonito, más complaciente y menos penoso. No habría tanto odio pero sí a lo mejor mucho más desamor. No se sabe y será muy difícil de averiguar. Al fin y al cabo... amor y odio ¿que más dará?
britozenair@hotmail.com
Zenair Brito Caballero*
En los adictos a las drogas existe una profunda necesidad de lograr seguridad y autoafirmación que son esenciales para una existencia positiva y de las cuales carecen en grados variables. Los adictos representan el tipo de "compulsivos" más netamente definido, lo cual sugiere el carácter urgente de la satisfacción de ésas necesidades y la gran frustración que experimentan en sus intentos de reemplazarlas con las drogas. La situación se torna más complicada por la acción de los efectos químicos de éstas. Los efectos habituales de las drogas usadas por los adictos son o bien sedantes o estimulantes. Inicialmente ellos pretenden cambios en las emociones o las sensaciones, pero en realidad intentan satisfacer la necesidad interior de sentirse seguros y de elevar su propia estimación. El individuo se hace dependiente de éste efecto, el cual se va volviendo tan abrumador que logra anular cualquier otro interés; así por ejemplo, la falsa esperanza de éste placer artificial, hace que la sexualidad vaya perdiendo todo su atractivo. Los adictos no toleran la tensión; no pueden tolerar el dolor psicológico, la frustración ni las situaciones de espera. Después de ésas "calmas transitorias ", el dolor o la frustración se hacen más intolerables, dando lugar a un uso más intenso de la droga. Todos los mecanismos y síntomas de las adicciones pueden presentarse también sin el empleo de ninguna droga y por lo tanto, sin las complicaciones acarreadas por los efectos químicos de ésta: Una categoría especial es la de los ADICTOS A LA COMIDA, que tienen compulsión a la glotonería. Estas personas comen hasta hartarse, aún sin sentir hambre; se atragantan de dulces, helados, ponqués, chocolates y harinas. Estos glotones, se parecen a los alcohólicos que cuando ingieren una o dos copas, ya no pueden parar. El glotón empieza a comer y tampoco puede parar, por ésa fuerte avidez que se despierta cuando ingiere el primer bocado. La consecuencia de ésta adicción es obviamente la obesidad, que una vez instaurada, inicia un dramático proceso de oscilación entre los deseos imperiosos de comer sin necesidad biológica, y los débiles e inútiles esfuerzos por contenerse. Otro tipo de adicción igualmente importante, está representado por los ADICTOS AL SEXO, es decir, aquellas personas para quienes el afecto o el cariño desempeñan el mismo papel que los alimentos. Son incapaces de retribuir amor, afecto, cariño; sólo experimentan una apremiante necesidad de tener relaciones sexuales. Estos adictos al sexo representan un alto porcentaje de los que se creen hipersexuales, que como en el caso de Don Juan Tenorio, tratan de contrarrestar un cierto sentimiento interno de inferioridad, mediante la continua comprobación de sus éxitos eróticos. La incapacidad de alcanzar un auténtico placer final y definir sus propios sentimientos amorosos, induce a la búsqueda incesante de nuevas aventuras y son coleccionistas de nombres de mujeres con las cuales han mantenido relaciones sexuales, asì como de un elevado número de hijos e hijas procreados irresponsablemente, y a los cuales muchas veces no llegan a conocer. Finalmente, otra adicción bien dramática y sobrecogedora es la ADICCION AL JUEGO, descrita formidablemente por F. Dostoievski en su libro "El Jugador", proyección de su propio padecimiento adictivo, pues el autor llegó a despojar a su esposa de sus últimas prendas para sentarse excitado por la compulsión, en la mesa de juego. Aunque parezca extraño, no es siquiera el afán racional de ganar dinero, sino un deslumbramiento extraño que embarga al compulsivo, en el cual, la excitación de estar perdiendo, adquiere un mágico poder estimulante. El juego se transforma así en una situación de peligro, que el individuo procura controlar, pero que termina finalmente por arrollarlo. La prevención de éstos trastornos de la personalidad, se logra con una buena dosis de amor y de estímulos positivos, que recibidos por el niño o por la niña, el adolescente o el joven en una forma constante, le permiten estructurarse como un individuo de elevada autoestima y con la seguridad necesaria para enfrentar las múltiples dificultades de la vida. britozenair@hotmail.com
Zenair Brito Caballero
Hoy cuando nuestra sociedad está sujeta a múltiples fenómenos que cada vez desnuclearizan la idea de que el hombre como ser social necesita de la solidaridad y la amistad de los demás, es necesario hacer un llamado a quienes mantienen la intención de reinar desde la indiferencia y la desconsideración, desde las actitudes lenguaraces que desorientan y desdibujan el verdadero sentido de la vida, que es la búsqueda del afecto. A todos mis amigos y mis amigas les convoco desde el espíritu de la escritura a que empecemos a volvernos más solidarios que nunca, para construir un país donde todos quepamos desde la diferencia. Cuando descubrí la vida en las letras, tuve la impresión de que los amigos y las amigas sólo sirven para todo. Gracias a ellos, pude vislumbrar el camino acertado hacia mi necesidad de encontrar cariño en los demás. Un afecto que sólo mis compinches de universidad, es decir, a quienes considero mis hermanos (as), -ni mayores ni menores, simplemente mis hermanos de antes y de siempre-, pudieron expresar en los incontenibles duelos de stop, juegos de pelotas o en concursos de cometas despiadadas, que desde su cola mortal se imponían como triunfadoras ante otro u otra campeona de tristezas. Así, la vida ha pasado plena entre amigos y amigas, que a pesar del abandono ante la llegada del primer amor y luego el matrimonio, supieron esperar pacientemente el retorno de la despechada; son ellos los invaluables cocineros de instantes, construidos desde la alquimia de los juguetes o desde el fabuloso espejismo del amor, que al igual que el miedo, siempre nos hace ver las cosas diferentes, como lo dicen los poetas. En cada etapa del sentimiento, los amigos y las amigas se han hecho presentes y, desde sus sueños, recuerdos o nostalgias, llegan del pasado, del futuro, de sus muertes, de sus vidas o de sus escondites a donde se fueron esperando ser encontrados. Mis amigos, mis amigas y yo nos imaginábamos el futuro lleno de canas, de pronto más duro que el de ahora, a lo mejor casados, divorciados o separados desde la sin igual y envidiable soltería de muchos y muchas, triunfadores (as) o modestos (as) perdedores (as), pero siempre amigos o amigas, compartiendo esa mano ruda y afectuosa que nos mantiene vivos, porque los amigos y las amigas, son la principal ruta hacia la consolidación del sueño de ser cada día mejores hombres y mujeres. La amistad entonces, trasciende los secretos y los tintos, las confesiones inconfesables, los chistes crueles, los amores, las traiciones, el abandono, los desengaños. Ser amigos o ser amigas, es empezar a convencernos que este mundo es más posible, si alguien al lado, detrás, al frente o al otro costado, está allí, a pesar de las dudas, de los resentimientos, siempre oficiando como el o la mejor consejera a pesar del silencio, la tristeza o la noche. Ser amigos o amigas es defender el eterno pacto del hombre y de la mujer con su palabra y con el respeto de haber encontrado un incondicional respaldo, sin derecho a cobro alguno; libre y sin prevenciones, como son las mejores cosas de la vida.
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Zenair Brito Caballero
Al igual que experimentamos el amor, la felicidad, el dolor, la pena o la alegría, el fracaso también forma parte de la vida y casi todos, de una manera u otra hemos sentido esa sensación de malestar. Fracasar es cuando no se obtiene el resultado esperado, cuando recibimos un "no" por respuesta, o al ver con gran decepción que todo aquello por lo que uno lucha o se esfuerza, se viene abajo sin más. Llegar a superar la sensación de fracaso va en función de la persona. Si uno es optimista y tiene una actitud positiva frente a la vida, sin duda alguna será mucho más fácil de asumir, al igual que el grado de importancia que tenga para la persona, la repercusión en el futuro inmediato y la carga emocional. Por eso refuerzo mi teoría, que a la hora de afrontar un fracaso es fundamental la importancia que tenga para la persona y sus emociones. Cuando las cosas han pasado y ya no se puede dar marcha atrás, torturarse con preguntas sin respuesta, divagar imaginando lo que podía haber sido y no fue, es inútil y doloroso. En el mismo momento que pasan las cosas, hay que hacer un esfuerzo e intentar ser prácticos y pensar con la cabeza como dice Lair Riveiro “poniendo los pies en la tierra y la cabeza en las estrellas” sin dejarnos influenciar por el pesimismo o la frustración. Hay que centrarse en el problema en sí y pensar todo lo que nos hace sentir (rabia, tristeza, dolor, frustración, decepción, resentimiento, odio, ira, deseos de venganza...) Después hay que ver hasta que punto uno ha sido responsable de dicho fracaso, y lo más importante de todo y lo principal es comprender que en la vida siempre habrá cosas que nos hagan sufrir, pero que en ningún momento podemos permitir que condicionen al resto de nuestra vida. Por muy duro que sea el fracaso, el desengaño, la desilusión hay que seguir siempre hacia delante, con optimismo y aceptarlo como lo que es, una experiencia más. Sino se tiene todo esto en cuenta y en vez de razonar y actuar con madurez, uno se deja llevar por los impulsos o los pensamientos negativos, se puede pasar de sentir un fracaso a sentirse un fracasado. El matiz es distinto, por lo tanto las consecuencias pueden ser fatales. Si éste es tu caso, sientes que aún estás arrastrando algún fracaso del pasado, siéntate un momento y párate a pensar. Dale luz a tu conciencia. Retroceder en el tiempo es imposible, lamentarse tampoco es la solución, es tu sentimiento lo único que puedes cambiar y al hacerlo cambiará la percepción de las cosas y se verá desde otro punto de vista. El dolor dará paso al alivio, la rabia o el odio al perdón. Todo lo negativo que te hacía sentir deprimido, tiste, melancólico, desmoralizado, desanimado y pesimista, ahora puedes convertirlo en positivo. Al sentirte liberado (a), podrás ver con más claridad y entenderás que siempre hay otras opciones y nuevas oportunidades. ¡De ti depende, sólo tienes que intentarlo!britozenair@hotmail.com
Zenair Brito Caballero
¡Ama sin reclamar nada,
Porque el amor es desinteresado!
¡Ama sin calcular las desventajas,
Porque amar es sacrificarse!
¡Ama sin poner condiciones,
Porque amar es darse!
¡Ama sin exclusividades,
Porque amar es compartir!
¡Ama sin fecha y sin tiempo,
Porque el amor es eterno!
¡Amar es cuando te olvidas de ti!
¡Y otro ser ocupa tu pensamiento!
¡Amar es cuando a través de sus ojos
Puedes leer lo que hay en su corazón!
¡Amar es confiar, es comprender, es soportar!
¡Es sacrificarte, es no ser egoísta!
¡Es desear la felicidad del otro!
¡Y dar alas a la libertad!
¡Es compartir, es escuchar, es descubrir!
¡Es hacer tuyas sus tristezas y sus alegrías!
¡Amar no es reprochar, es entender!
¡No es lastimar, es consolar!
¡Amar es dar tu alma y corazón!
¡Sin esperar nada a cambio!
britozenair@hotmail
Zenair Brito Caballero
Todos estamos hechos de recuerdos, son como ladrillos en la construcción de nuestras vidas, y basta mirar hacia atrás; algunos hasta parecieran más latentes que nunca. Hay recuerdos que nos envejecen, entristecen y opacan; sin embargo hay otros, llamados buenos recuerdos, que sirven para impulsarnos con fuerza hacia adelante. Los buenos recuerdos pueden llenar nuestro vacío, encender la llama del amor, devolvernos la sensación de bienestar; pueden alegrarnos, acercarnos, provocarnos y potenciar nuestra luz propia. No existen quienes no tengan buenos recuerdos; porque los recuerdos están ligados a nuestra historia personal y deben existir momentos que valgan la pena recordar. Incluso algunos, hasta con nostalgia lo harán. Estas buenas situaciones a las cuales nuestra mente recurre, son las que transforman el rostro y nos dejan una agradable sonrisa. Me atrevo a decirles, que es bien interesante canjear los malos recuerdos por buenos, e ir así sustituyéndolos en la medida de nuestras posibilidades emocionales. Y cuando hablemos de los malos momentos, personas, sucesos, siempre rescataremos la enseñanza que eso nos dejó (porque siempre hay alguna). Aprenderemos, tal vez a “no recordar” algunos y recordar otros. No hablo de olvido, porque tanto la palabra olvido como la palabra recuerdo son verbos diádicos: necesitan de un par contrario para que tengan sentido. Por ejemplo: hace frío porque hay ausencia de calor, está oscuro porque hay ausencia de luz. Hablo de “no recordar”; que no necesariamente es haber olvidado. La mente actúa de la siguiente forma: hace un ejercicio de libertad, le asigna un valor a una fecha, un acontecimiento o a una persona y después concientemente la recuerda. No es fácil recordar cumpleaños, porque son muchas fechas, pero sí es fácil recordar cuando ya tienen un valor en nuestra mente, por ejemplo alguien que haya nacido en una navidad o en una fecha patria, es muy probable que lo tengamos más presente que otros, y eso sucede también con un trabajo, un proyecto, y más frecuentemente en el amor. Olvidar es la forma inconsciente de recordar. Lo que ayuda a que este inconsciente esté en silencio, son las posibilidades que tenemos de reemplazar una experiencia por otra mejor, entonces la memoria le asigna un mayor valor a la segunda; y la primera –se decir que- queda en el olvido. Tengo la bendición de charlar con amigos y recordar historias lindas, divertidas, anecdóticas, y hasta ridículas; pero que bien merecen un lugar en nuestra memoria. Cada etapa deja en nosotros ganas de quedarnos en ella, -aunque sea por algún instante- con algún pretexto, con alguna excusa…Recordar, es una forma de abrazar, de tocar, de acariciar, de oler a otras personas, que tienen un vínculo afectivo con nosotros. Recordar, es quizá –para algunos- la única forma que conocen de encender una ilusión.
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Zenair Brito Caballero
Padre del amor, dame suficiente fe para no rendirme y suficiente esperanza para avanzar con resolución. Dame, Señor, suficiente perdón para estar en paz y suficiente respeto para convivir en armonía. No te pido cosas materiales, sólo te pido tu luz y tu paz, tu amor gratuito, generoso y compasivo. Gracias por crearme y estar siempre conmigo, incluso cuando te siento lejano o sordo a mis oraciones. La verdad es que siempre estás conmigo pero no puedes hacer por mi lo que yo debo vivir. Mi alma necesita acrisolarse y pulirse en el exigente camino del amor, el desapego, el perdón y la entrega. Te amo y te adoro, te alabo y te bendigo. Eres mi fuerza y mi descanso. Eres mi Adorado. Con la amorosa compañía de tu Espíritu soy capaz de aceptar lo que sea, consciente de que todo es pasajero.
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¡Aprende a valorar la sabiduría de la serenidad!
Zenair Brito Caballero
¡Crea pausas en tu andar, aquiétate, serénate, apacíguate, aplácate, cálmate, medita y cavila! No seas como aquellos o aquellas que siempre buscan pretextos, evasivas, subterfugios para manipular e imponer sus puntos de vista. En el camino de la vida esos o esas viandantes terminan aislados, agobiados, atosigados, abrumados por la inquietud y la fatiga. Dios te puso en la tierra hombre y mujer, para amar a tus semejantes, para ser respetuoso, cuidadoso, considerado y noble, para no irritar a nadie y regalar luz y mucho amor. Eres sabio (a) e inteligente, si examinas tu conducta y eliges ser prudente, juicioso (a), reflexivo (a), lejos del orgullo y la superficialidad. Tu paz crece si lo material no te esclaviza, te subyuga o te oprime. Tu paz depende de una vida limpia, transparente y honesta. En este sentido tu libro de cabecera debería ser “la Utopía de Tomas Moro”, no “El Príncipe” de Maquiavelo. Puedes estar seguro (a) que el futuro será positivo, maravilloso, extraordinario e inusitado si amas a Dios, si sigues los principios cristianos, si eres recto, equitativo, ecuánime, justiciero y haces todo con un profundo amor.
britozenair@hotmail
¡HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE!
Zenair Brito Caballero
Ayúdenme a creer que esta frase en la práctica es real; porque todos sabemos que hoy en día, la mayoría de los matrimonios no duran toda la vida. Algunos llegan con fecha de vencimiento, otros pocos solo la muerte los va a separar y otros rogando porque la muerte los separe pronto, ¿verdad? El matrimonio es una de las instancias más lindas que el ser humano decide vivir, pero a diferencia de las otras, ésta solo se puede atravesar a dúo. En el sometemos a prueba nuestra paciencia, tolerancia y capacidad de entrega. Llegamos a el con muchas expectativas y esperanzas que sean cumplidas; y cuando descubrimos que la realidad no coincide con la ilusión del enamoramiento, nos sentimos frustrados. Sucede que el Príncipe Azul destiñe al primer lavado y la princesa –de pronto- se convierte en bruja. Hay algo que es muy elocuente y es las diferentes conductas que identifican los géneros. Por ejemplo, los hombres no demoran tiempo en sustituirnos por no saber estar solos; las mujeres, enseguida que aprendemos a cambiar una canilla descubrimos nuestra autonomía y nos arrepentimos por no haberla descubierto antes. Como manejemos la situación, son casi generalidades, donde el hombre es más frío en su manera de proceder aunque se esté perdiendo una buena mujer, y nosotras aunque nos hayamos librado de un “juerguista”, igual lo lloramos por largo tiempo como si fuera una gran cosa. Cuando hacemos un contrato de Matrimonio, ambas partes deben asumir con seriedad una serie de responsabilidades que tienen que ver con la integridad física, emocional y espiritual (entre otras).
El tema es que hay hombres y mujeres que fueron enseñados a temerle a los compromisos, a la responsabilidad de una familia y temerle a las dificultades. Me permito advertirles que no todo en el matrimonio es ”luna de miel”, también se viven dificultades y a veces la luna se convierte en hiel; y para afrontar los problemas hay que tener convicción de lo que uno quiere para ser feliz, ya sea estando juntos o separados. La vida de pareja es difícil, pero un camino por demás gratificante y enriquecedor, tiene que ver con la plenitud del ser humano. El matrimonio fue hecho para amar, y amar es una donación al otro; que debiera ser de por vida. Uno debe transformarse en estratega para construir junto al otro, sin perder auto-dependencia. Los matrimonios duran el tiempo que uno decida disfrutar junto al otro la vida; si uno de los dos pierde la capacidad de respeto, comienza a perder tiempo y hacer que el otro también lo pierda, cayendo en la rutina.
Cuentan que en la historia del mundo hubo un día terrible en el que el Odio, (el rey de los malos sentimientos), convocó a una reunión urgente a los sentimientos más oscuros del mundo y los deseos más perversos del corazón. Estos llegaron a la reunión con mucha curiosidad. Cuando estuvieron todos, habló el Odio y dijo:
»Os he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien».
Los asistentes no se extrañaron mucho pues el Odio siempre quería matar a alguien, sin embargo, todos se preguntaban entre sí quién sería tan difícil de matar para que el Odio necesitara a todos.
»Quiero que matéis al Amor», dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno quería lo mismo. El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo:
«Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto; provocaré tal discordia que no lo soportará».
Al cabo de un año se reunieron otra vez y el informe del Mal Carácter los decepcionó.
«Lo siento, intenté todo pero cada vez que sembré discordia, el Amor la superó y salió adelante».
Fue entonces cuando, haciendo alarde de su poder la Avaricia dijo:
«Ya que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y el poder; eso nunca lo ignorará». Y empezó la Avaricia el ataque hacia su víctima quien cayó herida, pero pudo vencer y se levantó de nuevo.
Furioso el Odio por el fracaso de la Avaricia envió a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas para hacerlo dudar al Amor y lastimarlo. Pero el Amor confundido lloró y pensó que no quería morir, y con valentía se impuso sobre ellos, y los venció. Año tras año, el Odio siguió enviando a sus más hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoísmo, la Pobreza, la Enfermedad y a otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía débil se esforzaba y todo lo superaba.
El Odio, convencido que el Amor era invencible, les dijo a todos:
»No podemos hacer nada más. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no pudimos». De pronto, de un rincón del salón se levantó alguien poco reconocido:
«Yo mataré al Amor», dijo con seguridad.
Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer, lo que ninguno había podido. El Odio dijo:
«¡Ve y hazlo!». Tan sólo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles que, luego de mucho esperar, por fin el Amor había muerto. Todos estaban felices, pero sorprendidos. Entonces aquel sentimiento dijo:
«Ahí os entrego el Amor totalmente muerto y destrozado», y sin decir más ya se iba.
«Espera», dijo el Odio, «en tan poco tiempo lo eliminaste por completo y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres?».
El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo:
«Soy la Rutina
¿DIGNIDAD U ORGULLO?
Zenair Brito Caballero
“El orgullo es una pasión mientras la dignidad es una cualidad”. Lo de afuera atenta contra el orgullo, mientras lo valedero, está adentro y se llama dignidad. El “qué dirán” maltrata al orgullo; el “qué dice tu interior” afecta directamente a la dignidad. Por eso, no se debe permitir que un equivocado concepto de orgullo lo lleve a maltratar su propia dignidad. Cuando se sienta maltratado desde un afuera, llámese, chisme, injusticia, deslealtad, infidelidad, manipulación, calumnia, desprecio… debería pensar antes de actuar porqué al tratar de “defenderse” de la injusticia, podría hacer cosas que maltraten su dignidad. Mientras el orgullo se manipula desde afuera, la dignidad es parte de su libre albedrío y no vale la pena perderla por defenderse del producto de pasiones humanas venidas desde afuera que pueden conducir a conductas de cualquier tipo, incluso violentas, lo que solo traerá como secuela el maltrato a la propia dignidad. Mientras conserve su dignidad, es muy poco lo que se pierde. Si se sale de casillas “por defender el orgullo”, es mucho lo que se perjudica y nada positivo lo que obtiene. Una de las armas más peligrosas que usan las personas, es la difamación y la deslealtad. Materialmente intangibles pero espiritualmente destructivas y por eso, se corre el riesgo de responder ante un intangible físico, como una calumnia, con un tangible físico, llámese golpe, bala, daño material o algo similar y así, se pasa de victima a victimario. Mientras se es victima, la propia dignidad permanece incólume, porque la verdad sigue siendo una, así el mundo entero se venga encima; pero cuando se permite una perdida del control de los impulsos, lo primero que se daña es la propia dignidad. El tiempo es un buen amigo para mostrar quien es quien. La impulsividad es el peor enemigo de cualquier persona, por buena y correcta que esta sea, porque degrada el comportamiento colocando a quién así actúa al mismo nivel indigno de quién genera la falta de respeto y además, dando pié para más y más agresiones. Acordémonos de la táctica maquiavélica: “de la calumnia algo queda” o de las tácticas de guerra que aconsejan dividir para poder vencer. “Cuando los dioses quieren destruirte, primero te enfurecen”… Una persona enfurecida queda rebajada a un nivel casi irracional y en ese momento se corre el riesgo de perder lo más caro, además del control de la situación: la propia dignidad. Aprender a mantener la dignidad evitando caer en la trampa del otro es una forma de conducta que todos deberíamos desarrollar. La violencia no satisface a nadie, ni borra infidelidades, ni injusticias, ni debilidades ajenas pues no deshabilita lo ya ocurrido. Si quiere sentirse sanamente orgulloso, mantenga su dignidad y deje que lo producido indignamente por las pasiones inadecuadas de los demás pasen tangencialmente, de tal manera que no afecten lo realmente valioso. Si Usted se conoce bien no debería dejarse afectar por el desconocimiento o lo agresivo que viene de afuera: Lo pueden atacar pero jamás, si no lo permite, tendrán cabida en su propio interior. Piense en seguir construyendo para mañana, recicle la basura y póngala a producir, es la única forma de crecer sobre los escombros que otros intenten dejar.
britozenair@hotmail.com
“Las mujeres sin dueño”
Zenair Brito Caballero
Para las solteras, las separadas, las divorciadas, las viudas, ¿y porqué no?, las casadas; este es un cumplido a nosotras las mujeres que aplaudo, porque luchamos mientras el cuerpo aguante, las que aún siendo consideradas el sexo más débil -sin esfuerzo- hemos demostrado lo contrario, por eso: merecemos respeto y consideración. Por la fuerza, el tesón, la lucha; porque nuestros días tienen cortas las noches, simplemente porque el día comienza antes que el de todos y termina muy entrada la noche. Les ovaciono porque muchas veces hemos dejado atrás nuestros proyectos de vida personal, para oír el llamado que trajo nuestro vientre: la llegada del hijo; y así nos tornamos maestra, enseñamos, empujamos y encaminamos a otras mujeres y al género de enfrente “al hombre”. Nuestra naturaleza nos hace capaces de vencer las estructuras, el “no se puede” y el miedo; ese que paraliza y no permite el cambio. Me pongo de pie ante mi misma y ante todas las mujeres, porque si nos caemos nos levantamos y seguimos; si nos lastiman y nos abandonan dejamos que las heridas se curen mientras avanzamos en el camino, aunque nuestro corazón esté “en carne viva”.Nos veo meritorias, arrolladoras, provocantes, audaces, y más bellas, más jóvenes, más mujeres. Nos sienta bien el ser madre y el ser abuela. Por eso soy feliz por ser mujer; porque doy abrigo, doy cobijo y protección a mis hijos y a mis nietos; y sigo adelante, además porque sé que por mis hijos no me detengo, siempre voy por más sin medir el riesgo. Soy mujer, madre, abuela, profesional, hermana, amiga, por eso soy testigo que mi cuerpo no conoce el cansancio, el frío, el no dormir horas seguidas en las noches por un hijo enfermo. Mi cuerpo ya se ha olvidado de un abrazo apretado, de besos de amor, de un ramo de flores semanales, de regalos permanentes cómplices para tapar la traición masculina y de una cena a la luz de las velas en mi cumpleaños. Mis sábanas no abrigan ni abrigarán otro cuerpo, más que el mío. Mis manos y mi corazón no son otra cosa que el sostén de mi propia vida. El tiempo vuela para mi, porque si sumas unos pocos meses se transforman en años, y los años en luchas que no dejan que me detenga por si aparece un nuevo sueño, no tengo tiempo…En unos años mi pelo se morirá y se pintará de blanco, mis huesos se achicaran y se me arrugará la piel, pero mi convicción no tiene edad, siempre le soy fiel a mis principios morales y cristianos sin importar si están de moda. Porque es ese el ejemplo que quiero dejar, es el mejor testamento que escribo, es la herencia que mis generaciones venideras gozarán. Hoy, reconozco a todas esas mujeres jóvenes valientes, porque dejan su perfume a tregua, porque son convictas por robar en el amor, y lo mantienen en silencio. Callar sus anhelos, sus sueños, sus ganas de estar a dúo. Su piel, es mejor callada. Estas mujeres son las que luchan por la igualdad de condiciones, por la justicia, por la fe y el amor. Luchan para que los niños tengan abrigo, y las de su misma condición no sean desamparadas. Son ellas las que nunca se enferman, las que andan los días de lluvia, las que muy temprano van a hacerse un chequeo clínico sin que nadie lo sepa. Son los seres humanos más ricos, de tantos buenos sentimientos. Las que supieron acunar con la mayor alegría y enterrar con mucha tristeza sus dolores, sus agonías y sus penas. La vecina, la maestra, la peluquera, la psicóloga, la medico, la modista, la contadora, la almacenera, son muchas las que rodeadas de afectos estamos solas, porque no tenemos dueño. Como bien describe mi amado cantautor ROBERTO CARLOS: “Mujer frente a la vida, tú estas de pie.” britozenair@hotmail.com
“LAS CICRATICES DEL ALMA”
Zenair Brito Caballero
¿Qué son las cicatrices? Son esas señales que quedan después del saneamiento de una herida o una llaga. ¡Bueno! eso diría un cirujano. Pueden ser el resultado de una infección, una cirugía o una lesión. Aparecen en cualquier parte del cuerpo: hay unas planas, abultadas, hundidas o coloreadas. Como sea, las cicatrices son huellas imborrables; pero también señales importantes en nuestras vidas. ¡Claro! para el caso de las cicatrices del alma, convendría precisar que las cicatrices de las que hablamos, no son aquellas que se plasman en la piel; sino las que quedan impresas en el corazón, en los sentimientos, en nuestras emociones. Y aunque muchos sostienen que las mejores cicatrices de la vida son las canas y las arrugas, en realidad ellas son las que nos marcan el camino hacia la excelencia. ¿Quiere varios ejemplos? Un labrador que ha cultivado su tierra, tendrá buenas cosechas; una madre dedicada a sus hijos, siempre criará hombres y mujeres de bien, con valores cristianos y excelente ejemplo de moralidad; un profesor universitario dedicado, formará a los grandes profesionales del mañana. En los tres casos, quedarán huellas: en el del labriego, aparecerán las manos curtidas; en el de la madre, surgirán las canas y las arrugas y la satisfacción del deber cumplido; y en el del docente, vendrá el regocijo de saberse admirada por sus alumnos, pero también le llegará el cansancio. Sin embargo, ese trío siempre triunfará. Las cicatrices también nos recuerdan las cosas negativas. ¿Quiere otros ejemplos? Cuando nos ven como unos hombres o mujeres aborrecibles, es porque poseemos un exceso de orgullo, jactancia, petulancia y falsa humildad; cuando hacemos el ridículo, es porque nos pasamos de fatuos o presumidos; cuando no alcanzamos nuestras metas, es porque alimentamos la pereza, la flojera y la molicie. Si no corregimos, perdemos. Pero si componemos el camino, ganamos en templanza, humildad y serenidad. Las cicatrices nos recuerdan algo. Y aunque ese ‘algo’ sea malo, al final debemos tener presente que cada error, deja abierto el camino para no volver a caer en él. No vivamos criticando la vida porque en nuestras sendas hay muchas piedras; mejor veamos cómo podemos conseguir las palancas necesarias para alejar esas rocas de nuestros caminos. ¿Cómo cicatrizar? ¡Perdonando! Eso sana la memoria, el corazón y los sentimientos y le hace ver la vida más nítida. Si se niega a hacerlo, al final se castiga usted mismo. Recuerde, pero sin que le duela. Para qué seguir llorando el abandono de un mal padre a sus legítimos hijos, hijas y nietos. Olvidar los malos momentos, es extirpar del cerebro un tumor dañino, un tumor maligno. Libere de su entendimiento aquellas situaciones que le sacan la chispa. Todo lo que lo atormente es malo. No tenga resentimientos ni haga planes contra los que le hicieron algún daño. Dios tiene antipatía hacia los que juran venganza. Sea el primero o la primera en reírse de usted mismo (a), sobre todo antes que los demás lo hagan. Cuide y domine los sentimientos del corazón. En las situaciones angustiosas, mencione palabras optimistas y entréguese a Dios y a Jesús. ¿Piensa en bobadas? Es algo más suave que la depresión. Sin embargo, es irreprochable y frenética, es una sucesión vertiginosa de emociones sin sentido que nacen en un hoyo en la barriga y se traducen en bostezos y malas caras. Es la angustia existencial, dicen los filósofos intelectuales; es el estrés, sostienen los psicólogos. Cada cierto tiempo aparece como una arruga en el pensamiento, en el ánimo y en el aire mismo. No existe ningún estudio al respecto. No falta quien asegura que se la inventaron los jóvenes para estar siempre aburridos del mundo. Unos la tildan de ‘malpa’. Tiene preámbulos que inmisericordemente algunos llaman ‘locha’. Lo peor es que es una de las cicatrices modernas, de aquellas que estamos en mora de desterrar. ¿Aburrido? ¿Aburrida? ¿De qué? No siga con esos días en que se mira al cielo, al piso o se emborracha para encontrar una respuesta, cuando todo lo que busca está en su pensamiento, en su propia conciencia. Dios no tiene la culpa. Cuando nos cae una desgracia o sufrimos un accidente, enseguida nos cuestionamos: ¿por qué yo? Y a veces podemos preguntarnos ¿qué mal he hecho o qué pecado he cometido para que Dios me castigue así? No podemos conservar la visión del Dios castigador porque Dios es amor. Cuando pensamos en que Dios nos ‘pellizca’, es porque perdemos de vista lo que es nuestra meta, perdemos de vista hacia dónde vamos. Al olvidar eso tan importante, creemos que a los seres humanos Dios nos castiga o nos premia en esta vida. Ojo: somos nosotros mismos los que decidimos condenarnos o castigarnos por el mal que hemos hecho. También es importante tener en cuenta que somos nosotros los que distorsionamos en nuestras mentes cada situación de sufrimiento, para hacerla ver como algo que Dios ha hecho para hacerle daño al alma. En todo caso, en el plan del Altísimo las cosas son muy distintas a como las vemos los seres humanos. El Señor tiene toda la “visión de conjunto” de nuestra vida, ya que Él es un ser infinito en todas sus cualidades. Entre otros atributos, Dios es bueno, justo y sabio. ¿Hemos pensado alguna vez, por ejemplo, que a veces hemos recibido favores que no nos merecemos? Lo mismo puede aplicarse en el sentido contrario, en relación con el sufrimiento: a veces lo merecemos y a veces, a nuestro modo de ver, tal vez no. Las cosas son así, porque en la justicia divina ni el sufrimiento en esta vida es proporcional a la culpa, ni el premio es proporcional a los méritos.
1 comentario:
Excelentes todos y cada uno de tus articulos, como dijo Osho refiriendose a Kahlil Gibran cuando escribes pareciera q fuera el Universo quien a penetrado en ti y a hecho fluir en tus pensamientos y en tus dedos al escribir toda esas maravillosas escrituras, a veces andamos en la vida cual cadaveres ambulantes y hacemos de nuestras almas y corazones un vasto cementerio, y olvidamos q si existen razones para sonreir con cada despertar....
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